viernes, 24 de julio de 2015

POESÍA: LA CALLE ES NUESTRA

No se si llegó el poeta
ataviado a su usanza
gorra de visera, libreta a rayas,
para pregonar ausencias.
Se de él, es una pena, lo que leo,
me fue negada su presencia,
uno y otro somo de generaciones contrapuestas.
La suya, la de la guerra,
comprometida con la lucha obrera,
pues Neruda ra comunista
de los pies a la cabeza
y la mía, nacida en el seno de una dictadura,
me  viene a mi a la cabeza,
que muy diferente a la anterior
por aquello de que llegué a ella tarde
cuando ni si quiera estaba uno para tomar cerveza.

La calle es nuestra
con todo lo que por ella circula
ya sean barrenderos quitando nuestras vergüenzas,
mujeres de trabajos de esos que s denominan domésticos y son una mierda,
albañiles en sus andamios mirando lo que ocurre en la acera,
mujeres de vida callejera
con sus medias de encaje, faldas rondando las caderas
y vidas privadas que si se cuentan dan para escribir una novela.

En las casas esas que configuran los barrios de las ciudades modernas
ls gentes viven a su manera
con un patrón fijo que se llama pagar Hacienda,
en lo demás todas las casas disfrutan de las mismas presencias,
hijos que vienen, nueras, abuelos que se sienten de pena
pues ha n llegado a viejos sin apenas prepararse para ese viaje a las estrellas
y a lo que les digo, no  me da pena,
en reivindicar la casa como lugar donde se gestan
esas batallas que terminan por derrocar a las monarquías modernas.

Nuestro  hambre de libertades es su vergüenza.
Nuestra lucha les preocupa por los residuos que deja.
Nuestros agobios ellos los mean.

Ellos quieren que seas:
Mosca muerta, no cojonera

Ya ven
cuando se estira un poema
hasta donde se llega.
Comenzamos hablando de Neruda,
y hemos terminando reivindicando la República que nunca llega

 Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

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