martes, 5 de mayo de 2015

CARLOS PATIÑO DE SANTA MARIA DEL CAMPO RUS

Carlos Patiño, Vísperas a 12


Carlos Patiño.jpg

Celebrando a Carlos Patiño (1600-1675). (vol. 3)
Fuente: Música Hispánica:

Carlos Patiño (1600-1675)

Carlos Patiño. *Santa María del Campo Rus (Cuenca), 9-X-1600 † Madrid, 5-IX-1675. Compositor.

Carlos Patiño nació en Santa María del Campo Rus, actual provincia de Cuenca. Fue bautizado el 9 de octubre de 1600 y era el tercer hijo de Pedro Gallego Patiño e Inés Ramírez de Chaves. En junio de 1612 fue recibido como seise de la catedral de Sevilla. En esa época el maestro de capilla de la catedral hispalense era Alonso Lobo (1555-1617)[1]. A comienzos de 1617, con un Alonso Lobo anciano que moriría en abril de ese año, se hizo cargo de la capilla de música de la catedral de Sevilla el carmelita portugués Fray Francisco de Santiago (ca. 1578-1644). Puede decirse que Alonso Lobo y Francisco de Santiago fueron los maestros que iniciaron al joven Patiño en el arte de la composición.

El 25 de enero de 1622 Patiño contrajo matrimonio con Laura María de Vargas Tejeda Lozano[2]. En enero de 1623 fue nombrado maestro de canto de órgano del Sagrario de la catedral de Sevilla[3]. En junio de 1623 nació su hijo Pedro Félix y en enero de 1625 nació otro hijo, bautizado con el nombre de Juan. Su esposa murió poco después del parto de su segundo hijo y al poco tiempo falleció también el bebé, que fue enterrado el 9 de marzo. Después de enviudar, Patiño optó por iniciar la carrera eclesiástica, ya que el estado sacerdotal le permitiría obtener prebendas y beneficios. A comienzos de 1628 se presentó a las oposiciones del magisterio de capilla de la catedral de Salamanca. Estas oposiciones las ganó Francisco Martínez Díez, que era natural de Salamanca, aunque en la votación de méritos Patiño no quedó en mal lugar[4]. Patiño no regresó a Sevilla, dado que fue nombrado el 8 de marzo de 1628 maestro de capilla del Real Monasterio de la Encarnación, sustituyendo a Gabriel Díaz Bessón (ca. 1590-1638), que había sido nombrado maestro de capilla de la catedral de Córdoba. Como capellán de su majestad firmó la aprobación delLibro de misas, motetes, salmos, magníficas y otras cosas tocantes al culto divino (Madrid, 1628) del maestro de capilla de las Descalzas, Sebastián López de Velasco (1584-1659). El texto de Patiño es, en concreto, el siguiente:

