En la plaza, de l'Alcúdia, resucita
el amor profundo por lo antiguo.
El aroma de los cariqueños medio fundidos
en los labios secos de los labradores los domingos.
La cazalla, oro liquido,
esperando el trago oportuno.
La pared reconvertida en fachada
de un banco que hostiga a sus clientes
con especial cariño,
sin saber que por allí hubo un casino
donde se enseñaba a leer
y donde los jornaleros sin otra cosa que dolor en sus bolsillos
aprendían que la lucha forma parte de sus destinos.
Por un minuto, en la plaza,
entre ruinas y niños,
se alza un pino
del cual pocos saben
que un día fue sometido a un severo juicio
del cual salió fortalecido..
Cruzo por la plaza y miro
hacia el lugar donde un día un coche de negro vestido
me llevará camino de un reposo siempre merecido.
Tan la plaza llena de domingo
que todo lo que veo,
que todo lo que miro,
me parece a las cuatro de la tarde,
siempre camino de otros destinos,
la plaza que durante siglos sirvió de cobijo
a las bienvenidas golondrinas,
esas que construyen sus nidos
bajo los soportales de los edificios antiguos.
El aire me llena,
de él respiro,
cuando cruzo por la plaza
y miro
como la tarde se come
con su aliento de dragón del Medievo con castillo
la sonrisa de las nubes al pasar, siempre camino, de la mar inmensa, mi cobijo
Autor de la poesía: Jose Vicente Navarro Rubio
Autor de la poesía: Jose Vicente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario