viernes, 31 de julio de 2015

RECOPILACIÓN DE CURIOSIDADES DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ (CUENCA) 8

I CONCURSO DE CUENTOS Y LEYENDAS RELACIONADOS CON BELMONTE 

PRIMER PREMIO 

EL PORQUÉ DE UNA PUERTA EN LA BASE DE LA TORRE DEL HOMENAJE DEL CASTILLO DE BELMONTE O 
EL ORGULLO DE LOS PACHECO 

Es sabido que la torre del homenaje es la parte más sólida y protegida de un castillo y el último reducto de seguridad en caso de asedio. Por tal motivo, muchos visitantes del castillo de Belmonte se extrañan de que su torre del homenaje esté perforada en su misma base, ofreciendo, hacia el patio de armas, una débil puerta, contraria a las más elementales normas de estrategia defensiva. Tal acceso no corresponde al diseño primitivo de la torre y tiene un singular origen que pone de manifiesto la testarudez y el orgullo de los descendientes de D. Juan Pacheco -marqués de Villena y tercer señor de Belmonte- que fue quien construyó el castillo. Pero veamos los hechos que dieron lugar a tan singular acontecimiento: 
En 1445, el rey Juan II de Castilla concedía a D. Juan Pacheco la villa de Medellín por muchos servicios prestados a la corona, y no era el menor, la destreza, ingenio y saber hacer que desempeñaba ejerciendo como doncel del príncipe D. Enrique. Sería éste quien aceptaría después, permutar Medellín por las villas de Chinchilla y Garcimuñoz, más próximas a los intereses geográficos y políticos del Marqués (1). Medellín pasaría posteriormente, también por favor real, a la familia Ponce de León. 
Años después D. Juan Pacheco casaría a su primera hija bastarda, Dña. Beatriz, -fruto de sus amoríos con Dña. Catalina Alfón de Lodeña- con D. Rodrigo Ponce de León que, entre otros títulos, contaba con el de Conde de Medellín. De esta manera lograba el Marqués de Villena, poner a uno de sus descendientes al frente de uno de sus antiguos Señoríos. (2) Tras años de matrimonio murió D. Rodrigo, lo que produjo una singular pugna sobre quien debía ostentar el condado de Medellín: Su hijo, D. Juan Ponce de León, o su viuda, Dña. Beatriz. El hijo porfiaba ser el legítimo heredero del condado paterno. Dña. Beatriz se empecinaba en que era a ella a quien correspondía, e incluía en la fundamentación de sus aspiraciones la anterior posesión de Medellín por su padre, D. Juan Pacheco. La disputa alcanzó tal dimensión que llegó a plantearse ante la Corona. 
Estando ambos, madre e hijo, en el castillo de Belmonte, reclamando el apoyo familiar a sus respectivas causas, ocurrió que se recibió cédula real de la reciente coronada Isabel I de Castilla, y que ofrecía el dictamen favorable a los intereses de D. Juan. Al recibir la noticia, fue tal el arrebato colérico de Dña. Beatriz, que hizo encerrar a su hijo en las mazmorras del castillo. Éstas ocupaban la parte más profunda de la torre del homenaje y sólo se podía acceder a ellas por un agujero en el techo sobre el que, para total control, Dña. Beatriz hizo colocar un sitial. Y no se conformó sólo con eso, sino que, además, ofreció el apoyo de Medellín a la causa de Dña. Juana "La Beltraneja" (3) en su lucha, contra Isabel y Fernando, por el trono de Castilla. ( 4) 
Pero como es sabido la causa de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, resultó triunfadora. Tras la batalla de Toro, de 1476, los Pacheco son desposeídos de la mayor parte de sus posesiones y Dña. Beatriz es obligada a aceptar el dictamen que resolvía la pertenencia del Condado de Medellín a favor de su hijo... Y fue entonces cuando ocurrió lo más peculiar de esta historia: Cuando comunicaron a D. Juan Ponce de León lo acontecido y fueron a sacarlo de las mazmorras, éste se negó a salir por el agujero del techo por el que había entrado y exigió que derribasen el muro de la mazmorra par poder salir con la dignidad que reclamaba la razón de su causa. 
Enterada del suceso la reina Isabel, ordenó que el acceso horadado en la torre del homenaje perdurase abierto para siempre, en recuerdo del triunfo de la justicia y como desdoro en el linaje de los orgullosos Pacheco. Y, por este motivo, el castillo de Belmonte luce desde entonces, una torre del homenaje con una frágil puerta en su base, recordándonos a todos que de nada sirve la robustez y soberbia de la fuerza si no está cimentada por la solidez de la verdad y la razón. 

Enrique Campos Fernández. 

Seudónimo: JUEGO DE JUGLAR 

INCLUIMOS LAS PRESENTES NOTAS CON EL FIN DE PROFUNDIZAR EN EL CONOCIMIENTO DE LOS HECHOS QUE RODEAN LA LEYENDA, AL TIEMPO QUE LA DESCARGAMOS DE DATOS QUE PODRÍAN DESORIENTAR EL DESARROLLO DE SU ARGUMENTO. 

La permuta de Medellín por las villas de Chinchilla y Garcimuñoz entre el príncipe D. Enrique y D. Juan Pacheco se produjo en 1449. D. Juan refuerza con ello la configuración de un territorio, el marquesado de Villena, que tanto se iba a parecer -y no por casualidad- a las Tierras de D. Juan Manuel. 
El matrimonio entre Dña. Beatriz y D. Rodrigo Ponce de León es un ejemplo de la habilidad política que D. Juan Pacheco manifestó en el matrimonio de sus hijos -incluidos los bastardos-. El interés, en este caso, no es sólo el de efectuar una "buena boda" para su hija sino además, el poner de su parte el condado de Medellín que tanto apoyo podría ofrecerle en la defensa de los amenazados señoríos de Moguer y Villanueva, de los que era titular María Portocarrero, segunda esposa del Marqués de Villena. 
Juana "la Beltraneja" era hija del rey Enrique IV conocido en la historia como "el Impotente". Dña. Juana tenía el sobrenombre de "la Beltraneja" por decirse que no era hija del rey, sino de D. Beltrán de la Cueva. Lo cierto es que la sucesión de Enrique IV provoca una guerra civil en Castilla entre Dña. Juana y Dña. Isabel "la Católica" -hija y hermana del rey respectivamente-. Entre las estrategias de apoyo a la causa de Dña. Juana estuvo su matrimonio con el rey D. Alfonso de Portugal. (Dña. Isabel ya se había casado con D. Fernando con lo que obtenía el respaldo de Aragón). En este apoyo de Portugal a las aspiraciones de la Beltraneja a la corona de Castilla, Medellín ocupaba un lugar estratégico de primera importancia. 
El posicionamiento de Dña. Beatriz a favor de la causa de la Beltraneja es continuación de una clara trayectoria familiar. Su padre, D. Juan Pacheco, se opuso al matrimonio de Isabel y Fernando. Y quizá no sólo por la pérdida de influencia política sobre Isabel, sino también por el peligro de que D. Fernando de Aragón decidiese ejercitar sus legítimas aspiraciones al marquesado de Villena que perteneció a su familia. A la muerte de D. Juan Pacheco heredaría tal oposición su hijo, D. Diego López Pacheco, que la mantendría hasta el1 de Marzo de 1480 en que, en el castillo de Belmonte, se firman las capitulaciones entre la reina Isabel y el marqués D. Diego.

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