sábado, 1 de agosto de 2015

POESÍA: EN UNA TARDE YA CASI CAÍDA

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En esta tarde
dulcificada por la tecnología,
con aire acondicionado
y sesión de televisión
que gira entorno a la "rumba"
mi padre dormita,
dulcemente, como si sobre el hubiera caído la noche
siendo todavía de día.
Son de esas tardes tranquilas,
con calores en la calle,
con la ciudad desierta, invadida,
por nostalgias que llegan en pequeñas partituras
que las palomas semi-cautivas
canturrean sobre la barandilla
de un balcón donde se sienten protegidas.
Dejo a mi padre que duerma,
ya la cena sobre la mesa servida
espero ese momento en que abra los ojos y mire,
aleluya,
con cara de extrañeza el reloj, sobre una viga,
que no cambia desde nunca las varillas
por miedo a esa tecnología
que hasta el aire que se respira
quien a mi lado, mi padre, dormita
le viene a través de una maquina que lo vomita,
poco a poco, con precisión infinita,
más o menos, la misma, de quien respira
y se siente cautivo, en vida,
al igual que las palomas que en el balcón habitan,
a una comida, siempre bien recibida.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

UN POETA COSTA MAVRUDÍS Y UN LIBRO "CUATRO ESTACIONES"

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Costas Mavrudís nació en Tinos (Islas Cícladas) en 1948. Cursó estudios de Derecho, que no llegó a terminar, en la Universidadde Atenas. En 1973 publicó su primer poemario. Desde 1978 dirige en Atenas la revista literaria To Dendro. Su madurez poética comienza con El préstamo del tiempo (trad. castellana de Vicente Fernández González, Málaga, Miguel Gómez Eds., 2001), poemario en el que los temas, las obsesiones y los núcleos dinámicos de su poesía están ya cabalmente dibujados. Las cortinas de Garibaldi y Estenografía, en los que cultiva el dietario y el aforismo, son, de su producción posterior, los dos títulos más afines en temas y expresión a Cuatro estaciones (Atenas, 2010), que mantiene de ellos el gusto por la meditación.

Costas Mavrudís es un coleccionista. Todos los fines de semana acude a los rastros de Atenas y El Pireo y busca vestigios de afectos en juguetes, muñecos, tarjetas postales, libros, soldaditos de plomo... No se complace tanto en el deterioro, en la belleza otoñal, en la ruina, cuanto en la evocación, en la conjetura, quizá, de lo que alguna vez fue nuevo, promesa de futuro: «Fotografía: yo muy pequeño, es decir, ausente. A mi lado la chaqueta cruzada me tiene en brazos, mirando para siempre al objetivo». Por Cuatro estaciones Costas Mavrudís obtuvo en 2011 el prestigioso Premio de Poesía de la revista Diavaso.

Vicente Fernández González ha recibido en dos ocasiones el Premio Nacional de Traducción; en 1992 por Seis noches en la Acrópolis, de Yorgos Seferis, y en 2003 por Verbos para la rosa, de Zanasis Jatsópulos. Ha traducido a Dimitris Calokiris, Ersi Sotiropulu, y Nasos Vayenás, entre otros poetas griegos contemporáneos.

POESÍA: TINA Y TEA A SU PASO POR EL PUERTO DE CONTRERAS ALLÁ POR LOS AÑOS 1960



Tina y Tena, esas gallinas pinarejeras,
salieron de su pueblo,
en la Mancha,
Mote Aragón, Manchuela,
en una caja de galletas
toda ella llena
de agujeros como si fuera un colador y cubierta de un diario que anunciaba
una primavera con tintes a malas siegas.

No sabían las gallinas que más allá de aquel corral con vistas a las eras
había más vida ni más corrales ni eras
por eso las gallinas les guste o no a ellas
hicieron el trayecto cantando aleluyas y canciones de aquellas
de profundo amor hacia su tierra.

Pasaron Tina y Tea
el Puerto de Contreras
entre frenazos y curvas y pocas rectas
y tanto en ellas supuso aquella escena
que en lo poco que vivieron lo hicieron con sus mentes puestas
en lo mal que lo pasaron
por culpa de aquella dictadura que llevaba en las viseras
más estrellas
de las que se podían en ver en su corral en las noches de luna llena.

Tina lloraba de pena
y Tea que era más lisonjera
le decía,
como quien sabe que todo acaba en una olla de agua llena,

"No llores y piensa
que en el corral todo era
trigo viejo
y agua de tormentas,
quizás, así sea,
en la ciudad de altas chimeneas
todo nos sea diferente
y el trigo se parezca
a ese que se recolecta para ser convertido en harinas de blanca apariencia.

Tina cacarea
y Tea se contenta
con pensar en ese trayecto que les queda
para llegar a su destino donde les espera mullida cama y corral con aguas de torrentera.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: TINA Y TEA DOS GALLINERAS PINAREJERAS DE LOS AÑOS 1960

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Los últimos días de Tina
tuvieron que ser de aquella manera.
Vivió la pobre durante unos días
en una bañera, que le hacía de corral y de ponedera
de unos huevos que no vieron la luz
por aquello del trauma que le produjo
dejar el pueblo para ir a morir fuera de aquel corral que para ella era vital para su existencia.

Tina y Tea,
una joven y la otra vieja
fueron dos gallinas de aquellas
que emigraron de su pueblo Pinarejo, en época de una dictadura fiera
que solo miraba por los suyos, sotanas y guerreras, palios, tribunales y latifundistas que tenían por bandera
aquello de quedarse con todas las tierras
que jamas podrían abarcan con las manos extendidas o con la mirada puesta en el horizonte plomizo
de las tardes serenas.

Tina, murió
en mitad de una noche de aquellas de grandes tormentas
con sus plumas cubiertas
del negror de la noche entorno a ellas
y su cabeza pobre de ella
pisada por las ruedas
de un camión de mudanzas que llevaba ilusiones a montones en sus cajas llenas de juguetes y muñecas.

Tea, se cayó en una cazuela
no sin antes ver vergas y aguantar cagaleras
en aquel corral suyo, bañera,
tan pequeño
y con unas vistas tan poco poéticas.

De lo demás se cuenta
que algún conejo
y alguna perdiz de aquellas de las épocas de siega
vinieron a ser las únicas referencias
de una familia de pinarejeros que en los años 1960
salió de Pinarejo mirando hacia atrás en espera
de que el pueblo le despidiera.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: SOBRE LA MANCHA DE MONTE ARAGÓN Y EL QUIJOTE



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Voto a Rus! buenos amigos
que por estos lugares
de tan buenos vistas y vientos en la primavera
con molinos esbeltos, y buenas leñas,
hubo y hay Montesinas
desde que uno recuerda,
cuevas misteriosas
que nadie sabe hasta donde llegan,
pozos como el de Airón
donde un puñado de mozas, inocentes ellas,
yacen en el perdidas sin que nadie sepa
como cayeron en él
y en ello teniendo en cuenta
que el pozo no llega
a ser de profundo más que un palmo de estirada lengua..

Debo, me va en ello
algo más que la inteligencia
afirmar
que solo tienen fama,
éxito
y benevolencias
quienes en sus aventuras perseveran
por eso vuelvo al Quijote
como lanzadera
de esas mis ocurrencias
para decir que por Pinarejo, El Castillo, L Almarcha  y Santa María, buenas tierras,
debió andar nuestro Quijote
en compañía certera
de ese Sancho tan lleno de sentencias,
sin apenas
más estudios
que esas cuatro letras
que le sirvieron
para ser tan grande, casi un profeta,
que su amo, casi un calavera.

Tuvimos hombres de letras
de esos de altura,
hay castillos sobre peñas,
ríos de aguas medio escondidas
cuentos, leyendas,
astrólogos de aquellos de monturas en caballos volando cerca
de la luna cascabelera
y batallas con sus guerras fieras,
hechiceros, santones,
padres con sus hijas y curas una caterva.

No hubo en su día
ayuntamientos sin mazmorras
con agua, pan y ventano de cuatro rejas,
ni aldeas
sin posadas con posadero y posadera
donde acoger en sus aventuras
a los forasteros que llegaban cargados de noticias de fuera
de los confines de aquellas tierras
tan ásperas como un membrillo en época de siembras .

Por haber tenido, de todo
tuvieron
por fortuna
desde corregidores y amas de casa de buena cocina manchega
hasta casi insulas
y caminos de mulas llenos de piedras
con sus borricos y borricas en ristra casi recta
bajando las cuestas cargadas con costales de aceitunas para la molienda..

Miren por donde
de los Molinos como el del licenciado
¡que lastima y que incultura
dejar que todo él en ruinas cayera!
pocos quedan
y si por allí pasó el Quijote
no les quepa la menor duda, entre las cejas,
que dejó ello plasmado en alguna de sus aventuras, tan ciegas.

Tuvimos y tenemos rufianes de fortuna,
hombres con espejos y grandes cejas
en esas simas de espejuelo, profundas,
que los romanos explotaron para llevarse fuera
lo que para ellos era
un tesoro para sus palacios y urbes de la Roma eterna.

¿Y de los bosques y de la fauna
que quieren que les diga?
No tomen como bueno
lo que ahora vean.
Tengan cordura en sus ocurrencias
y váyanse a aquellas épocas
y pongan en sus mentes criaturas llenas de amor hacia nuestras tierras
que todo lo que Cervantes escribió
propio fue de su sesera
y de lo que el contaban y veía
por allí donde viajaba visitando pueblos y aldeas,
ya sean los bosques
con sus criaturas nobles y fieras,
que los campos, que los barbechos,
que las cimas de las motillas donde duermen siestas eternas
los fantasmas que nos atormentan.

Del paisaje
queda como una pinta de cerveza negra,
de todo aquello que hubo
y por la tala selectiva nos queda
como consecuencia
de aquel afán
de repoblar las tierras
para marcar entre moros y cristianos, fronteras.
Producto de esa fiebre lenta
ahora vemos con tristeza
grandes páramos desiertos
con pequeñas áreas concretas ´
de lo que hubo en otras épocas.


Recuerden, vale la pena
que nuestra Mancha. casi Manchuela.
tuvo por nombre
así lo dicen hombres versados en letras
el nombre de Monte de Aragón,
para que vean
como la historian se conserva
siempre intacta para quien en ella
ya se a luz de candil o de vela
inca los puños y le dedica a la lectura paciencia.

Así,
que sin prisas,
lean
y saquen buen provecho de estas cuatro letras,
y aprendan
que Cervantes
sin La Mancha
hubiera sido algo más que un Lope de Vega.

Sin más me marcho
les dejo
para que calienten la testa
y bendigan, entre comidas y meriendas,
el nombre de nuestras tierras
¡Pobres ellas!

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: A UN ALCALDE EL DE ALCAÑIZ QUE A 211 KILOMETROS POR HORA IBA POR LA CARRETERA

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A 211 kilómetros por hora
un cohete era
ese alcalde de Alcañiz
que iba por la carretera
como quien se las pela
y se encontró
¡vaya con la benemérita!
con un control de carretera
que lo pescó
y sancionó
para que aprenda
que los primeros que tienen que ser moderados en la carretera
son los que al pueblo representan
ya sean estos de izquierdas o de derechas.
:
Moraleja
si vas a Alcañiz
y pasas por esa ya famosa carretera
no aceleres
y frena
que a 100 kilómetros por hora
a todos los lugares se llega
sin necesidad de salir en la prensa.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

viernes, 31 de julio de 2015

SOBRE EUGENIO TORRALBA SU CABALLO CLAVILEÑO Y EL QUIJOTE



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Historia del famoso mago mágico Eugenio Torralba en el siglo XV y sus primeros años del XVI, son en estos tiempos de pretendidos dotados de la sabiduría, cuando no por creerse en la verdad poseídos, son en brujas, hechiceros o magas…, y siendo uno más famoso es el caso de las brujas del valle de Baztán (en la cueva de Zugarramurdi por donde pasa un río o el arroyo llamado del infierno), en la noches del viernes después de la reunión de su asamblea se encontraban capaces de dar la protección contra la peste…, decimos de un lugar sito en el antiguo reino de Navarra, caso dicen en el que confesaron a disposición ante la inquisición de Logroño todos los disparates capaces de entrar en la imaginación de los que tiene la cabeza débil (cuando la soledad y la mirada se fijan en un punto negro, se inician los viajes fuera de éste mundo, a ese, el lugar van donde los ojos no ven y el cerebro tocándolo no reconoce lo que se esconde, ya es el comienzo del nacimiento de una anarquía, destrozando poco a poco al individuo, es así el pobre ser, hombre o mujer cuando penetra en las asambleas o ritos con satanas nada menos que para su perdición toda no tienen respuesta en ningún alcance ), ilusa y delirante, por lo que fueron castigadas y penitenciadas en un auto de Fe al año 1610, los pobres salieron muy mal librados, son tiempos malos y otros que también participaron en más que un problema (son los alumbrados o teatinos con el cerebro muy bien dotado, es por caso, Teresa de Jesús e Ignacio de Loyola, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León…, dicen con razón que ellos eran la mística en la honrosa vida y son una parte en el estudio importante de la Teología, y aún así cómo dijimos les hicieron la visita). 

Más vamos al tema que nos ocupa, pues no se debe pasar en silencio o con prisa el único por singular caso del doctor Eugenio Torralba, un medico de Cuenca, con los estudios la Roma de entonces, terminando el siglo XV, y por ser un tanto singular cuenta y da por cierto (bueno no todo) Miguel de Cervantes Saavedra, en la historia de los cuentos del más famoso hidalgo Don Quijote de la Mancha. 

Así es, tratando Cervantes del viaje de don Quijote de la Mancha por los aires para deshacer el encantamiento que había llenado de barbas a las dueñas (doñas doloridas) del castillo del Duque, y éste refirió que don Quijote se encontraba cabalgando sobre Clavileño con Sancho Panza, su escudero, a las ancas de Clavileño y teniendo ambos con los ojos vendados, - y queriendo Sancho descubrir los suyos para ver sí estaban 

en la región del fuego,- le dijo don Quijote: “No hagas tal, y acuérdate del verdadero cuento del licenciado Torralba a quien llevaron los diablos en volandas por el aire, al caballero en una caña, cerrados los ojos, y en doce horas llego a Roma y se apeó en Torre de Nona que es una cárcel de la ciudad, y allí vio todo el fracaso, y asalto…, con la muerte de Carlos duque de Borbón, en Francia (1490-1527), por la mañana siguiente ya estaba de vuelta en Madrid donde dio cuenta de todo lo que había visto, - el mago Eugenio así mismo dijo que cuando iba por el aire le mando el diablo que abriese los ojos, y los abrió y se vio tan cerca, a su parecer del cuerpo de la luna que la pudiera asír con la mano, y que no osó mirar a la tierra por no desvanecerse. 