“Por mandado de V. A. he visto un libro de misas y motetes, salmos, magníficas y otras cosas tocantes al culto divino que ha compuesto el maestro Sebastián López de Velasco, maestro de capilla del real convento de las Descalças Franciscas desta Villa de Madrid, y no hallo en ellos cosa contra los buenos preceptos de la música, antes me parece que serán de mucho provecho para todas las iglesias donde los divinos oficios se celebraren con solemnidad y devoción, así porque el arte y gracia con que el autor los compuso satisfagan igualmente a los entendidos de esta facultad y a los devotos, como por haber muy pocos deste género en el reino. En el Real Convento de la Encarnación de Madrid, a 12 de Julio de 16128 años. Carlos Patiño, Capellán de su Majestad”[5].
Tras jubilarse Mateo Romero o “maestro Capitán” (ca. 1575-1647), se nombró en 1634 a Patiño como nuevo maestro de la Real Capilla. Las relaciones entre Romero y Patiño no fueron buenas. Tal circunstancia era conocida en su época y Francisco de Santiago, el que había sido maestro de Patiño en Sevilla, se lo comentó por carta al duque de Braganza don Juan, futuro Juan IV de Portugal[6]. El propio Patiño llegó a hablar de ello en una carta enviada al duque Juan en 1638. En esta carta Patiño afirma de Mateo Romero que:
“tiniendo [sic] yo el puesto que tengo [el magisterio de la Real Capilla] y habiéndome Nuestro Señor puesto en él no con otro medio o favor que el de mis trabajos y estudios, unas veces me niega lo que tampoco confiesa a su maestro Felipe Rogier, otras veces, que me quiere honrar mucho, dice que sé tanta música como él, pero que no acabo de dejar algunos malos resabios que deprendí al principio de mis estudios, siendo así que desde que comencé a estudiar hasta ahora nunca he tenido en ellos otro dechado que a Felipe, y de esta doctrina y parecer no me apartará su sola fuga, porque a mí, como a V. Ex.ª, nunca la he visto suya que me parezca cabalmente buena”[7].
Además de maestro de la Real Capilla, Patiño desempeñó también el papel de vicemaestro y rector de los niños cantorcicos, hasta que en 1653, tras una visita de Pedro de Velasco, decidió jubilarse de estos cargos. En esta visita se denunció que la familia de Patiño se había adueñado del colegio, dejando a los colegiales tan solo dos o tres aposentos “donde apenas hay capacidad para las camas en que duermen de dos en dos”[8]. También se juzgó negativamente que el maestro de latín no viviese en el colegio, lo que provocaba el poco conocimiento de gramática que mostraban los niños, o que no hubiese un teniente de la capilla para que les diese a los cantorcicos lecciones de música[9]. Patiño fue sustituido por un rector letrado y por el maestro de música Diego Pontac (1603-1654)[10]. La temprana muerte de Pontac en 1654 hizo que Patiño se encargara de la enseñanza de música del colegio hasta 1660. Este año Patiño llegó a pedir la jubilación del magisterio de la Real Capilla, petición a la que no accedió Felipe IV, dado que se hallaba “con satisfacción y agrado de su ciencia en la música”. Para ayudarle en la dirección de la capilla, se nombró teniente de la misma a Francisco de Escalada (+1680), que había sido maestro de capilla de la catedral de León[11].

Parece que hacia 1665 Patiño, aquejado de perlesía o parálisis, dejó de componer. En un memorial escrito por Francisco de Escalada días después de la muerte de Patiño, ocurrida en 1675, pidió para sí el magisterio de la Real Capilla, argumentando que “por haberle dado un accidente al Maestro Patiño, de que se hallaba impedido, quedó [él] gobernando y rigiendo la dicha capilla por espacio de diez años [de 1665 a 1675], cumpliendo enteramente con la obligación de maestro de capilla, sin faltar a la de teniente, haciendo las fiestas de Navidad, Reyes, Corpus y demás que se ofrecen entre año”[12]. Ya el 10 de junio de 1671 Escalada pidió “doscientos reales de renta” por suplir “la falta del M[aestr]o Patiño, así en la composición de Villancicos como en los tonos que se ofrecen para las 40 horas”[13]. Y dos días después Juan Hidalgo presentó un memorial parecido argumentando que, además de tocar su instrumento (que era el arpa), tenía el “trabajo continuo de componer tonos para las 40 horas y otras festividades de la Capilla”[14]

Murió Patiño en Madrid el 5 de septiembre de 1675. Se ha conservado su testamento, que está firmado el 15 de agosto de 1675[15]. Al haber muerto en 1664 su único hijo, Pedro Félix, quedó como uno de los herederos su sobrino, criado y copista Francisco Lizondo (o Elizondo), del que hablaremos más adelante. En el testamento Patiño pidió que se entregasen a la Real Capilla sus papeles de música y que un conjunto de obras se llevasen a la librería de manuscritos de El Escorial:

“Item es mi voluntad que todos los papeles de música latín y romance que yo he compuesto sirvan a su Magd. con ellos en su Real Capilla para que sus efetos se entreguen a quien el Illmº Patriarca mandare, excepto dichos partidos que tengo hechos para su Magd. que dio orden, porque esto es mi voluntad: que con orden del dicho Illmº Patriarca se lleven a la librería de manoescriptos que hay en el Real Convento del Escurial para que allí se guarden y no se puedan sacar jamás originalmente, sino sacar copias dellos”[16].

