Desconocen las laboriosas hormigas,
quehacer diario en sus vidas
procurarse alimentos que guardan en lo más profundo de esas galerías
donde ellas viven y crían,
el fin último de ese insecticida,
grano blanco,
que se utiliza
contra las plagas de caracoles, que mata a todo bicho viviente que por delante pilla.
Muerte segura
es la de ese insecticida
que se lleva por delante
a esas criaturas
que en su inmensa sabiduría
confunden el veneno
con los granos de cereales, desde siempre su comida preferida.
La muerte acecha en los campos
allí donde el veneno sobre el suelo se extiende,
alfombra tupida,
que las engañadas hormigas no asimilan.
Junto a los hormigueros
las hormigas depositan
en su sabiduría
el veneno que les lleva a la otra vida.
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
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