sábado, 7 de febrero de 2015

POESÍA: DEL HOMBRE Y LA TIERRA (1)



1
Un pueblo nace
de las cenizas de una guerra
y en ese pueblo todos saben
cual es desde siempre su lengua.
Pueblo con sabor a llama
de hoguera,
a seda
de gusanos
que comen morera,
a agua de una acequia,
a sol del cielo
que sobre el pueblo vuela,
a tierra
con agua que se riega
y a tierra
de secano
con olivos y plantas que crecen entre las piedras.
Ese es mi pueblo de adopción
y el de aquel hombre de alma serena
que jugaba con las letras
y contestaba siempre con una palabra certera.

2
En el pueblo sus gentes viven
siempre a la espera
de unas buenas cosechas.
Es por eso
que sus fiestas
son malas o buenas
en función
de que la cosecha
sea grande o pequeña.
Vive el pueblo
a sus anchas
sobre un promontorio que se eleva
sobre una huerta tan verde
que quien por ella camina se siente ave ligera.

3
Tiene el pueblo plaza,
ermita e iglesia,
casa de la cultura
con pinturas que llenan
su bóveda
y una casa de la Música
de esas de solera
pues en ella se forman
quienes harán con la música su carrera.
En el pueblo todos esperan
el día grande de sus fiestas
en que la Virgen del Pueblo se pasea en honor de multitudes y gritos de pasión ciega.

4
Vuelvo al hombre
que vivió siempre
en la esperanza plena
de que aquello que quería
fuera
algo más
que una gota de aceite
en una botella de agua
disuelta.
El hombre
y el joven
y el niño
y su país circunscrito
a la esfera
de la lengua en uso
de los pueblos
de esas tierras.

5
Tierra es ésta
anclada en costumbres
que se cuidan y respetan
como si fueran
parte de esa comida
que a las casas llega
para ser consumida sobre la mesa.
Pueblo laborioso
sus gentes
viven del fruto de sus tierras,
de la industria y de todo aquello que a un pueblo le sirve para crear leyenda.

6
No es nada
el hombre
sin la tierra,
sin sus costumbres
y sin su lengua.
Por eso el hombre lucha,
por eso el hombre se desespera,
por eso el hombre vive siempre
con la vista puesta
en aquello que le gusta
y en lo que suponga para su pueblo referentes
que lo saquen de la sequía
que mata las buenas cosechas.

7
Cae el sol
sobre estas tierras
y se pega
a las piedras
como si en ellas
buscara su segunda residencia.
Sol de justicia
se llenan las huertas
de esa luz del levante
que Sorolla plasmo con gran destreza.

8
Hombres y mujeres
llenan los espacios
desde aquellos tiempos en que se poblaron estos espacios
con culturas ancladas en una protohistoria de la que queda
una necrópolis ibérica
y restos que denotan el paso de los romanos por estas tierras.
Llegaron otros tiempos
y estas tierras
se repoblaron con gentes nuevas.
De todo ello
algo queda
y el pueblo crece y eleva su nivel de competencias.

9
Llega la noche
tan quieta
que todo queda
bajo el manto de estrellas
sumido en el silencio
que deja
el reloj de una torre
y las campanas de sonidos secas
que anuncian durante el día rayos y tormentas.

10
Le duele al hombre
la incultura
de quienes gobiernan
y con sus políticas concretas
se olvidan de esa ética
tan necesaria y cierta
que sin ella
las raíces de los pueblos se secan.

Autor de la poesía: José Vicente Navarro Rubio





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