La roca como silencio
que nos llega,
en una eternidad de mañana,
cayendo, carretas de soles tiradas
por aires secos que abrasan.
Se levanta, sin heridas,
sana, la ciudad,
que calla,
entre murmullos de ancianas
descolgándose por las calles
saliendo de entre las ventanas,
entre ecos
y sombras que engañan
a un barranco,
voz seca,
garganta apagada,
en un fondo tranquilo,
lienzo con migraña
esculpido en la tierra
a través de años
de corrientes de aguas.
La mañana como testigo,
puntiaguda lanza,
que se lleva las entrañas
de un pueblo Bocairent,
hacia las largas sierras,
casi montañas,
tan peladas unas
y las otras tan llenas de olores
que abrasan, las miradas,
de quienes viven a la espera,
de hacer de su pueblo,
la capital, de las nostalgias.
Autor de la poesía: Jose Vicente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario