miércoles, 22 de julio de 2015

POESÍA: EN PINAREJO ESTA HISTORIA HACE 250 AÑOS CORRÍA COMO LA PÓLVORA


Todo lo que pueden leer a continuación fue escrito, en mitad de un estornudo, en el día de hoy, 22 de julio del año 2015, a 24 horas, justas de ese gran día que para Pinarejo significa, su mayor de los días, pues 250 años, no se si de libertades pero si de muchas angustias, nos preceden, con más o menos gusto, entre chotacabras, gurruminos y muchos escalabraos que los hubo, en tiempos de poner mojoneras y de quitar privilegios a los del Castillo de Garcimuñoz, que así le dicen, o de Garcijudea, por los tantos de los tantos judíos, de buenas familias y registradores de la Corte, que tuvieron en dicha villa casa y hospedaje, por los siglos de los siglos. Amén, Jesús, hermosos, todos, míos.

Buenas personas todos los pinarejeros y pinarejeras han llenado el mundo, en su poco o mucho, de hijas e hijos que llevan el nombre de Pinarejo corriendo por su sangre como si fuera un río de fértiles aguas. Allí donde tiene su estancia un pinarejero, hay algo de Pinarejo, por eso los que viven en el pueblo y los que desde fueran se asoman a él todos los días formamos un buen solaje, solajina o solanera, de calores efectivos, hacia todo aquello que tiene que ver con lo nuestro, ya sean estas costumbres como formas de ver la vida, con ese humor socarrón, de pocas palabras pero muy efectivo, pues da en el clavo a la primera y más si es acompañado de alguna sentencia, ejemplo de ello: "Gentuzo, toos vosotros, dejaos de asomaros a esta página, quitaos las legañas, coger el legón y hasta que no le quiteis el robín del filo y le saqueis brillo no dejeis de trabajar que los olivos parecen matojos  y van a dar en vez de aceitunas bellotas". O esta otra: "Le pilló su madre con tos los pingos fuera, a escondias, detrás de la Plaza de Toros, La Piñonera y del sofocón que le entró se puso más colorá que un ababol, aunque más colorao le pondrían luego el culete"

Forma parte este preludio, con sabor a música extraña, del libro que estoy escribiendo, que a lo seguro verá luz, antes de lo que nadie piensa, creo que antes de finalizar año, no digo cual. Lleva por título, el fajo de hojas, con su portada, contraportada, erratas, con prólogo e índice, al caso: "Pinarejo, siempre en el recuerdo"

No hay pueblo
que se digne de ello,
que no tenga
en su recuerdo
historia de amor
con sus respectivos celos
y Pinarejo
para que no se diga
que no está en esto
tuvo la suya,
sin muchos estruendos
para aquellos, por entones,
estoy en lo cierto,
vetustos tiempos
en que del Castillo, Pinarejo,
va a dejar de ser
como un viejo pellejo
para convertirse en estimable pueblo.

Un día de adviento
un tal Melgarejo
que en el Castillo tenía familia y  mucho cuento
va a decidir con mucho revuelo
convertir a Pinarejo en villa, con todos sus derechos.

Negros nubarrones va alzar
esta osadía sin igual
pues los de Castillo
eran diestros
en atar con amenazas y tormentos
a quienes de sus brazuelos
marcharse querían lejos.
Tomen por caso a La Almarcha
con largo pleito
y lo mucho que en ello corrió
la tinta y la sangre en los dos pueblos.

Todo esto
lo de Pinarejo
se debía, por cierto,
a un amor creciente
que sentía
el tal Melgarejo
por una moza del Pinarejo
que así dicen. atentos a ello,
le demostraba su mucho amor
y poco ceño:

"Te quiero mi amor,
dulzura de mi vida,
más si tienes familia en El Castillo
y en Pinarejo
casas con patios  grandes y pequeños,
tierras, ganados, viñas y huertos,
y una doncella que te quiera
con amor sincero,
tienes que convertir en villa
al dicho lugar, mi pueblo, del Pinarejo,
para que tu enamorada
no tenga celos
de esa torre alta,
a los buenos vientos,
que es de Pinarejo,
el ojo que eternamente  vigila lo nuestro"

El enamorado
que por su amada se moría
tal y como les cuento
leía y leía,
esos versos
de su amada,
¡su vida!
y con la esperanza plena
en sacar provecho
a lo que ella le decía
se va alzar contra el Castillo
y tras recoger firmas a cientos
va a pedir a su rey
que hiciera villa a Pinarejo
con todos los derechos
que La Almarcha ya tenía
desde los tiempos de su abuelo.

En la casa de los Melgarejos
se temía por ello.
Mucha era la osadía
y el entuerto
de ese familiar, casi perfecto,
que anteponía sus amores a sus derechos
de Melgarejo en el Castillo, hidalgo por juramento.

