Con esta luz el silencio no miente
se viene,
el solo a hurtadillas
a comer
viejo, él, a la comisura
de unos labios
que invitan
a la meditación profunda.
El silencio ayuna,
masculla entre dientes, guijas,
sobre el surco
de la vaina caídas.
Con esta luz
y con esta angustia
duerme tranquila
la araña furtiva
que de la tela tendida
se lleva
a las profundidades
de una despensa de alimentos bien provista
a su víctima.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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