viernes, 31 de julio de 2015

RECOPILACIÓN DE CURIOSIDADES DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ (CUENCA) 9

REVISTA DE FOLKLORE
Autor: LORENZO VELEZ, Antonio
Tema: Cuentos / Mitos

Título del artículo: BLANCAFLOR LA HIJA DEL DIABLO (Notas sobre un cuento maravilloso español)

Uno de los cuentos básicos establecidos es el llamado Blancaflor, la hija del diablo. En el pueblo de Garci-Muñoz (Cuenca), el 22 de agosto de 1982 y acompañado por María Luisa García Sánchez, tuve la oportunidad de recoger un fragmento de este cuento. En una posterior visita (puesto que el caudal folklórico de nuestra informante, especialmente romancístico, así lo exigía), el 19 de septiembre del mismo año, pudimos recoger de nuevo varias versiones del mismo cuento, todas ellas bastante completas respecto a las publicadas por Espinosa y N. Alonso Cortés (6). De ellas, la más interesante a nuestro juicio es la que pasamos a continuación a transcribir .

BLANCAFLOR, LA HIJA DEL DIABLO

Era un matrimonio que tenía un hijo y jugó toda la hacienda una noche y se veía tan desesperao en el casino que dijo;

-El alma le entrego al demonio con tal de ganar todo lo que he perdido.

Y entonces se presentó un viejo y le dio dos pesetas y le dijo;

-Con estas dos pesetas va usté a ganar más de lo que ha perdido.

Y se puso en una mesa hasta que lo ganó todo y dejó el casino todo arruinao y se lo llevó todo, en total que ya se volvió a su casa y cuando llevaba un año o año y pico pensó en lo que había ofrecido y no había hecho y dijo a su madre;

-Madre, me tiene usté que echar merienda y coger dinero que me tengo que ir porque ofrecí esto cuando gané tanto.

Cogió y se fue el muchacho y se hacía de noche en un campo y vio una luz y dijo:

-¡Allí me pueden arrecoger! (porque había muchos lobos en el monte y podrían acudir a él).

Entonces salió una muchacha y la dijo:

-¿Me quiere arrecoger?

Y le dijo:

-No, que mi padre es la luna y si viene lo va a matar.

Y él la dijo:

-No me mata no.

Y ella dijo:

-Bueno, lo esconderemos aquí, en esta habitación que no entra nunca, a ver si así lo podemos evitar.

Pero llegó su padre y dijo:

-¡A carne humana huele, si no me la entregas mueres!

Y entonces dijo la muchacha:

-¡Si no hay nadie padre!

Y él:

-Aquí hay carne humana y si no me la entregas mueres.

Y ya dice:

-Es un muchacho que va de camino y ha venido a ver si lo arrecogíamos.

Y entonces salió y lo arrecogieron y dijo el muchacho dónde iba y dijo:

-Voy a la Casa de Irás y no Volverás.

Y contestaron:

-Nosotros aquí no te podemos decir dónde está, pero más adelante hay otro caserío.

Y al día siguiente salió de marcha el muchacho y se le hizo de noche hasta alcanzar la otra casa, y fue a ver si lo podían arrecoger también y le dijeron:

-Es mi padre el sol y si viene lo va a matar.

Y él:

-Pues escóndeme por ahí en algún sitio.

Y lo abrió la puesta y lo acobijó la muchacha y cuando llegó su padre le dijo:

-¡A carne humana huele, si no me la entregas mueres!

Y ella le quiso ocultar también, pero no pudo, entonces ya salió y le explicó que iba de camino y que iba a la Casa de Irás y no Volverás; y le dijo que allí, en el fondo de un cerro muy grande que había, hay un filanco muy grande de agua y allí va un águila que va todos los días a la Casa de Irás y no Volverás, pero tienes que preparar un trozo grande de carne y irle dando todo el camino, que si no, no te va a cruzar un brazo mar mu grande que había.

Entonces el muchacho preparó un cordero y lo cruzó en el águila y se montó él, y cuando aún iban en el agua, se le acabó la carne, aunque se la iba repartiendo bien, si le echaba los cachos grandes tardaba más, pero si le echaba los pequeños, enseguida se los tragaba, y decía el águila: -

¡Dame carne!

Y decía él:

-¡Toma carne!

Hasta que dijo:

-¡Ya no hay más carne!, cuando ya se acabó y aún lo dejaba en el agua.

Y decía el muchacho:

-¡Qué voy a hacer yo ahora!

Y dijo el águila:

-Pues córtate un mollete del culo.

Entonces éste se lo repartía todavía más, pero enseguida se lo tragó el águila y se cortó el otro mollete del culo cuando se acabó aquél, y aún lo dejaba en el agua, y ya dice:

-¡Pues si ya no hay más carne!

Y dijo:

-¡Pues aquí te dejo!

Y él: -

¡Pero, por Dios, después que me has dejao sin carne a mí y te has comido el cordero, ¿ahora me vas a dejar aquí?

Y dijo:

-Bueno, me das pena.

Y llegó a la orilla del agua y lo dejó y vio que tres muchachas se estaban bañando en un charco de agua y a una de ellas la escondió la ropa, y se escondió él y las otras salieron y se vistieron con la ropa, pero aquélla se quedó llorando buscando la ropa que no la encontraba y se burlaban de ella y decían:

-"Pues eso es que tú no sabrás dónde la has dejao, ¿quién te va a quitar la ropa aquí si no estamos más que nosotras solas ?" .

Cuando ya se fueron las otras muchachas, salió el muchacho y le tiró la ropa y le dijo:

-Toma, la ropa que buscas.

Y le preguntó ella :

-¿A dónde vas?

Y la contestó:

-Voy a la Casa de Irás y no Volverás.

Y dijo:

-¡Ay!, que es mi padre y te va a matar, pero haremos los medios pa que no te mate, conque tú, cuando llegues, le dices: "ya estoy aquí a cumplir todo lo que le prometí"; pero no digas "que sea lo que Dios quiera", ni "gracias a Dios", ni mentes a Dios allí para ninguna cosa.

Conque ya el muchacho iba preparao y llegó y estaba allí sentao (el diablo) y le dice:

-¡Ya estoy aquí!

Y le dijo (el diablo):

-Bueno, pues hacerle de comer a este hombre que ahora tiene que irse a trabajar .

Y cuando terminó de comer le dijo:

-Ahora tienes que ir a aquel cerro y lo tienes que labrar y lo tienes que sembrar y lo tienes que segar y lo tienes que hacer pan, y a mediodía quiero un pan encima de la mesa.

Salió entonces a la puerta y salió Blancaflor y le dijo:

-¿Qué te ha mandao mi padre?

Y dijo:

-Cosas imposibles que ni tú ni yo podemos hacer .

Y le dijo:

-Toma este azaón y esta esportilla y vete pal cerro a dormir, que ya voy yo.

Pero él no tuvo pacencia pa estarse esperando y se puso a cavar, y cuando llegó ella le dijo:

-¿No te dije que te echaras a dormir?

Y él la dijo que no tenía pacencia y enseguida dio una vuelta al cerro y lo labró, y dio otra y lo sembró, enseguida dio otra y ya lo segó, enseguida dio otra y ya tenía el pan cocido y ya se lo llevó y le dijo:

-No me descubras, que si me descubres mi padre te matará a ti y a mí, tú nunca digas que Blancaflor manda en esto.

Conque cogió el muchacho y efectivamente (lo llevó).

-Ya tié usté aquí el pan.

Conque dice:

-Tú esto no lo has hecho, aquí manda Blancaflor y ahora mismo te mato.

Y dijo él:

-Pues me matará y hará lo que quiera, pero yo no conozco a tal Blancaflor y no sé quién es esa persona.

Al día siguiente le dieron de comer y al acabar le dijo:

-Tienes que ir y mudar los ladrillos de una habitación a otra -de unas habitaciones que tenía retirás-.

Entonces salió Blancaflor y le dijo:

-¿Qué te ha mandao mi padre?

Y él:

-Que quite los ladrillos de una habitación a otra.

Y ella: -Pues vete pa allá que ya voy yo.

Y la dijo:

-No vengas que eso lo puedo yo hacer .

Y fue el muchacho y cogió un brazao y cuando iba por el otro brazao ya se habían mudao los otros y llegó Blancaflor y se puso encima y ya no se estremeció ninguno. Y dijo:

-No me descubras, que ahora mi padre va a decir igual.

Conque al día siguiente le dijo:

-Pues ahora vas a sacar el anillo de mi tatarabuela que se le cayó en el mar .

Salió y Blancaflor le preguntó igual y dice:

-Tú fíjate, ¡esto cómo lo vamos a sacar, ni tú ni yo!

Y ella :

-Toma esta botella y vete pa la orilla el mar que ya voy yo.

Entonces cogió y en la orilla del agua la hizo chichotas (a Blancaflor) quien le dijo:

-Ten cuidado, no se te caiga ningún pedazo, que aonde se te caiga algún pedazo me va a faltar a mí.

Y él no quería hacerla pedazos por el bien que le había hecho, pero al final cogió y lo hizo y le cayó un pedacico del dedo pequeño y le dijo:

-Cuando me hayas metido en la botella me tiras al agua y cuando yo te diga: ¡Juan, .dame la mano!, me alargas la mano que yo ya salgo con el anillo.

Lo hizo y tiró la botella y al poco tiempo dice: ¡Juan, dame la mano!, y allá que salía ella con el anillo, y le dijo:

-Toma y no me descubras, que mi padre va a decir igual, que esto lo ha hecho Blancaflor.

Llegó y dijo:

-Tome el anillo de su tatarabuela.

Y él, que Blancaflor mandaba en eso y que lo ma taba.

Y le contestó que él no conocía a tal Blancaflor.

Y le dijo:

-Bueno, pues te dejaré y ahora te vas a casar de las tres hijas con las que tú quieras.

Entonces, al salir, le preguntó Blancaflor:

-¿Qué te ha mandao mi padre?

Y la dice:

-Pues mira, que me case con una de las tres de vosotras.

Y dice:

-Y ¿con cuála te vas a casar?

Dice:

-¡Pa qué tiés esas preguntas, pues contigo!

-Pues mira, nos va a meter en una habitación y ellas van a decir: "¿me quieres?", y tú las vas a conocer y yo voy a hacer la voz más basta para que me distingas y yo diré: "ya mí, ¿me quieres?" y así me vas a conocer.

Conque efectivamente, cuando dijo que no las quería, sólo a la que hacía Blancaflor, dice su padre:

-¡Pues con esa no te casas!

Dice:

-¡Pues no me caso con ninguna si no me caso con ésta!

-Pues te daré otra oportunidad. Ahora van a meter la mano por una gatera.

Y cuando salió dice :

-Mira lo que me ha mandao tu padre.

Dice:

-Pues mira, ellas van a meter las manos muy de uñas y con anillos y cosas y yo voy a meter la que me falta el dedo pequeño y así me conocerás bien.

Conque cogió e hizo eso y decía:

-Con ésta no, con la otra tampoco, con ésta si -cuando metió el dedo cortao-.

-¡Pues con esa no te casas!

Dice:

-¡Pues si no me caso con ésta, no me caso con ninguna !

Y al final dijo:

-Bueno, pues te casarás. Y él (diablo) lo que quería era aviar a los dos, a Blancaflor y al muchacho porque sabía que los dos...

Se llegaron a casar y entonces, por la noche, quiso matarlos el padre y entonces ellos, como ella era santa, Blancaflor, pues adivinaba también to lo que iba a hacer el padre y entonces cogieron un pellejo de vino y lo metieron en la cama y dejaron un vaso con espuma que dicen que contestaba cuando el demonio hablaba -la saliva- sí y decía (el demonio):

-Blancaflor ¿te duermes ya?

Y entonces tenía más fuerza la saliva y decía:

-No.

Pero conforme se iba apagando, pues ya iba flojeando aquello más. Entonces fue y le dijo ella:

-Ves a la cuadra y coge el caballo del pensamiento.

Pero como el caballo del pensamiento estaba mu seco, cogió el del aire que estaba mu gordo, porque dijo: "este tan seco no nos va a poder llevar a los dos" y cogió el del aire; y cuando llegó aonde estaba la muchacha dice (la muchacha):

-Verás, mi padre nos va a enganchar otra vez con el del pensamiento.

-Dice:

-¡Si es que el otro no nos iba a poder llevar!

Conque ya salieron de marcha pal pueblo de aonde era él, y entonces ya cuando llevaban un poco de danza, el padre al ver que ya no contestaba Blancaflor, que era la espuma que ya se había apagao, dijo: "ya se han dormío, ahora los mato", y cogió e hincó el cuchillo que llevaba en el pellejo del vino creyendo que eran ellos, entonces se derramó todo y vio que aquello era un engaño y fue y se lo contó a la mujer y le dijo:

-¡Ay, si era Blancaflor la que estaba tras de todo esto y te estaban engañando, ves a la cuadra que está el caballo del pensamiento que aún los pillas!

Entonces salió corriendo el padre y como era el pensamiento enseguida cogió al aire; vieron una nube negra venir y le dijo ella:

-Mira, esa nube negra es mi padre y si nos coge nos va a matar.

Y dijo él:

-Qué va, si cuando quiera llegar él aquí nosotros estamos allá alante.

Pues cogió y dijo:

-Mira, tú te vas a volver el hortelano y yo la noria y al caballo lo vamos a poner a sacar agua de la noria.

Cuando llegó él dijo:

-¿No han visto pasar por aquí aun hombre y a una mujer con un caballo?

Y dijo el hombre:

-No, si se quiere esperar que vamos acoger fruta -dice-, los pimientos y los pepinos están de coger ya.

-¡Qué peineta de pepinos ni de pimientos!, y se volvió otra vez a su casa. Entonces cuando llegó se lo dijo a la mujer y ella le dijo:

-¡Tonto, ella era la noria y él el hortelano y el caballo lo tenían sacando agua de la noria, vuelve que aún los coges!