"Hijo, mira, decía su padre,
entre grandes lamentos,
por la Orden de Santiago
a la cual nos debemos,
ten por presente
lo mucho que te queremos
pues siendo ancestro del Castillo,
Señor de todo lo nuestro,
con tierras y casas, títulos, viñas y huertos,
oficios de alcaldes, escribientes y fieles servidores del clero
si sigues en lo tuyo persiguiendo
tendremos con los del Castillo algún que otro pleito"

"Padre, porque te quiero,
va a contestar, el hijo, al momento,
lo que te cuento
lo hago muy contenido de amor
hacia la mujer que más quiero.
Por ella daría mi vida,
más siendo ella del Pinarejo
y yo con familia en El Castillo,
villa y natural pueblo,
hasta ahora de todo lo que veo,
renuncio a  todos mis derechos,
y me voy a Pinarejo
para poner mojoneras
tal y como escrito llevo
en un muy real documento,
para que nadie diga
que allí en Pinarejo
el término del Castillo llegan
hasta dos palmos del pueblo,
cerca de la casilla
donde un guardia
desde siempre atento
vigila que nadie meta la mano
en posesión alguna
que no sea la que consta en escritura o testamento"

Aun con un cierto desasosiego
la carta imprime sello,
y de la forma
que ahora les cuento,
la familia
de ese Melgarejo,
que tanto al Pinarejo lleva dentro,
así replica con mucho conocimiento:

"Por aquí quedamos los tuyos,
jóvenes, mayores y más viejos
a la espera, en ello,
de que no te produzca lo nuestro
ningún desasosiego.
Ten por cierto
que defenderemos
si hiciera falta
con pólvora y hierro
cualquier levantamiento
contra la persona que más queremos
 Agradecer tu empeño
en extender nuestro linaje
como las estrellas
del firmamento
siempre luciendo
ese escudo de armas
tan viejo
que de él se sabe que hubo escarmiento
allí donde alguien se alzó
contra un Melgarejo.
Te recuerdo
que no abandonaremos nunca
a ningún Melgarejo
por mucho que nos lluevan desde guijas hasta buñuelos"

Respira el enamorado
y hacia Pinarejo marcha
cabalgando en buen jumento
con sirvientes
y escribientes
de altura de más de dos cerros
entre ellos
uno al que llamaban Olmedilla,
que por la Cuesta de la Varga,
bajando un repecho
va a comenzar a escribir
en un pellejo
de piel de cabra curtida,a pelo,
todo aquello
que le era agradable a su temperamento:

"Las tierras estas de Pinarejo
son de páramo abierto
en los largos inviernos
con grande hielos.
Grajos en una cueva veo
y tantos majuelos, olivos y viñedos,
pinos y carrascas
y chaparros pequeños cuento
con las yemas de los dedos
que todo por lo que por aquí se cría,
entre lagunas,llanos y cerros
parece sacado de un libro de cuentos"

"Corren las perdices entre las viñas
y con ellas los conejos,
mientras las liebres
despuntan en los vallejos
al tiempo que comen
sin más miramientos
verdes hierbas,
y ababoles tiernos
que sus dientes siegan como si fueran finos, de oro, filamentos".

"A lo lejos se ve Pinarejo
que parece, así lo siento,
mejor villa
que esta del Castillo Viejo
sobre la que recayó
cual juramento
muchas desgracias en otros tiempos,
en un día ciego,
noche negra para más tormento,
en que un poeta
murió tristemente defendiendo
lo que su reina le pidió mediante juramento.
Jorge Manrique era el poeta
y se le conocía en ello
por unas coplas a su padre muerto
que los aires expandían
por allí donde el poeta pasaba recitando versos".

"Los pinarejeros a nuestro paso saludan
pues saben que este Melgarejo
que en Pinarejo tiene puesto su empeño
no rendirá armas ni dejará que le tomen el pelo".

"Grandes corrales
a nuestro paso quedan,
parecen desiertos,
entre casas llenas
de mucha vida y rezos
al tiempo que veo
la plaza con un gran pozo
y silo donde depositar todo aquello
que engordaba a los dueños
del Castillo y resto de terrenos
de un Marquesado venido a menos"

"Pesaba como una arroba
de clavos ardiendo
a los del Castillo
aquellos tributos y diezmos
que dejarían de percibir
por los buenos oficios hechos
por aquel hasta entonces
suyo Melgarejo
y a partir de ahora, para ellos, ladronzuelo".

Cierra página en esto
el tal Olmedilla
por este día
tan de emociones lleno,
y más observando,
estamos en ello,
por momentos,
los muchos abrazos tiernos
que tuvo la comitiva en Pinarejo
por parte de chusmos y buhoneros
que al paso ni cortos ni perezosos salieron
hasta más allá de las olivas de un tal Pellejero.

En la plaza espera
la doncella y todo el resto del pueblo
a este Melgarejo
que quería
hacer del Pinarejo
su pueblo.

Descabalgado
y muy tenso
beso ella a Melgarejo
y el repitió el beso
en mitad de la plaza
a la vista
de todo el pueblo
que allí se citan
para este gran evento
de declarar la soberanía plena de su pueblo
con flautas y tambores
como si aquello
fuera el comienzo
de una gran historia
que a lo visto desde lejos
ha durado 250 años
que saben a caramelo.

No mintió aquel Melgarejo
que a Pinarejo hizo villa
sin tener remordimientos
de aquel otro  pueblo
del cual un día marchó
con viento fresco
para hacer del Pinarejo su verdadero pueblo

En Pinarejo por fin villa,
reinaba la paz y el sosiego
aunque de vez en cuando
se oían chismorreos
que decían sin aspavientos
que por el camino del Castillo viejo
hacia Pinarejo,
con solanas como chuzos cayendo,
venían nubes grandes de polvo negro
trayendo en su más profundo seno
escondido un batallón de castilleros
dispuestos a llevarse hasta el infierno
todos los mojones puestos
por los soldados del Rey en Pinarejo
con el fin de volver a juntar términos
y dejar sin efectos
las escrituras selladas por el Real Consejo

Autor : Jose Vicente Navarro Rubio

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