Esta cita es una historia, cuya vida resulta casi enteramente contada por (el doctor Eugenio Torralba), el mismo en las audiencias que le dieron los inquisidores en la ciudad de Cuenca en cuyas cárceles entró en enero del año 1528, y cuya sentencia se pronunció el 6 de marzo al año 1531, la verdad de todos estos hechos maravillosos (cuentos o fábulas) de su historia estriba en una y la única prueba, la de su propia confesión, y de las declaraciones de los testigos a quienes había hecho creer todo ello, en ocho declaraciones que hizo en todo su proceso Torralba, tubo cuidado de citar siempre personas ya difuntas, menos una (xx) y esa la delató a la inquisición por escrúpulos después de haber confesado de tan gran amistad con el (con Eugenio), como se vera, el doctor Eugenio Torralba nació en la ciudad de Cuenca, y declaro en su proceso que siendo de edad de quince años, pasó a Roma donde sirvió de paje a don Francisco Soderini obispo de Voltera, en aquella ciudad estudio Filosofía y Medicina con el medico Cipion y los maestros Mariana, Avanselo y Maquera, con los cuales tubo muchas contiendas orales sobre la inmortalidad de alma, y era ya medico hacia los años de 1501, y se unió en amistad con el maestro Alfonso un vecino de Roma, que antes había sido judío, luego había dejado la religión de Moisés por la de Mahoma, después está por la Cristiana, y últimamente paso a ser un pirronista ( es la renuncia a la certeza, pirronismo), y entre uno de sus amigos en Roma, fue un fraile dominico que se decía y le nombran Fray Pedro, éste fraile le contó un día que tenia por servidor, un ángel bueno, cuyo nombre era Zequiel, tan poderoso en saber de las cosas ocultas y futuras que no cabía en ponderaciones, más ponía una condición para comunicar las noticias y servir por amistad al hombre que pusiera en el su confianza, y además aria esto con la libertad plena de revelar ó no los secretos, por que si le quisieran porfiar con importunidades se retiraría de la sociedad del hombre a que se hallase agregado y no volvería más a ello, pregunto fray Pedro a Torralba si le acomodaría tomar a Zequiel por amigo y servidor, Torralba manifestó que tendría gran gusto, - luego se dejó ver Zequiel en figura de un joven blanco y rubio, y dijo a Torralba, “Y seré tuyo mi entras vivas, y te seguiré a donde quiera que vayas, yo, y con la promesa que se le dejara ver en los novilunios, cuadrantes de la luna, plenilunios, en los que se acomodaba en el traje de vestido encarnado, más unas veces vendría con el traje de peregrino y en otras en el de ermitaño, y siendo para ambos así, mientras el doctor Eugenio iba a la iglesia para celebrar la misa Zequiel con el, jamás Zequiel le hablaba del santo oficio, en ninguno de los idiomas que conocía, más Zequiel hablaba a Torralba siempre en Latín aun conociendo, Griego, Turco, Portugués, Francés…, y por ese tiempo proseguía Zequiel haciendole visitas, entonces mismo ya metido Torralba en la mazmorra o cárcel (por un motivo de deudas con la posada, ya que también Torralba tenia y era de buena boca), así que allí Torralba deseaba hacer reflexión y que le retirase Zequiel tanta visita en cualquier hora por que no le dejaba dormir y con la conversación le quitaba el sueño y la atención de las cosas en que pretendía pensar, (bueno es que éste ángel Zequiel era un poquito cansino), más no podía lograrlo y lo sufrió por que no podía esconderse como en unos cincuenta días o más, para el fue un castigo, para Zequeil un divertimento ya que estaba un poco aburrido. 

Regreso Torralba a España hacia el año 1502 con motivo de la boda de su hermana ( de nombre Inés Torralba Lapiedra, que matrimoniaba con Daniel Huguet Sandoval, un Boticario natural de Barcelona, “oye que sino casaron peor para ambos”, y estuvo Torralba en Cuenca unos cinco meses, regreso tomando un barco en Valencia hasta Génova luego en caballo, cuando llego a Roma y enterose por medio de unos amigos, don Pasqualino el de la fonda…, ( lo que no sepan los que le dan de comer a la hoya, estos masoneros) de unos libros que trataban la Quiromancia (ciencia de leer la palma de las manos), así por el estudio llego a entenderla en tal manera y forma que algunas personas vecinas de Roma le buscaban, para el remedio en que a Torralba y le pedían del vaticinio para diferentes problemas, (el vaticinio mediante y por la raya de las manos), en más se entero Zequiel de los muchos dineros que Torralba tomaba (se estaba haciendo el condenado de oro), le aviso, y le dijo que no debía recibir dinero alguno, pues a el no le había costado el suyo, en el estudio, ni trabajo las pócimas en éste caso de curalotodo, que el mismo Zequiel le hacia y le ponía en las manos en diferentes tarros de barro. 

Y estando de nuevo en España otra vez, en el año 1510, siguiendo Torralba los episodios en la vida de el rey Fernando de Aragón, le comunico Zequiel que pronto recibiría el monarca una noticia desagradable para la gobernación del Reino de España y luego otra…, (los vaticinios se fueron haciendo por un espacio de tiempo, en los que algunos los acertó Torralba de la mano o voz de Zequiel), así ya en el año inmediato de 1528 Torralba cómo éste hombre, brujo, mago o hechicero, estimaron las autoridades de el que hablaba incluso de bajo del agua (cuando no fueran fábulas con el fin de conseguir riqueza y fama), el mago Torralba salió al auto general publico de fe en el día 6 de marzo de 1532, después de más de tres años de cárcel, se leyó el extracto de su proceso conforme a la costumbre, y seria en y por los ochenta años después, cuando la historia del mágico mago de Cuenca nos la contó don Miguel de Cervantes, en la persona del Hidalgo don Quijote. 

-El delator fue don Diego de Zúñiga, su gran amigo, que después también se le puso mala la cabeza y salió tan mal de ella como el doctor Eugenio Torralba, era ya general en España la fama de loco, el mago Torralba y de tener por asistente suyo nada menos que a un ángel “familiar”, nombrado Zequiel, convendría decir de el mago Eugenio que sufrió un castigo en tormento que no merecía en el año 1528 cómo mal confidente, sino que la culpa que debió recibir es la de gran embustero, y es el concepto que le dieron después, en la persona de el Cardenal don Diego o Alonso Manrique inquisidor general, que le dispenso luego la penitencia, y por haber sufrido en tanto cuatro años ya de cárcel, con el arrepentimiento ante el almirante de Castilla, don Fadrique Enriquez, siendo su próximo pariente y amigo, suplicó ante Alonso Manrique, por éste doctor Eugenio, el que también había sido su Medico. 

En éste proceso del más famoso mago de toda España, hablamos del doctor Torralba de nombre Eugenio, que por la temeridad del reo (en la inusitada desvergüenza por la frecuencia), pues bien cierto es que había contado todo (cuentos y fábulas), y lo hacia por el puro capricho del engaño ¿o en que seria por creerlo el mismo?, así en la obtención del reconocimiento de Nigromántico en los vecinos de Roma, con el sin fin de persona engañadas por sus mentiras, y es esto en lo que somos de pertinaces los hombres y las mujeres, cuando nos empeñamos con tenacidad en adquirir renombre de famoso éxito por algún rumbo equivocado, aunque se prevea que puedan ser de funestas las ultimas consecuencias a resultas de un tiempo, cómo le ocurrió al más famoso mago de España al doctor Eugenio Torralba, natural de Cuenca, (que al final el muy pillín no salió tan mal librado, por tener buenos padrinos). 