Y volvió y vieron otra vez la nube y dijo (ella):

-Mira por dónde viene mi padre, nos va a coger y nos va a matar -y dice-, pues mira, yo me voy a volver la ermita y tú el ermitaño; y al caballo lo escondieron detrás de la ermita.

Conque llega y dice:

-¿No han visto pasar por aquí a un hombre y a una mujer a caballo?

Y dice:

-No, si se quiere esperar que vamos a decir la Misa!

Y ya dice:

-¡Qué peineta de Misa ni narices!

Y se volvió, se lo contó a su mujer y le dice:

-¡Ay tonto, que te han engañao, que ella era la ermita, él el ermitaño y el caballo le habían escondido detrás de la ermita, vuelve que aún los coges!

Entonces volvieron a ver la nube otra vez y dice la muchacha:

-¿Ves aquella nube que viene? es mi padre y ahora no vamos a tener tiempo.

Y ya la vieron encima que no tenían tiempo y ella metió la mano en el bolsillo y sacó un puñao de sal y la extendió y se hizo un brazo de mar y ya no pudo cruzar el demonio, y entonces la echó una maldición a ella, y la dijo:

-¡No te echo más maldición que así te olvide!

Y entonces le dijo la muchacha al muchacho:

-Mira, la maldición que me ha echao mi padre me va a alcanzar .

Y la dice:

-¿Tú te crees que te voy a olvidar yo, con lo que me has hecho, que si no hubía sío por ti hubiera perdido la vida? ¡No te puedo olvidar!

-Bueno, pues mira, para que no me olvides, cuando lleguemos al pueblo no te tienes que agarrar a nadie de la familia -y ya llevaba tres o cuatro años con el demonio sin ver a la familia-.

Cuando llegaban ya a las orillas del pueblo, dice el muchacho:

-Mira, tú te vas a quedar aquí y yo voy a avisar a la familia pa que salgan y te hagan más recibimiento.

Cuando va la primera su madre y la frenó, pero fue la abuela y Se agarró-¡Ay mi nieto, tantos años sin verte!- y al besarle la olvidó.

Y ella al hacerse de noche se tuvo que venir al pueblo y buscar posá, y él ya no salió a por la muchacha ni ná; entonces allí en la posá cogió una habitación y como era modista y sabía coser, pues se dedicaba a coser allí en el pueblo. Entonces ya el muchacho que ya ni se acordaba de ella se echó novia y ya pues a punto de casarse y la novia fue a casa de la muchacha ésta a que le hiciera el traje; y convidaron a mucha gente, pero a la muchacha no la habían convidao, pero cuando llegó la novia a por el traje le preguntó que cuánto valía hacérselo y dice:

-Nada, sólo ir a tu boda.

Y la otra:

-No, no, yo aparte te lo pago, pero tú vienes a mi boda.

Pero no le cobró nada. Entonces cuando hicieron el convite, al salir de la Iglesia, pues allí cada uno echaba un brinde, un chiste, lo que eso..., entonces la muchacha dijo:

-¿Me permitís que haga yo un juego que sabía yo de mis tiempos?

Entonces como era forastera:

-¡Pues sí, sí, échalo!

Y dijo:

-Dadme dos naranjas.

Y peló dos naranjas y las puso en una mesa, un gajo detrás de otro en fila y le hablaba un gajo al otro y le decía:

-Te acuerdas cuando llegaste a la Casa de Irás y no Volverás y me escondiste la ropa cuando me estaba bañando yo en el charco?

Y decía:

-No.

Y el otro contestaba:

-¿Y te acuerdas cuando mi padre te mandó al cerro a labrarlo y a sembrarlo y a segarlo y que cogieran un pan pa que a mediodía quería un pan encima la mesa?

Y contestaba el otro:

-No.

Y decía el otro:

-Juan, ¿te acuerdas cuando mi padre te mandó que mudaras los ladrillos de una habitación a otra?

Y ya se iba recordando y entonces dijo:

-Sí.

Y dice:

-¿Te acuerdas cuando te mandó que fueras a sacarle el anillo de su tatarabuela del mar ?

Y dijo:

-Sí.

Entonces contestó el muchacho y dijo:

-Bueno, yo tenía un baúl y las primeras llaves me se perdieron y tuvieron que hacer otra de segundas, ¿cuáles me venía mejor, las primeras o las segundas?

Y todos dijeron:

-Pues las primeras, que eran las de su cerradura verdad.

Y entonces dijo el muchacho:

-Pues con esta novia me caso, que fue la primera que yo tuve.

Y la otra se fue con sus padres y aquí terminó el cuento. 

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