sábado, 23 de mayo de 2015

JOSE RIZAL, UN TAGALO HISPANIZADO (POEMA: MI ULTIMO ADIOS)

Entre España y Filipinas. Jose Rizal, escritor

FUENTES: María Dolores Elizalde Pérez-Grueso
José Rizal solo vivió 35 años. Nació el 19 de junio de 1861 y murió el 30 de diciembre de 1896, cuando aún no había cumplido los 36. Sin embargo, ese breve periodo fue un tiempo apasionante, en su propia vida y en el entorno que le rodeaba. Unas décadas luminosas de transformaciones aceleradas que, como todo tiempo de cambio, conllevaron esperanza e ilusión en el progreso personal y nacional, pero también momentos de frustración y traumatismo. En esos años se escenificó, además, en aquellas Filipinas integradas en el imperio español, la lucha de dos dinámicas irreconciliables: el convencimiento de la necesidad de reformar para poder progresar frente al deseo de mantener el statu quo para que nada cambiara.

FUENTE: EL MUNDO


Donoso, con su edición. | Efe 

Las novelas del héroe nacional filipino, José Rizal, consideradas obras maestras de la literatura del país asiático, recobran tras décadas de olvido el español en el que fueron creadas con una edición basada en los manuscritos originales. 

La colección Filipiniana Clásica, financiada por la fundación local Vibal con la colaboración del Instituto Cervantes, arranca con un volumen bilingüe en inglés y español de 'Noli me tangere', considerada la obra magna de las letras filipinas y publicada por primera vez en Berlín en 1887. 

"Era casi imposible encontrar la edición en español en Filipinas. Propuse hacer este trabajo porque como lector lo considero necesario para que los aficionados a Rizal dispongan de la versión original", explica a Efe Isaac Donoso, filólogo español que ha dirigido la nueva edición. 

En las últimas décadas se habían realizado cuatro ediciones del 'Noli Me Tangere' en castellano con la ortografía actualizada, una en Venezuela y tres en España, pero ninguna en Filipinas, donde la obra se estudia en todas las escuelas en inglés y tagalo. 

Donoso subraya que "es la primera vez que se lanza una edición crítica, con anotaciones de contexto histórico y cultural y con una historia textual" de la obra. 

Para ello, el lingüista ha estudiado minuciosamente una copia escaneada del manuscrito original y ha ido descifrando cada uno de los tachones que el autor filipino fue dejando, lo cual le ha permitido incluir en las notas a pie de página las palabras que Rizal optó por eliminar del texto. 

"La primera edición es la base, pero tenía cerca de 1.000 pequeños cambios con respecto al manuscrito. Hemos tratado de respetar la voluntad del autor", subraya. 

Tras su primera aparición en Alemania, donde Rizal residía temporalmente, la novela fue prohibida en el archipiélago por las autoridades coloniales españolas, que la consideraban "subversiva" por describir los abusos de los frailes y de los gobernantes provenientes de la metrópoli. 

Rizal fue fusilado en 1896, a los 35 años, acusado de sedición por el régimen español, aunque nunca defendió abiertamente la independencia filipina, sino que abogaba por que las islas constituyeran una provincia española de pleno derecho y por el fin de los abusos a los nativos. 

"Para un filipino es la obra cumbre del país. Por ella mataron a su autor, tiene un significado profundo", explica Donoso. 

El título está en lengua latina y significa "no me toques", en referencia a un pasaje de la Biblia en que Jesucristo pronuncia esa frase ante María Magdalena después de su resurrección. 

Con ello Rizal quería resaltar que nadie antes se había atrevido a tratar algunos de los asuntos centrales de la novela. 

Esta nueva versión se enmarca dentro de los actos de conmemoración del 150 aniversario del nacimiento de Rizal, oftalmólogo de profesión y considerado el héroe de la independencia de Filipinas. 

Aunque ideada para su comercialización en las librerías filipinas, Donoso destaca que la obra será reeditada en los próximos meses por el Instituto Cervantes dentro de la colección 'Clásicos Hispanofilipinos' para llegar al público hispano. 

