sábado, 14 de marzo de 2015

HAIKU: LA BAJEZA MORAL DE UN MINISTRO: CABESTRO DE LOS PIES A LA CABEZA

Bajeza moral
sale por la lengua
de un ministro de defensa.

Víbora a  medias,
cucaracha rastrera
tela y tela.

Su buen nombre
y su peor defensa
en el Congreso suenan.

Lágrimas tiernas
entre cardos y cactus
señorías a medias.

Es un Congreso
en la España moderna
muy cenicienta.

A su manera
y aunque nadie lo crea
todo revienta.

Hombre a medias,
le falta vergüenza.
moral no le queda

Una mujer llora
de ella son las penas
fruta muy tierna.

Autor de los Haikus: José Vicente Navarro Rubio

Fuente: El País
 "La entonces capitán Zaida Cantera fue acosada sexualmente, agredida por un teniente coronel; después de que él entrara en la cárcel fue perseguida por coroneles y por generales que hasta intentaron fabricar un caso contra ella para meterla seis años en la cárcel. Por este motivo ella le pidió ayuda a usted; le escribió una carta para pedirle personalmente ayuda, y usted personalmente se la negó. Lo sangrante de este caso es que la capitán podría ser enviada hoy a zona de operaciones a una misión internacional, podría recibir la orden de combatir y podría morir en ese combate defendiendo la libertad y la seguridad de todos nosotros, defendiendo también su libertad y su seguridad, señor ministro.Ella podría morir por usted y usted no movió un dedo por ella. Esto se llama parasitar a los ciudadanos", le dijo la diputada antes de pedir la dimisión de Morenés.
La capitán, muda en la tribuna, mantenía los ojos llorosos y la boca cerrada. Y el ministro respondía sin dar explicaciones sobre el caso concreto, pero con el compromiso genérico de "tolerancia cero frente a las situaciones de acoso sexual y por razón de sexo". No es posible encontrar ni un gesto de apoyo o comprensión a la militar en su respuesta burocrática y de trámite.
Morenés acompañó sus palabras con un gesto llevando el dedo índice a su boca que daba idea de exigencia de silencio a la diputada que, indignada, le pedía infructuosamente explicaciones sobre el caso. El gesto de petición de silencio provocó la solidaridad de diputados de todos los grupos, salvo el PP, con la parlamentaria de UPyD. Por ejemplo, para Gaspar Llamazares (IU) es un “comportamiento vergonzoso y debería haber sido cesado antes ahora con mucha mayor razón, porque no ha protegido los derechos de las mujeres en el Ejército y porque hoy se ha burlado de los diputados y ha mandado callar a una diputada".
Solo al final del Pleno y en medio de una notable bronca, Morenés pidió disculpas y aseguró que su gesto iba dirigido al ruido del hemiciclo. "Pido mis disculpas por haber hecho un gesto de silencio", contestó Morenés quien, sin embargo, mantuvo la acusación de "bajeza de moral" que había hecho a Lozano, a la que reprochó tener la "piel muy fina".
El ministro se disculpó después de que Irene Lozano pidiera la palabra para mostrar su disconformidad con que “el ministro nos mande callar a las mujeres y con que mande callar a las militares que sufren acoso sexual. No me pida disculpas a mí, pídale disculpas a ella y a todas las militares que sufren acoso sexual por su negligencia. Los militares no merecen tener un ministro como usted. ¡Presente su dimisión de inmediato, señor ministro!”.
Por motivos disciplinarios, la militar no quiso hablar directamente sobre la intervención del ministro. Si lo hiciera podría ser expulsada del ejército porque ya tiene dos faltas disciplinarias, una por publicar un libro contando su caso y otra por intervenir en el programa Salvados de La Sexta, pero su marido, José Lóbez, que la acompañaba, resumió su sentimiento: "No han entendido nada".
"No soy la única y por eso hay que mirar más allá de mi caso sin generalizar para ayudar a la institución", dijo solo la militar a EL PAÍS.
"Estoy orgullosa de la reacción de los ciudadanos que han entendido que esto no es un ataque al Ejército sino que se trata de destacar que hay muchos hombres y mujeres que honran cada día el uniforme", acertó a decir Zaida Cantera. Y que sus lágrimas contenidas eran de indignación.


