La hierba crecida
sirve de exquisito pasto,
manteles aparte.
La bomba que cae
y con ella la muerte,
rompiendo ilusiones.
Pasa el tren
y en ello calla el viento,
muy buenas tardes
Ellos los parados
con su mala suerte
mortajas tejen.
El pez fresco
con sus ojos brillantes
bien él se come.
Ríos crecidos,
cataratas salvajes,
en el alto bosque.
Seamos solidarios
con los que menos tienen,
que nadie pase hambre.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario