miércoles, 12 de agosto de 2015

POESÍA: SUBIENDO AL CASTILLO DE CULLERA Y POR SUS TORREONES BAJANDO



Es el silencio de lo inerte
lo que me lleva por paraísos sin vida
ausentes en ellos el ser humano
a excepción de este que camina meditando
y cuesta arriba va dejando abajo el llano.

La vida por aquí
es mi aliento, lo que pienso,
los músculos que trabajan, la vista, las manos.....

Tan cerca y para algunos tan lejanos,
ya casi las toco,
ya casi me las traigo,
a esas sombras que descansan junto a un banco.

Invitadas son
a seguir mis pasos
y por eso es su halago
seguirnos
cuando vamos caminando.

Y no duerme la ciudad
allí abajo,
que despierta entre orgasmos
de luz
que se va trajinando
los lugares más ocultos,
rendijas en los tejados,
por los que entra casi bálsamo,
preñando.

Conquista sin aplausos,
la roca respira
por sus poros infectados
de todo aquello que oye
y de lo que le va pasando.

El trueno, el relámpago, la lluvia, los días de secano,
el fuego arrasando
¡tanto!
que la roca se desnuda
y ofrece sus brazos
para que le vayan clavando
casi clavos.

Ya bajando
los torreones
parecen segados
por una hoz que los lame
con su filo afilado.

En cada día un tajo
y en cada noche un sobresalto,
cuando pasas cerca de ellos
y sientes muy despacio
a un centinela encantado
bajar la guardia
y ofrecernos el paso.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

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