martes, 21 de julio de 2015

POEMA A UN CIELO QUE DIBUJABA LLUVIA




Y era el cielo
la posesión mía,
el alma de las aves,
la sonrisa
de la lluvia
entre las nubes
oculta.

Aguacero
sin más teoría
aquel día
caía
a esas horas
en que se oía
un cántico elevado
que llamaba a misa.

A resguardo
por aquello
de
las
dichosas
pulmonías,
pleura
inflamada
muerte
segura,
tras la ventana
veía
al perro agazaparse,
a las gallinas
dentro de una tinaja
observar
el paso de una vida
que sin huevos
que poner
ni crías
a quienes enseñar
su canción de cuna
es tan ligera
que solo pesa
como un gramo de verde uva.

Década de los 50
a través
de una vieja
fotografía
veo a unos niños
como miran
el objetivo
que un día
elevará sus vidas
a la categoría
de casi curiosidad científica.

Pasa el carro
y se detiene la mula
que desea
después de ser desuncida
un merecido rancho
de paja y ortigas.

Es la monotonía
la que se trasmite
en esos pueblos
con tantos años de vida
que hasta
las viejas piedras
de las paredes
revestidas
de palabras íntimas
musitan poesía.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio  

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