Don Trifón Muñoz y Soliva, en su Historia de Cuenca, vol. II págs, 488-502, escribe un resumen de la causa o proceso contra el licenciado o doctor Eugenio Torralba, cuyo proceso se hallaba en la Real Academia de la Historia, en Madrid. 

Doroteo Rubio-Machado Sevilla 

Sefarad el Toboso

Pocas vidas en España se pueden igualar con la del doctor Torralba. Pocas destilan a la vez ese toque de curiosidad y magia que hace que nuestra imaginación se dispare imaginando mundos bellos y fantásticos. Pero no crean que les voy hablar de un mito o ser del más allá, pues este insigne galeno existió en carne y hueso en una época en que ciencia, religión y alquimia se fundían en un mismo saber.

Su nombre completo era Eugenio Torralba y aunque se desconoce con seguridad su lugar de
nacimiento, unos dicen que Cuenca y otros que Soria, se fecha su nacimiento alrededor de 1480. Desde muy pequeño estuvo interesado en la medicina y cuando adquirió su grado de doctorado decidió viajar a Roma a perfeccionar su saber y a la vez los de Teología. Pero lo que en verdad buscaba nuestro doctor en la Ciudad Eterna era ir más lejos que la ciencia misma y pronto se unió a fanáticos de la heterodoxia y la alquimia. Un día, en su casa, trazó un pentáculo y tras invocar varias veces al demonio se apareció ante sus ojos un ser de carácter angelical que se dio a conocer con el nombre de Zaquiel diciéndole que se ponía a su servicio hasta el mismo que muriera. Eugenio lo miro de hito en hito buscando cualquier signo demoniaco en su cuerpo pero lo que había ante sí se alejaba de toda imagen oscura que apareciera en sus ajados grimorios: Zaquiel era alto, bello, de cabellos rubios, ojos azules y unas alas angelicales de lo más plumosas y blanditas. Un auténtico ser angelical, aunque venido de las más negras profundidades del Averno.

Pronto el doctor, siguiendo los continuos consejos de su “amigo”, se presentó como un sabio que podía pronosticar cualquier clase de dolencia incurable que tuvieran sus pacientes, aplicando sus saberes médicos a cualquier rama de la ciencia existente y que incluso, he aquí lo maravilloso, podía volar de un lado al otro del orbe a velocidades increíbles y ver el futuro de manera precisa. Pasado un tiempo y siempre precedido de su fama decidió volver a España (volando, como no) para instalarse en Valladolid y abrir una consulta médica.

Allí siguió siendo el gran medico que había sido en Roma. Junto con Zaquiel continuó asombrado a todo el mundo, pero todas su maravillas no se acabaron aquí, pues el epítome de ellas se produjo la madrugada del 6 de Mayo de 1527. Mientras dormía tranquilamente en sus aposentos, su aliado alado volvió a presentarse delante de él y le dijo que se vistiera rápidamente pues le iba a llevar a Roma a presenciar un hecho increíble. Asustado, mientras se cambiaba de ropa, le preguntó que qué pasaba en la Ciudad Santa. Zaquiel le explicó que en esos momentos los soldados del emperador Carlos V, comandados por Carlos de Borbón estaban a punto de saquear toda Roma. Puso delante de sus ojos un bastón oscuro y le conminó a que agarrase el bulboso callado. Nuevamente Eugenio Torralba se sintió traslado por los aires, por encima de montañas y mares, y en décimas de segundo estaba en un monte cercano donde pudo ver como la Ciudad Eterna ardía por los cuatro costados y era sometida a todo tipo de violento pillaje. Apesadumbrado le dijo a Zaquiel que quería retornar a su casa pues no deseaba ver más ríos de sangre.

Días después empezó a comunicar a todo el mundo lo que había presenciado, pero nadie le hacia caso pues no tenían noticias de ese suceso tan atroz. Además toda la ciudad estaba alterada con el nacimiento del hijo de Carlos V, el futuro Felipe II. Aun así, a medida que pasaba el tiempo y fueron sabiéndose las noticias del Saco de Roma, noticias que llenaron de estupor a toda la cristiandad, la gente empezó a cambiar de parecer y se hicieron lenguas de las maravillas que había hecho el insigne galeno. Incluso el mismísimo Cervantes habla de él de la siguiente manera: a quien llevaron los diablos en volandas por el aire.

Pero su fama no podía pasar desapercibida y pronto la Inquisición tomó cartas en el asunto, pues no podían consentir que la gente andara volando por los cielos a su antojo y menos acompañado de un ser infernal. Gracias a una denuncia anónima (se cree que de un médico rival llamado Diego de Zúñiga) fue detenido en Cuenca, encarcelado y torturado de manera salvaje. Incluso los mismos torturadores se reían de él mientras le aplicaban el tormento diciéndole que si gracias a su “amigo” podía predecir el futuro por qué no le había avisado de que le iban a atrapar en la ciudad conquense, y que si era tan poderoso por qué no lo salvaba y se lo llevaba volando de aquella cárcel. De esta manera entre burlas y dolores paso nuestro protagonista tres años en cautiverio.

El Tribunal de la Santa Inquisición dictó sentencia y le conminaba a la abjuración de sus errores y a no comunicarse jamás con su Zaquiel. Tendría que pasar diez años más en la cárcel inquisitorial, ya sin tormento, y al salir de ella a portar todos los días el sambenito infamante. Curiosamente el Inquisidor General en aquella época era Manrique de Lara, azote y látigo de las artes adivinatorias, el cual años atrás había sido amigo del condenado en la corte de Carlos V. Éste, incluso le había predicho que con el tiempo había de convertirse en cardenal, cosa que ocurrió en 1531. Debido a ello, y que a lo mejor se acordaba de aquella buena amistad, pasado un tiempo decidió conmutar la pena al antiguo amigo firmando el indulto que lo liberaba de todo.

 así acabo los días nuestro buen doctor volante. Tal vez podamos imaginar que el mismo día de su muerte, en el lecho mortuorio se le presentó su compañero Zaquiel que con una mano, o aquel dichoso bastón nudoso, se lo llevó volando al más allá donde ahora disfruta de todos los saberes de la eternidad.

Publicado por Balbo en http://historiaconminusculas.blogspot.com.es

ESCRITORES ELENA SAIZ SEPULVEDA (CASTILLO DE GARCIMUÑOZ) CUENCA


24 de Enero de 2015
Libros
Elena Saiz Sepúlveda: "De la novela te enamoras"
Elena Saiz Sepúlveda.

Elena Saiz Sepúlveda: "De la novela te enamoras"
La escritora de Castillo de Garcimuñoz acaba de publicar dos novelas: ‘El mar en mi corazón’ y ‘Yo no soy una chica guay ni quiero serlo'


G. Díez


Tras iniciarse en 2011 en la novela con la escritura de ‘Yo no maté a Jorge Manrique’, Elena Saiz Sepúlveda (Castillo de Garcimuñoz, 1971), escritora, poeta y trabajadora social, vuelve con dos novelas cortas publicadas conjuntamente por una editorial salmantina que fueron presentadas el jueves en el Centro Aguirre: ‘El mar en mi corazón’ y ‘Yo no soy una chica guay ni quiero serlo.’ 

