un jarrón muy bonito,
unas hojas que caen en un abismo
y un espacio cerrado
tan diminuto
que las horas son como segundos,
que los minutos son micras de rayos partidos,
que los segundos suenan a chasquidos.
Un florero
de materia muerta,
de plumas de aves del paraíso
en el cual veo entre sueños que me llevan a un limbo
unos cuadros con paisajes que quitan el hipo.
Un arco
sin más triunfos
que los que uno escribe
y en esto
de lo cual digo
se alza el perro
y se va con pasos lentos, casi caídos,
a dormir sus penas
por no haber nunca sido
lo que de el esperaban sus dueños,
fiel y muy relamido
en espantar las moscas a mordiscos
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
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