Donoso, afincado en Manila desde hace ocho años, ya trabaja en una edición similar de la otra gran obra de Rizal, 'El filibusterismo', segunda parte de 'Noli me tangere' publicada por primera vez en 1891 y también una referencia ineludible de la literatura filipina en español. 

Menos del 3% del total de la población de Filipinas habla español, que a mediados del siglo XX perdió su estatus de idioma de la intelectualidad filipina a favor del inglés, instaurado por Estados Unidos durante su colonización.




José Rizal, 1896

Mi último adiós
¡Adiós, Patria adorada, región del sol querida,
Perla del mar de oriente, nuestro perdido Edén!
A darte voy alegre la triste mustia vida,
Y fuera más brillante, más fresca, más florida,
También por ti la diera, la diera por tu bien.

En campos de batalla, luchando con delirio,
Otros te dan sus vidas sin dudas, sin pesar;
El sitio nada importa, ciprés, laurel o lirio,
Cadalso o campo abierto, combate o cruel martirio,
Lo mismo es si lo piden la patria y el hogar.

Yo muero cuando veo que el cielo se colora
Y al fin anuncia el día tras lóbrego capuz;
si grana necesitas para teñir tu aurora,
Vierte la sangre mía, derrámala en buen hora
Y dórela un reflejo de su naciente luz.

Mis sueños cuando apenas muchacho adolescente,
Mis sueños cuando joven ya lleno de vigor,
Fueron el verte un día, joya del mar de oriente,
Secos los negros ojos, alta la tersa frente,
Sin ceño, sin arrugas, sin manchas de rubor

Ensueño de mi vida, mi ardiente vivo anhelo,
¡Salud te grita el alma que pronto va a partir!
¡Salud! Ah, que es hermoso caer por darte vuelo,
Morir por darte vida, morir bajo tu cielo,
Y en tu encantada tierra la eternidad dormir.

Si sobre mi sepulcro vieres brotar un día
Entre la espesa yerba sencilla, humilde flor,
Acércala a tus labios y besa al alma mía,
Y sienta yo en mi frente bajo la tumba fría,
De tu ternura el soplo, de tu hálito el calor.

Deja a la luna verme con luz tranquila y suave,
Deja que el alba envíe su resplandor fugaz,
Deja gemir al viento con su murmullo grave,
Y si desciende y posa sobre mi cruz un ave,
Deja que el ave entone su cántico de paz.

Deja que el sol, ardiendo, las lluvias evapore
Y al cielo tornen puras, con mi clamor en pos;
Deja que un ser amigo mi fin temprano llore
Y en las serenas tardes cuando por mí alguien ore,
¡Ora también, oh Patria, por mi descanso a Dios!

Ora por todos cuantos murieron sin ventura,
Por cuantos padecieron tormentos sin igual,
Por nuestras pobres madres que gimen su amargura;
Por huérfanos y viudas, por presos en tortura
Y ora por ti que veas tu redención final.

Y cuando en noche oscura se envuelva el cementerio
Y solos sólo muertos queden velando allí,
No turbes su reposo, no turbes el misterio,
Tal vez acordes oigas de cítara o salterio,
Soy yo, querida Patria, yo que te canto a ti.

Y cuando ya mi tumba de todos olvidada
No tenga cruz ni piedra que marquen su lugar,
Deja que la are el hombre, la esparza con la azada,
Y mis cenizas, antes que vuelvan a la nada,
El polvo de tu alfombra que vayan a formar.

Entonces nada importa me pongas en olvido.
Tu atmósfera, tu espacio, tus valles cruzaré.
Vibrante y limpia nota seré para tu oído,
Aroma, luz, colores, rumor, canto, gemido,
Constante repitiendo la esencia de mi fe.

Mi patria idolatrada, dolor de mis dolores,
Querida Filipinas, oye el postrer adiós.
Ahí te dejo todo, mis padres, mis amores.
Voy donde no hay esclavos, verdugos ni opresores,
Donde la fe no mata, donde el que reina es Dios.

Adiós, padres y hermanos, trozos del alma mía,
Amigos de la infancia en el perdido hogar,
Dad gracias que descanso del fatigoso día;
Adiós, dulce extranjera, mi amiga, mi alegría,
Adiós, queridos seres, morir es descansar.



José Rizal, 1896

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