POESÍA: DESDE EL CERRO GARABITAS

Desde el Cerro Garabitas
Rajoy contempla
como sobre España vuelan
buitres de peladas cabezas,
águilas bicéfalas
y palomas de plumas negras
que de España esperan
llevarse sus riquezas.
En su casa,
mejor dicho azotea,
nido en su cabeza,
Rajoy alimenta con sus ideas
a toda una generación de sanguijuelas
que a España ven como su más cercana presa.


Autor: José Vicente Navarro Rubio

EL PARTIDO POPULAR Y EL TERROR QUE INFUNDEN SUS DEDOS

El ministro de Defensa pide silencio a la diputada de UPyD Irene...
Es el dedo de Nerón,
dedo que no,
yo quiero puño
en señal de convicción.
Dedo que señala.
No has de callar, no,
pues los silencios
son
la llave
que da paso al terror.
El Ministro se siente Dios,
quizás Colón,
tal vez un dictador,
un defensor
de quienes mancillan el honor
de una profesión.
Las lagrimas de una mujer
para el Ministro son
un cállese por favor.

Autor: José Vicente Navarro Rubio


Referencia: Manuel Rivas: 'elpais.com/elpais/2015/03/13/opinion/1426262963_400970.html'

El gesto del dedo a la boca del ministro de Defensa en el Congreso responde a un software imperativo que ha amilanado nuestra historia. Quevedo ya se rebeló hace siglos contra ese dedo intimidatorio, “silencio avises o amenaces miedo”, con su pieza de hip hop: “No he de callar”.

Pero el dedo sigue ahí, en la vida oficial y doméstica, con su tecnología de mando obsoleta, pero muy operativa. Como sigue el delegado del Gobierno en Andalucía, que ha señalado con ese dedo punzante al enemigo: el diablo es catalán. ¡Y yo que pensaba que era un catedrático de Santiago! En estos casos, lo más conveniente para el sistema sería apagar los cacharros y reiniciarlos.

Entre las novedades del Congreso Mundial del Móvil se ha echado de menos una herramienta para desarrollar la más fascinante aplicación humana: la de escuchar. Con un simple giro de la cabeza, y una sutil inclinación, el ser humano puede escuchar al otro. Escuchar es lo contrario de dominar. El primer maltrato es no escuchar.

Estamos contaminados por el ruido del mando, esa voz apodíctica, que no escucha y solo espera obediencia. Incluso en los espacios de debate mediáticos penetra ese ruido de mando, ese tono de desprecio que parece decir entre dientes: "Para qué perder el tiempo con palabras, si podríamos arreglarlo a hostias".

El carisma se debería medir por la capacidad de escucha. Así llamaban, el Escucha, al marinero capaz de entender lo que murmura el mar: anticipar la tormenta o la bonanza. Y no parece mala tesis la de que Dios inventó al ser humano para oírle contar cuentos. Claro que el escuchar tiene sus riesgos. Como cuando Max Jacob, vanguardista y místico, fue a conversar con la virgen del Sacre-Coeur y esta le espetó: "¡Mira que eres feo, mi pobre Max!".

Autor: Eduard Punset 13 enero 2013
No es la primera vez que los asesores de Mariano Rajoy cometen el error de sacarle en una foto señalándonos a nosotros los lectores como si fuéramos los culpables de un latrocinio.
¿Cómo es posible que a un señor al que se le ha enseñado tanto Derecho como el que obviamente sabe nadie le haya advertido, después de tantos años en el servicio público, de que no solo denota muy mala educación señalar a la gente con el índice o le delata o le riñe, sino que la nueva ciencia del neuromarketing comparte la opinión de que, con ese gesto, el suministro de información parece como si fuera malévolo?
¿O creen los políticos que las cosas no han cambiado desde que eran jóvenes, sin darse cuenta de que el pensamiento racional ha sido relegado por la ciencia a un lugar subordinado, comparado con el peso excluyente del pensamiento intuitivo, del valor de interpretación del contexto, de los colores o del ritmo impreso al discurso?
Si me quieren ofender, si lo que desean es que ni me fije siquiera en el contenido del discurso, si lo que buscan es que mire a otra parte porque detesto lo que se me está diciendo, entonces lo mejor es buscar una foto en la que se señale con el dedo, como hace Mariano Rajoy.
colón
Cristóbal Colón señala con el dedo en el puerto de Barcelona (imagen: Grupo Punset Producciones).
Son infinitos los ejemplos que pudieran aducirse. Grandes especialistas de la neurología dedicaron muchos esfuerzos a explicar por qué el hijo de Pablo Picasso no llegó a ninguna parte, a pesar de la fama y el renombre indiscutido de su padre. Resulta que como iban a demostrar Bill Gates y otros famosos años más tarde antes de inventar florituras o sorpresas descabelladas era absolutamente preciso dominar una profesión a base de mucho trabajo. Era ese «mucho trabajo» lo que le faltaba al hijo de Picasso para triunfar y lo que le sobrara a este último.
Otras veces es el cambio de contexto lo único que puede salvar a la gente de la obcecación empedernida con un gran amor obsesionado. ¡Cambia de mares, de restaurantes, de bares, de trabajo o de universo! Lo de menos es la naturaleza misma de la obsesión o disciplina; lo de más, en muchas ocasiones, es la opción, forma o manera de abordar la cuestión.
Señalar con el índice a los demás o vestirse de un color determinado tiene más importancia de lo que la gente cree a la hora de convencer a los otros. El color rojo tiene tanta fuerza que algunos primates no resisten su visión; ahora bien, si se trata de convencer o agradar a quien te está contemplando, no es mala idea buscar algo cercano al rojo.
Hay colores menos comprometidos, como el azul; de ahí su utilización mayoritaria para las marcas de las grandes multinacionales, a pesar de haber perdido a ojos de los demás parte de su atractivo.
En resumidas cuentas, los ganadores tienden a evitar los errores más garrafales, como el de señalar a alguien con el dedo y, a veces, solo estos porque tomaría demasiado tiempo evitarlos todos. Los ganadores suelen plantearse objetivos alcanzables y moderados; es decir, metas que requieren esfuerzos pero que son sostenibles.
Otro de los errores que puede evitarse fácilmente es premiar a la gente solo por ser brillante, en lugar de hacerlo por su esfuerzo, su perseverancia o su ingenuidad. De otro modo, se corre el riesgo de alimentar la falsa creencia de que lo importante son las bondades intrínsecas del cerebro, en lugar del tesón; en apuntar a los demás, en lugar de profundizar en uno mismo; creer en la razón, en lugar de en la intuición.
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viernes, 13 de marzo de 2015

POESÍA: OVIDI MONTLLOR Y SU HOMENAJE A TERESA

No es la voz rota, tensa,
ni la palabra a medias,
no es,
por no ser,
era
Ovidi Montllor, el camarero, actor, poeta,
autor de ese homenaje a Teresa,
el personaje que anidaba en mi cabeza,
en una tarde tan bella,
que una hora  sola, a secas,
pasó volando
en esa Casa de la Cultura de l'Alcúdia,
tan coqueta
y de emociones contenidas repletas.
Quisiera,
tantas horas de esas
como de vida me quedan,
siempre a la espera
de que el pueblo que me sirve para pasear
mis alegrías y tristezas,
no fenezca,
por el ocaso, big bang,
de quienes desde fuera nos gobiernan
con una sola meta
destruir treinta y cinco años de libertades,
en l'Alcúdia, por ahora, plenas. Autor:

José Vicente Navarro Rubio

lunes, 9 de marzo de 2015

POESÍA: MADRID ¡AY DE MÍ!

Y veo a ella
la mujer de la mentira serena,
la infractora
con colegas imputados por llevarse las pelas,
y en ella
mujer de bífida lengua
uno encuentra
aquello de lo cual huye desde que tiene uso de conciencia.
Madrid se despierta
con la desagradable sorpresa
de que para su alcaldía se presenta
quien usa como notable tarjeta
un remolque de imputados bajo sus tragaderas.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

domingo, 8 de marzo de 2015

POESÍA: HATRA DEJÓ DE EXISTIR

Hatra dejó de existir. Miedo ¿Qué decir?
de una historia que a la fin
se repite
desde que Abel murió  a manos de Caín.

Sirva el ejemplo para decir
que en España hay un Caín
que destruye porque le "viene así"
todo aquello que en España costó tanto de construir.

La educación sin la cual
el ser humano pierde su razón de existir.

La sanidad que posibilita un bien vivir
sin necesidad  de ser sumiso y servil.

Las libertades públicas ¿Qué decir?
Solo que  cuando se destruyen son difíciles de volver a reconstruir.

¿Hatra?
Lo de Hatra mal fin
¿Y que me dicen a mí
de lo que nos llueve por aquí?



Autor de la poesía: José Vicente Navarro Rubio
 
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