[1] Danièle Becker: Las obras humanas de Carlos Patiño, Instituto de Música religiosa de la Diputación Provincial de Cuenca, Cuenca (1987), p. 16.
[2] Daniéle Becker: Las obras humanas…, p. 18.
[3] Daniéle Becker: Las obras humanas…, p. 19.
[4] Danièle Becker: Las obras humanas…, p. 20.
[5] Un ejemplar de esta edición se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid, M/366-M/373.
[6] Danièle Becker: Las obras humanas…, p. 22.
[7] Se conservan dos cartas de Patiño dirigidas al duque don Juan, que han sido publicadas por Lothar Siemens: “Dos cartas del maestro Carlos Patiño al duque de Braganza (1634-1648)”, Revista de Musicología, IX, 1 (1986), pp. 253-262. Carlos Patiño pudo conocer la música de Felipe Rogier ya en Sevilla gracias a su maestro Francisco de Santiago. En las actas capitulares de la catedral hispalense del 30 de mayo de 1618 se dice que Francisco de Santiago presentó el libro de motetes de Rogier “que un discípulo suyo [se trata de Géry de Ghersem] hizo imprimir y encuadernar en Nápoles para imbiar al Cabildo” (AC Año 1600, f. 45 r, citado por Juan María Suárez Martos: “El archivo musical de la catedral de Sevilla en 1724: Génesis y pervivencia de libros manuales y de facistol”, Musicalia, Revista del Conservatorio Superior de Música “Rafael Orozco” de Córdoba, Nº 5, 2007, p. 19).
[8] Danièle Becker: Las obras humanas…, p. 70.
[9] Danièle Becker: Las obras humanas…, p. 68.
[10] Danièle Becker: Las obras humanas…, p. 24.
[11] Danièle Becker: Las obras humanas…, p. 28.
[12] Danièle Becker: Las obras humanas…, p. 39.
[13] Danièle Becker: Las obras humanas…, p. 77.
[14] Danièle Becker: Las obras humanas…, p. 77.
[15] Archivo de protocolos de Madrid, Escribano Juan García Blanco, protocolo 9285, fols. 804-809.
[16] Danièle Becker: Las obras humanas…, p. 81.

Extraído de la introducción de:

Patiño, Carlos: Vísperas a 12, ed. crítica de Raúl Angulo, Fundación Gustavo Bueno, Santo Domingo de la Calzada (2014)

sábado, 2 de mayo de 2015

ALFONSO RUS PROPUESTO PARA SER SUSPENDIDO DE MILITANCIA

Resultado de imagen de ALFONSO RUS Y RAJOY

Fuente: El Mundo:

El Partido Popular ha movido ficha y lo ha hecho rápido. Apenas dos horas después de que el presidente provincial del partido y de la Diputación, Alfonso Rus, emitiera un comunicado en el que se negaba a presentar su dimisión, el comité regional de derechos y garantías ha elevado a Génova la propuesta para suspender de militancia al alcalde Xàtiva por el escándalo de comisiones en el seno de la institución provincial que le apunta de manera directa y que EL MUNDO lleva desvelando desde el mes de noviembre.

Según el comunicado hecho por el partido, los hechos con los que se relaciona a Rus conculcan los estaturos "al actuar en el ejercicio de un cargo público en forma contraría a los principios del Partido. Además podrían concurrir otras posibles infracciones ,que se desprenden de las citadas publicaciones, cuestión de las que no soy competente para instruir", dice Alberto Fabra en el escrito remitido a Génova.

"Según lo previsto en el artículo 8.1 del Reglamento del PPCV, todo cargo público y orgánico del Partido ha de observar la máxima ejemplaridad, rigor y exigencia en el desempeño de sus funciones, velando siempre por el interés público y el servicio a los ciudadanos, y absteniéndose de cualquier conducta que, aún siendo plenamente legal, pueda dañar la imagen u honorabilidad de la organización la que pertenecen" y "actuarán en el desempeño de sus cargos o funciones de acuerdo con los principios de transparencia, responsabilidad, eficiencia, austeridad y buen gobierno en la gestión de los recursos públicos", prosigue.

Además, insiste el presidente Fabra en que estas informaciones "conllevan un deterioro publico muy significativo de la imagen del PPCV dada su gravedad, repercusión informativa e incidencia en la opinión pública, máxime en momentos como los actuales".Alfonso Rus pierde la presidencia provincial del partido, que quedará en manos del secretario general, Vicente Betoret, aunque seguirá ostentado la presidencia de la Diputación hasta que el partido encuentre la forma de forzar su marcha. Además, el partido deberá aclarar qué ocurre con su lista a la alcaldía de Xàtiva, que también encabeza.

El PP ha actuado contra Rus al hacerse públicas las grabaciones que hizo el ex gerente de Imelsa, Marcos Benavent, cabecilla de la trama de comisiones, en las que el presidente cuenta 12.000 euros en efectivo. Además, las 10 horas de conversaciones que Esquerra Unida entregó a la Fiscalía revelan cómo el alcalde de Xàtiva dio el salto a la Diputación provincial para 'saquearla'.

Benavent, que está en paradero desconocido, también ha sido suspendido como militante, al igual que el vicepresidente económico de la Diputación, Máximo Caturla, que aparecía en las grabaciones.

Con esta decisión, el PP evita algo que en las últimas horas se había convertido en un problema: que Alfonso Rus compartiera foto conMariano Rajoy el próximo martes en Valencia

LOS DOCUMENTOS SOBRE LA MUERTE DE LORCA

FUENTE EL IDEAL DE GRANADA:  22 DE OCTUBRE DE 2014 JUAN LUIS TAPIA


EN la antesala de la muerte, en Las Colonias de Víznar, lugar al que conducían a los que iban a ser asesinados, se encontraba también un grupo de masones a quienes se les había 'perdonado' la vida a cambio de que hicieran de enterradores de los ejecutados y otros trabajos al servicio de las tropas sublevadas.

Hasta hace no pocos años, los descendientes de aquellos enterradores sepultados en vida por el régimen franquista guardaron silencio sobre un pasado vinculado a la masonería y sobre lo ocurrido en relación a Federico García Lorca. Una muestra titulada 'La maleta de Penón', donde se exhibían los documentos sobre la investigación del escritor hispano estadounidense, reveló nuevos datos. Uno de los descendientes de aquellos masones, los de la familia H. R. , rompió el silencio. Dos miembros de esta familia, que habían pertenecido a la masonería de la ciudad de la Alhambra, pudieron escapar del pelotón de ejecución trabajando como enterradores en Víznar y Alfacar. Allí coincidieron con Manuel Castilla Blanco, 'Manolo El Comunista' y otros masones, todos ellos identificados como la Escuadra de Juan Simón, nombre que tomaron irónicamente de la canción 'La hija de Juan Simón'. 

La noche del 18 al 19 de agosto de 1936 supieron que estaban dando sepultura a Federico García Lorca junto a otras víctimas. Algunos de los trabajadores de la Escuadra de Juan Simón reconocieron al poeta y decidieron conservar un distintivo en el cuerpo de Lorca por si alguna vez podían ser rescatados sus restos. 

El testimonio contradice la versión de estos hechos que uno de los ocho masones que fueron 'destinados' a Víznar, el barbero Antonio Mendoza Lafuente, dio en 1955 a Agustín Penón y posteriormente, entre 1969 y 1970 a Molina Fajardo. Mendoza Lafuente indicó a los dos investigadores que el grupo de masones fue trasladado a Víznar un 24 de agosto y de este modo no podían haber presenciado el asesinato de García Lorca. 

Penón se interesó por las causas de la detención de Mendoza, quien le contestó: «Ser masón es el mayor delito que se puede cometer en esta España nuestra».

Enterradores

Cuando en un lejano 4 de agosto de 1936, ya declarada la Guerra Civil, se denunció que existía un templo masónico en el hotel Reúma, inmediatamente empezaron a detener a los integrantes de la sociedad. A diecisiete de ellos los llevaron juntos a la comisaría, donde fueron recluidos todos en una habitación muy pequeña, hasta el día 24, víspera de San Luis rey de Francia, en que los trasladaron de lugar. Y a un grupo formado por ocho de estos masones, entre los que se encontraban los más jóvenes, se le trasladó a Víznar. 

Mendoza refiere el miedo terrible que pasaron en aquel trayecto que hicieron en coche hasta Víznar creyendo que les iban a fusilar. Al llegar a Las Colonias les preguntaron que si querían cenar; todos dijeron que no. Su sorpresa fue al comprobar que no les dejaban en la sala baja, en donde aguardaban los que iban a ser fusilados, sino que les subieron a un dormitorio de los que había en el piso alto para que pasaran la noche, aunque les advirtieron que no debían asomarse a las ventanas, que ellos dejaron abiertas de par en par, pues fue una liberación que entrara el aire limpio de la noche después del hacinamiento que, durante veinte días de calor asfixiante, habían padecido en el encierro de la comisaría.

A la mañana siguiente, muy temprano, les repartieron los picos, palas y espuertas para empezar su trabajo. Los prisioneros eran destinados a construir fortificaciones y arreglar caminos y carreteras. En aquella misma mañana también supieron que otro de los trabajos que les estaba reservado a los prisioneros era el de enterradores. Y en el amanecer de ese día ya cavaron la sepultura de diecisiete fusilados, en las cercanías del barranco donde empezaban a tener lugar las ejecuciones. Anteriormente los fusilamientos se habían realizado, primero en el camino de la Alfaguara y después cerca de Fuente Grande, en donde mataron a Federico García Lorca.

A los masones que llegaron al 'barranco de la muerte' se les afeitó la cabeza y se les colocó el mandil masónico como signo infamante. Aquellas personas fueron: José Rivas Rincón, Manuel Plaza Caro, Antonio Henares, Antonio Mendoza Lafuente, Francisco Jiménez Bocanegra, José Lopera Vaquero, Fernando Fernández García y Francisco Moral Galán. De todos ellos, únicamente este último, Francisco Moral Galán, reclamado por una denuncia, primero desde su pueblo Güéjar Sierra y meses más tarde también desde Granada, fue fusilado.

Los otros siete masones siguieron prisioneros en Víznar logrando sobrevivir. Y se da el caso de que, a mediados de septiembre, el mismo jefe de la guarnición, José María Nestares, ya había intervenido en su favor ante el arzobispo Agustín Parrado, mencionando la conducta ejemplar de estos prisioneros en el terrible trabajo que se les impuso.

El expediente

¿Es cierta la afiliación de Federico García Lorca a la masonería? Todo apunta a que el poeta estaba afiliado a la logia de la Alhambra con el nombre de 'Homero', según consta en algunos documentos de esta sociedad, uno de ellos reproducido en el libro 'Los últimos día de García Lorca', de Molina Fajardo.

Esta lista, en la que aparece el nombre del poeta, se suma al expediente de responsabilidades políticas seguido contra García Lorca, bajo el número 630 de 1940. En unas diligencias abiertas por la comisaría se confirma la pertenencia del autor de 'Yerma' a la masonería. Estos documentos han sido puestos en cuestión por los investigadores, quienes afirman que lo único que se pretendía era justificar el asesinato. 

Lo cierto es que, según el investigador Francisco López Casimiro, García Lorca mantuvo una estrecha relación con algunos masones, como Fernando de los Ríos, quién llegó a considerar a Federico «su hijo espiritual». Otros 'hermanos' amigos de Lorca fueron Francisco Callejón (íntimo del poeta), José Raya, Constantino Ruiz Carnero, José Villoslada, Alfredo Daneo y Francisco Callejón. También contó entre sus amistades con algunos miembros de la logia Alhambra en 1927, Gabriel Bonilla, Virgilio Castilla, Luis Fajardo, Joaquín García Labella, José Megías Manzano, José Murciano, Enrique Rodríguez Santos y Francisco Vera Guglieri. La causa masónica se presenta como una más de las posibles que llevaron al poeta a su detención y posterior asesinato, pero es una teoría que se suma a las muchas existentes. Nunca se encontró la denuncia.




FUENTE:http://cadenaser.com/ser/2015/04/22/album/1429728588_493577.html#1429728588_493577_1429733864




Nota informativa de 1965 sobre los últimos días de Federico García Lorca.



Segunda parte de la nota informativa de 1965 sobre los últimos días de Federico García Lorca.


FUENTE: http://logiaginerdelosrios.es/historia-de-la-masoneria/

En 1940 se acusa a García Lorca de haber pertenecido a la masonería, iniciado en la logia Alhambra con el nombre de Homero, y que aparecía en la lista requisada en el domicilio de Francisco Moral, secretario de la logia Ganivet y delegado de la Gran Logia Española. Lorca fue acusado por la Comisaría de Investigación y Vigilancia de Granada, aunque ante la falta de pruebas fidedignas el expediente es sobreseído en 1946.
FERNANDO DE LOS RIOS
FEDERICO GARCIA LORCA
La relación de masones mecanografiada en papel timbrado, aunque sin fecha, firma o sello masónico, incluía a 67 masones, de los que 58 eran masones granadinos, sólo 9, Lorca entre ellos, sin documentación fehaciente. No es de extrañar esta acusación contra Lorca ya que Fernando de los Ríos, masón en aquellos tiempos, pudo haber ejercido una fuerte influencia en García Lorca, a quien aquel consideraba como su hijo espiritual. Por otra parte, Lorca es por entonces una persona fascinada, según López Casimiro, por el esoterismo masónico, el ceremonial y el ritualismo de la Orden.
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