Se trata de dos historias policiacas, de intriga y misterio, protagonizada por mujeres periodistas y/o escritoras a las que une, también, su lesbianismo, su amor por la música clásica y por los viajes y un carácter luchador.

“Siempre escribo de escritores o periodistas, algo que me sorprende, porque ahora estoy con Unamuno, aunque en mi cabeza tengo pendiente al conquistador conquense Juan de Caballón. Y también me interesa el tema de la homosexualidad, algo que llevo al papel de forma natural, que me sale cuando hablo de amor. Creo que hay mucha literatura erótica a este respecto, pero que el tema no ha sido igualmente tratado de forma romántica, normal”, señala.

Hay así amor en sus nuevas novelas, en la primera entre una periodista española y una estudiante rusa, refugiada en España tras ser perseguida en su país por su homosexualidad; y en la segunda entre una escritora lesbiana de Ciudad Real que cuenta su vida a una periodista en un café madrileño.

Pero hay también viajes (Ávila, Viena) y, sobre todo, mucha intriga, asesinatos, suicidios.

“Creo que estas novelas llaman la atención porque no son monótonas ni tediosas, sino que tienen mucha acción, y la gente que la ha leído destaca su capacidad de sorpresa. Aunque ahora a ver qué dice el público”, cuenta Saiz Sepúlveda.

Por ejemplo, en ‘El mar en mi corazón’, entre otros personajes hay un inmigrante llegado a España en patera que ayuda a una inglesa a buscar a sus padres biológicos en Marruecos y que en un viaje a Inglaterra conoce a unos ingleses que quieren cazar ciervos en España y están metidos en una secta de pederastias. Hay además un amante de una examiga de la periodista que se suicida en la cárcel. Y, en el lado reivindicativo, aunque la novela está localizada en Madrid aparece un activista que se opone a la construcción del cementerio nuclear en Villar de Cañas.

Respaldo editorial

Elena Saiz se muestra contenta con el respaldo que encontró en la editorial salmantina Amarante para publicar estas novelas. “De vez en cuando dedico tiempo a enviar el trabajo que tengo a diferentes editoriales, un poco al azar. Y de repente una llamó. Les gustó cómo escribía y estuvimos de acuerdo en publicar. El 22 de enero la presento en Cuenca y la llevaré por toda España, hasta acabar en la Feria del Libro de Madrid. Es una editorial que está comenzando pero seria, con todo estructurado., su red de distribución, su librería en Madrid… Voy a trabajar con ellos y a ver si hay suerte, porque se trata de que te conozcan, de que llegue el mensaje que quieres transmitir y dejar en esta vida. Igual que unos tienen un hijo, yo también quiero ser fértil de otra manera, como puede ser dejar un mensaje”.

Infancia y escritura

Nacida el 3 de enero de 1971, el mismo día que su admirada Rosa Montero, el mismo día que le fue concedido el Premio Nobel de Literatura a Pablo Neruda, Elena Saiz Sepúlveda, que confiesa haber “sufrido mucho desde pequeña”, siempre tuvo interés por la escritura. En su infancia, por ejemplo, jugaba con su hermano (son cinco hermanos) a ser periodista. “En un pueblo, ¿qué tienes? Las gallinas, las palomas, los conejos, los cerdos… Pero también la radio, que cogía de modelo. Tenía claro que no quería ser camionero, como mi padre, ni ama de casa, por el estigma que conllevaba”. 

Más en serio empezó a escribir con veinte años, cuando pasó dos años y medio en Inglaterra, “donde por decirlo de una manera hice la mili. Intenté escribir mi primera novela, pero ahí se quedó. Me olvidé y me puse con la poesía, pero tras echar mi currículum buscando trabajo de trabajadora social y no encontrar nada, me dije que tenía que vivir de algo, y como la poesía no me iba a dar de comer, elegí escribir novela. Es algo de lo que te enamoras, una fantasía, sin la que no puedes vivir

Elena Saiz Sepúlveda: El mar en mi corazón y Yo no soy una chica guay, ni quiero serlo, eBook

Dos novelas fundamentalmente urbanas y corales, en las cuales se suceden los acontecimientos en innumerables viajes por España y Europa, donde La Mancha obtiene un protagonismo importante en este collage de personajes y situaciones. El mar en mi corazón narra las historias paralelas de una periodista. Su vida personal se solapa con su vida familiar y con los conflictos culturales de su lugar de origen. En Yo no soy una chica guay, ni quiero serlo encontramos a Carmen que lleva viviendo diecisiete años en Madrid, su historia sentimental a lo largo de ese periodo será recogida por Ariadna, una amiga escritora. Al mismo tiempo se suceden varios acontecimientos misteriosos.

Elena Saiz Sepúlveda. Castillo de Garcimuñoz (Cuenca) 1971. Estudia Trabajo Social en la Universidad de Castilla la Mancha y cursa estudios de Antropología Social en la Universidad del País Vasco. Tiene tres poemarios publicados, con muy buena critica literaria: 'Los Horizontes de mis noches' (1999), 'Charco en el Mar' (2003) y 'Sombras de un amanecer' (2010), este último, elogiado por el director de cine y escritor Albert Espinosa. A lo largo de estos últimos años ha participado en diferentes recitales, conferencias, presentaciones de libros. Desde el año 2011 se adentra en el mundo fantástico de la novela negra e histórica.         

RECOPILACIÓN DE CURIOSIDADES DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ (CUENCA) 11

Oración con mucha tradición en el Castillo de Gracimuñoz:

Ángel de la Guarda,
Dulce compañía,
No me desampares
Ni de noche ni de día,
No me dejes sola,
Que me perdería,
Vendría el dragón
Y me tragaría.
(vers. de Castillo de Garcimuñoz, Cuenca)

José Manuel Fraile Gil, Conjuros y plegarias de tradición oral, Madrid, Compañía Literaria, 2001.

Autor del comentario: José Vte. Navarro Rubio



RECOPILACIÓN DE CURIOSIDADES DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ (CUENCA) 10

ESOS CUENTOS:

De viaje por Cuenca
Andrea Alcaraz García, 3º A

Estando yo de viaje por Cuenca, se me ocurrió acercarme a ver el castillo de Garcimuñoz. En un momento en el que me quedé atrás del grupo visitante, oí un lamento procedente de una habitación que estaba a mi derecha. Entré y pregunté si había alguien. Una voz me contestó que sí y yo le pregunté cuál era su nombre. Cuando me dio la respuesta, casi me caigo de culo de la sorpresa: ¡era el fantasma de Jorge Manrique! Aproveché la ocasión para hacerle unas preguntas; ¡el director de mi periódico no se lo iba a creer!

- ¿Ha dicho usted que es Jorge Manrique? – pregunté yo.

- Sí señorita, el mismo que viste y calza – me contestó él.

- ¿Dónde y cuándo nació usted? – volví a preguntar.

- Para empezar, no me trates de usted, me hace sentir muy mayor y cuando yo morí, era joven todavía – dijo él.

- De acuerdo, le tutearé- respondí yo.

- Nací en Paredes de Nava, Palencia. De la fecha no me acuerdo muy bien, pero creo que fue por el 1440.

- Tengo entendido que conociste a la reina Isabel I.

- Sí, no sólo la conocí, sino que participé directamente en la guerra contra su prima Juana la Beltraneja.

- ¿Qué recuerdas de tu infancia?

- No guardo buenos recuerdos, porque mi madre murió al poco de nacer yo y mi padre volvió a casarse poco tiempo después. Mi vida transcurrió entre estudios y aprendizaje del arte de la guerra.

- ¿Cuál fue tu primera campaña militar?

- La recuerdo como si fuera ayer mismo. Tenía yo 24 años y participé en el asedio del castillo de Montizón. Allí me pusieron el mote “ni miento ni m’arrepiento”.

- Cuenta la historia que estuviste preso en Baza.

- Sí, eso ocurrió cuando intentábamos tomar la ciudad ocupada por los Benavides. Guardo mal recuerdo de esa batalla, porque en ella perdí a mi hermano Rodrigo.

- ¿Cómo perdiste la vida?

- Fue durante una escaramuza a este castillo. Resulté herido y fallecí poco después en Santa María del Campo de Rus, donde estaba mi campamento. Me gusta, de vez en cuando, darme una vuelta por este castillo que no pude ver en vida.

- ¿Sabes que has pasado a la historia, no por tus hazañas militares, sino por tu obra literaria “Coplas a la muerte de su padre?”.

- ¡Válgame dios! Si sólo fue algo que hice en un momento de nostalgia por mi padre.

- Pues Lope de Vega dijo: “Merecía estar escrito en letras de oro”, palabras textuales.

- No sabía que Lope había dicho eso de mi obra. La próxima vez que lo vea (de vez en cuando voy a Madrid y veo a toda esa peña, como decís hoy en día) le daré las gracias por elogiar de esa manera mi obra.

- Bueno, se me hace tarde. Encantada de haberle, perdón, haberte conocido personalmente.

- Date una vuelta por el monasterio de Uclés y podrás hablar conmigo cuando quieras, pues allí me enterraron en 1479. Antes de ir mándame un e-mail, no vaya a ser que no esté en mi tumba. Mi dirección es:

jorge.Manrique_1440@hotmail.com

- ¡Qué moderno!

- Estoy muerto, pero también estoy a la última.


El fantasma desapareció y yo salí de la habitación en busca del grupo de visitantes. Los encontré unas salas más allá y nadie se había dado cuenta de mi falta. Me fui del castillo con una alegría incontenible.

RECOPILACIÓN DE CURIOSIDADES DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ (CUENCA) 9

REVISTA DE FOLKLORE
Autor: LORENZO VELEZ, Antonio
Tema: Cuentos / Mitos

Título del artículo: BLANCAFLOR LA HIJA DEL DIABLO (Notas sobre un cuento maravilloso español)

Uno de los cuentos básicos establecidos es el llamado Blancaflor, la hija del diablo. En el pueblo de Garci-Muñoz (Cuenca), el 22 de agosto de 1982 y acompañado por María Luisa García Sánchez, tuve la oportunidad de recoger un fragmento de este cuento. En una posterior visita (puesto que el caudal folklórico de nuestra informante, especialmente romancístico, así lo exigía), el 19 de septiembre del mismo año, pudimos recoger de nuevo varias versiones del mismo cuento, todas ellas bastante completas respecto a las publicadas por Espinosa y N. Alonso Cortés (6). De ellas, la más interesante a nuestro juicio es la que pasamos a continuación a transcribir .

BLANCAFLOR, LA HIJA DEL DIABLO

Era un matrimonio que tenía un hijo y jugó toda la hacienda una noche y se veía tan desesperao en el casino que dijo;

-El alma le entrego al demonio con tal de ganar todo lo que he perdido.

Y entonces se presentó un viejo y le dio dos pesetas y le dijo;

-Con estas dos pesetas va usté a ganar más de lo que ha perdido.

Y se puso en una mesa hasta que lo ganó todo y dejó el casino todo arruinao y se lo llevó todo, en total que ya se volvió a su casa y cuando llevaba un año o año y pico pensó en lo que había ofrecido y no había hecho y dijo a su madre;

-Madre, me tiene usté que echar merienda y coger dinero que me tengo que ir porque ofrecí esto cuando gané tanto.

Cogió y se fue el muchacho y se hacía de noche en un campo y vio una luz y dijo:

-¡Allí me pueden arrecoger! (porque había muchos lobos en el monte y podrían acudir a él).

Entonces salió una muchacha y la dijo:

-¿Me quiere arrecoger?

Y le dijo:

-No, que mi padre es la luna y si viene lo va a matar.

Y él la dijo:

-No me mata no.

Y ella dijo:

-Bueno, lo esconderemos aquí, en esta habitación que no entra nunca, a ver si así lo podemos evitar.

Pero llegó su padre y dijo:

-¡A carne humana huele, si no me la entregas mueres!

Y entonces dijo la muchacha:

-¡Si no hay nadie padre!

Y él:

-Aquí hay carne humana y si no me la entregas mueres.

Y ya dice:

-Es un muchacho que va de camino y ha venido a ver si lo arrecogíamos.

Y entonces salió y lo arrecogieron y dijo el muchacho dónde iba y dijo:

-Voy a la Casa de Irás y no Volverás.

Y contestaron:

-Nosotros aquí no te podemos decir dónde está, pero más adelante hay otro caserío.

Y al día siguiente salió de marcha el muchacho y se le hizo de noche hasta alcanzar la otra casa, y fue a ver si lo podían arrecoger también y le dijeron:

-Es mi padre el sol y si viene lo va a matar.

Y él:

-Pues escóndeme por ahí en algún sitio.

Y lo abrió la puesta y lo acobijó la muchacha y cuando llegó su padre le dijo:

-¡A carne humana huele, si no me la entregas mueres!

Y ella le quiso ocultar también, pero no pudo, entonces ya salió y le explicó que iba de camino y que iba a la Casa de Irás y no Volverás; y le dijo que allí, en el fondo de un cerro muy grande que había, hay un filanco muy grande de agua y allí va un águila que va todos los días a la Casa de Irás y no Volverás, pero tienes que preparar un trozo grande de carne y irle dando todo el camino, que si no, no te va a cruzar un brazo mar mu grande que había.

Entonces el muchacho preparó un cordero y lo cruzó en el águila y se montó él, y cuando aún iban en el agua, se le acabó la carne, aunque se la iba repartiendo bien, si le echaba los cachos grandes tardaba más, pero si le echaba los pequeños, enseguida se los tragaba, y decía el águila: -

¡Dame carne!

Y decía él:

-¡Toma carne!

Hasta que dijo:

-¡Ya no hay más carne!, cuando ya se acabó y aún lo dejaba en el agua.

Y decía el muchacho:

-¡Qué voy a hacer yo ahora!

Y dijo el águila:

-Pues córtate un mollete del culo.

Entonces éste se lo repartía todavía más, pero enseguida se lo tragó el águila y se cortó el otro mollete del culo cuando se acabó aquél, y aún lo dejaba en el agua, y ya dice:

-¡Pues si ya no hay más carne!

Y dijo:

-¡Pues aquí te dejo!

Y él: -

¡Pero, por Dios, después que me has dejao sin carne a mí y te has comido el cordero, ¿ahora me vas a dejar aquí?

Y dijo:

-Bueno, me das pena.

Y llegó a la orilla del agua y lo dejó y vio que tres muchachas se estaban bañando en un charco de agua y a una de ellas la escondió la ropa, y se escondió él y las otras salieron y se vistieron con la ropa, pero aquélla se quedó llorando buscando la ropa que no la encontraba y se burlaban de ella y decían:

-"Pues eso es que tú no sabrás dónde la has dejao, ¿quién te va a quitar la ropa aquí si no estamos más que nosotras solas ?" .

Cuando ya se fueron las otras muchachas, salió el muchacho y le tiró la ropa y le dijo:

-Toma, la ropa que buscas.

Y le preguntó ella :

-¿A dónde vas?

Y la contestó:

-Voy a la Casa de Irás y no Volverás.

Y dijo:

-¡Ay!, que es mi padre y te va a matar, pero haremos los medios pa que no te mate, conque tú, cuando llegues, le dices: "ya estoy aquí a cumplir todo lo que le prometí"; pero no digas "que sea lo que Dios quiera", ni "gracias a Dios", ni mentes a Dios allí para ninguna cosa.

Conque ya el muchacho iba preparao y llegó y estaba allí sentao (el diablo) y le dice:

-¡Ya estoy aquí!

Y le dijo (el diablo):

-Bueno, pues hacerle de comer a este hombre que ahora tiene que irse a trabajar .

Y cuando terminó de comer le dijo:

-Ahora tienes que ir a aquel cerro y lo tienes que labrar y lo tienes que sembrar y lo tienes que segar y lo tienes que hacer pan, y a mediodía quiero un pan encima de la mesa.

Salió entonces a la puerta y salió Blancaflor y le dijo:

-¿Qué te ha mandao mi padre?

Y dijo:

-Cosas imposibles que ni tú ni yo podemos hacer .

Y le dijo:

-Toma este azaón y esta esportilla y vete pal cerro a dormir, que ya voy yo.

Pero él no tuvo pacencia pa estarse esperando y se puso a cavar, y cuando llegó ella le dijo:

-¿No te dije que te echaras a dormir?

Y él la dijo que no tenía pacencia y enseguida dio una vuelta al cerro y lo labró, y dio otra y lo sembró, enseguida dio otra y ya lo segó, enseguida dio otra y ya tenía el pan cocido y ya se lo llevó y le dijo:

-No me descubras, que si me descubres mi padre te matará a ti y a mí, tú nunca digas que Blancaflor manda en esto.

Conque cogió el muchacho y efectivamente (lo llevó).

-Ya tié usté aquí el pan.

Conque dice:

-Tú esto no lo has hecho, aquí manda Blancaflor y ahora mismo te mato.

Y dijo él:

-Pues me matará y hará lo que quiera, pero yo no conozco a tal Blancaflor y no sé quién es esa persona.

Al día siguiente le dieron de comer y al acabar le dijo:

-Tienes que ir y mudar los ladrillos de una habitación a otra -de unas habitaciones que tenía retirás-.

Entonces salió Blancaflor y le dijo:

-¿Qué te ha mandao mi padre?

Y él:

-Que quite los ladrillos de una habitación a otra.

Y ella: -Pues vete pa allá que ya voy yo.

Y la dijo:

-No vengas que eso lo puedo yo hacer .

Y fue el muchacho y cogió un brazao y cuando iba por el otro brazao ya se habían mudao los otros y llegó Blancaflor y se puso encima y ya no se estremeció ninguno. Y dijo:

-No me descubras, que ahora mi padre va a decir igual.

Conque al día siguiente le dijo:

-Pues ahora vas a sacar el anillo de mi tatarabuela que se le cayó en el mar .

Salió y Blancaflor le preguntó igual y dice:

-Tú fíjate, ¡esto cómo lo vamos a sacar, ni tú ni yo!

Y ella :

-Toma esta botella y vete pa la orilla el mar que ya voy yo.

Entonces cogió y en la orilla del agua la hizo chichotas (a Blancaflor) quien le dijo:

-Ten cuidado, no se te caiga ningún pedazo, que aonde se te caiga algún pedazo me va a faltar a mí.

Y él no quería hacerla pedazos por el bien que le había hecho, pero al final cogió y lo hizo y le cayó un pedacico del dedo pequeño y le dijo:

-Cuando me hayas metido en la botella me tiras al agua y cuando yo te diga: ¡Juan, .dame la mano!, me alargas la mano que yo ya salgo con el anillo.

Lo hizo y tiró la botella y al poco tiempo dice: ¡Juan, dame la mano!, y allá que salía ella con el anillo, y le dijo:

-Toma y no me descubras, que mi padre va a decir igual, que esto lo ha hecho Blancaflor.

Llegó y dijo:

-Tome el anillo de su tatarabuela.

Y él, que Blancaflor mandaba en eso y que lo ma taba.

Y le contestó que él no conocía a tal Blancaflor.

Y le dijo:

-Bueno, pues te dejaré y ahora te vas a casar de las tres hijas con las que tú quieras.

Entonces, al salir, le preguntó Blancaflor:

-¿Qué te ha mandao mi padre?

Y la dice:

-Pues mira, que me case con una de las tres de vosotras.

Y dice:

-Y ¿con cuála te vas a casar?

Dice:

-¡Pa qué tiés esas preguntas, pues contigo!

-Pues mira, nos va a meter en una habitación y ellas van a decir: "¿me quieres?", y tú las vas a conocer y yo voy a hacer la voz más basta para que me distingas y yo diré: "ya mí, ¿me quieres?" y así me vas a conocer.

Conque efectivamente, cuando dijo que no las quería, sólo a la que hacía Blancaflor, dice su padre:

-¡Pues con esa no te casas!

Dice:

-¡Pues no me caso con ninguna si no me caso con ésta!

-Pues te daré otra oportunidad. Ahora van a meter la mano por una gatera.

Y cuando salió dice :

-Mira lo que me ha mandao tu padre.

Dice:

-Pues mira, ellas van a meter las manos muy de uñas y con anillos y cosas y yo voy a meter la que me falta el dedo pequeño y así me conocerás bien.

Conque cogió e hizo eso y decía:

-Con ésta no, con la otra tampoco, con ésta si -cuando metió el dedo cortao-.

-¡Pues con esa no te casas!

Dice:

-¡Pues si no me caso con ésta, no me caso con ninguna !

Y al final dijo:

-Bueno, pues te casarás. Y él (diablo) lo que quería era aviar a los dos, a Blancaflor y al muchacho porque sabía que los dos...

Se llegaron a casar y entonces, por la noche, quiso matarlos el padre y entonces ellos, como ella era santa, Blancaflor, pues adivinaba también to lo que iba a hacer el padre y entonces cogieron un pellejo de vino y lo metieron en la cama y dejaron un vaso con espuma que dicen que contestaba cuando el demonio hablaba -la saliva- sí y decía (el demonio):

-Blancaflor ¿te duermes ya?

Y entonces tenía más fuerza la saliva y decía:

-No.

Pero conforme se iba apagando, pues ya iba flojeando aquello más. Entonces fue y le dijo ella:

-Ves a la cuadra y coge el caballo del pensamiento.

Pero como el caballo del pensamiento estaba mu seco, cogió el del aire que estaba mu gordo, porque dijo: "este tan seco no nos va a poder llevar a los dos" y cogió el del aire; y cuando llegó aonde estaba la muchacha dice (la muchacha):

-Verás, mi padre nos va a enganchar otra vez con el del pensamiento.

-Dice:

-¡Si es que el otro no nos iba a poder llevar!

Conque ya salieron de marcha pal pueblo de aonde era él, y entonces ya cuando llevaban un poco de danza, el padre al ver que ya no contestaba Blancaflor, que era la espuma que ya se había apagao, dijo: "ya se han dormío, ahora los mato", y cogió e hincó el cuchillo que llevaba en el pellejo del vino creyendo que eran ellos, entonces se derramó todo y vio que aquello era un engaño y fue y se lo contó a la mujer y le dijo:

-¡Ay, si era Blancaflor la que estaba tras de todo esto y te estaban engañando, ves a la cuadra que está el caballo del pensamiento que aún los pillas!

Entonces salió corriendo el padre y como era el pensamiento enseguida cogió al aire; vieron una nube negra venir y le dijo ella:

-Mira, esa nube negra es mi padre y si nos coge nos va a matar.

Y dijo él:

-Qué va, si cuando quiera llegar él aquí nosotros estamos allá alante.

Pues cogió y dijo:

-Mira, tú te vas a volver el hortelano y yo la noria y al caballo lo vamos a poner a sacar agua de la noria.

Cuando llegó él dijo:

-¿No han visto pasar por aquí aun hombre y a una mujer con un caballo?

Y dijo el hombre:

-No, si se quiere esperar que vamos acoger fruta -dice-, los pimientos y los pepinos están de coger ya.

-¡Qué peineta de pepinos ni de pimientos!, y se volvió otra vez a su casa. Entonces cuando llegó se lo dijo a la mujer y ella le dijo:

-¡Tonto, ella era la noria y él el hortelano y el caballo lo tenían sacando agua de la noria, vuelve que aún los coges!

Y volvió y vieron otra vez la nube y dijo (ella):

-Mira por dónde viene mi padre, nos va a coger y nos va a matar -y dice-, pues mira, yo me voy a volver la ermita y tú el ermitaño; y al caballo lo escondieron detrás de la ermita.

Conque llega y dice:

-¿No han visto pasar por aquí a un hombre y a una mujer a caballo?

Y dice:

-No, si se quiere esperar que vamos a decir la Misa!

Y ya dice:

-¡Qué peineta de Misa ni narices!

Y se volvió, se lo contó a su mujer y le dice:

-¡Ay tonto, que te han engañao, que ella era la ermita, él el ermitaño y el caballo le habían escondido detrás de la ermita, vuelve que aún los coges!

Entonces volvieron a ver la nube otra vez y dice la muchacha:

-¿Ves aquella nube que viene? es mi padre y ahora no vamos a tener tiempo.

Y ya la vieron encima que no tenían tiempo y ella metió la mano en el bolsillo y sacó un puñao de sal y la extendió y se hizo un brazo de mar y ya no pudo cruzar el demonio, y entonces la echó una maldición a ella, y la dijo:

-¡No te echo más maldición que así te olvide!

Y entonces le dijo la muchacha al muchacho:

-Mira, la maldición que me ha echao mi padre me va a alcanzar .

Y la dice:

-¿Tú te crees que te voy a olvidar yo, con lo que me has hecho, que si no hubía sío por ti hubiera perdido la vida? ¡No te puedo olvidar!

-Bueno, pues mira, para que no me olvides, cuando lleguemos al pueblo no te tienes que agarrar a nadie de la familia -y ya llevaba tres o cuatro años con el demonio sin ver a la familia-.

Cuando llegaban ya a las orillas del pueblo, dice el muchacho:

-Mira, tú te vas a quedar aquí y yo voy a avisar a la familia pa que salgan y te hagan más recibimiento.

Cuando va la primera su madre y la frenó, pero fue la abuela y Se agarró-¡Ay mi nieto, tantos años sin verte!- y al besarle la olvidó.

Y ella al hacerse de noche se tuvo que venir al pueblo y buscar posá, y él ya no salió a por la muchacha ni ná; entonces allí en la posá cogió una habitación y como era modista y sabía coser, pues se dedicaba a coser allí en el pueblo. Entonces ya el muchacho que ya ni se acordaba de ella se echó novia y ya pues a punto de casarse y la novia fue a casa de la muchacha ésta a que le hiciera el traje; y convidaron a mucha gente, pero a la muchacha no la habían convidao, pero cuando llegó la novia a por el traje le preguntó que cuánto valía hacérselo y dice:

-Nada, sólo ir a tu boda.

Y la otra:

-No, no, yo aparte te lo pago, pero tú vienes a mi boda.

Pero no le cobró nada. Entonces cuando hicieron el convite, al salir de la Iglesia, pues allí cada uno echaba un brinde, un chiste, lo que eso..., entonces la muchacha dijo:

-¿Me permitís que haga yo un juego que sabía yo de mis tiempos?

Entonces como era forastera:

-¡Pues sí, sí, échalo!

Y dijo:

-Dadme dos naranjas.

Y peló dos naranjas y las puso en una mesa, un gajo detrás de otro en fila y le hablaba un gajo al otro y le decía:

-Te acuerdas cuando llegaste a la Casa de Irás y no Volverás y me escondiste la ropa cuando me estaba bañando yo en el charco?

Y decía:

-No.

Y el otro contestaba:

-¿Y te acuerdas cuando mi padre te mandó al cerro a labrarlo y a sembrarlo y a segarlo y que cogieran un pan pa que a mediodía quería un pan encima la mesa?

Y contestaba el otro:

-No.

Y decía el otro:

-Juan, ¿te acuerdas cuando mi padre te mandó que mudaras los ladrillos de una habitación a otra?

Y ya se iba recordando y entonces dijo:

-Sí.

Y dice:

-¿Te acuerdas cuando te mandó que fueras a sacarle el anillo de su tatarabuela del mar ?

Y dijo:

-Sí.

Entonces contestó el muchacho y dijo:

-Bueno, yo tenía un baúl y las primeras llaves me se perdieron y tuvieron que hacer otra de segundas, ¿cuáles me venía mejor, las primeras o las segundas?

Y todos dijeron:

-Pues las primeras, que eran las de su cerradura verdad.

Y entonces dijo el muchacho:

-Pues con esta novia me caso, que fue la primera que yo tuve.

Y la otra se fue con sus padres y aquí terminó el cuento. 

RECOPILACIÓN DE CURIOSIDADES DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ (CUENCA) 8

I CONCURSO DE CUENTOS Y LEYENDAS RELACIONADOS CON BELMONTE 

PRIMER PREMIO 

EL PORQUÉ DE UNA PUERTA EN LA BASE DE LA TORRE DEL HOMENAJE DEL CASTILLO DE BELMONTE O 
EL ORGULLO DE LOS PACHECO 

Es sabido que la torre del homenaje es la parte más sólida y protegida de un castillo y el último reducto de seguridad en caso de asedio. Por tal motivo, muchos visitantes del castillo de Belmonte se extrañan de que su torre del homenaje esté perforada en su misma base, ofreciendo, hacia el patio de armas, una débil puerta, contraria a las más elementales normas de estrategia defensiva. Tal acceso no corresponde al diseño primitivo de la torre y tiene un singular origen que pone de manifiesto la testarudez y el orgullo de los descendientes de D. Juan Pacheco -marqués de Villena y tercer señor de Belmonte- que fue quien construyó el castillo. Pero veamos los hechos que dieron lugar a tan singular acontecimiento: 
En 1445, el rey Juan II de Castilla concedía a D. Juan Pacheco la villa de Medellín por muchos servicios prestados a la corona, y no era el menor, la destreza, ingenio y saber hacer que desempeñaba ejerciendo como doncel del príncipe D. Enrique. Sería éste quien aceptaría después, permutar Medellín por las villas de Chinchilla y Garcimuñoz, más próximas a los intereses geográficos y políticos del Marqués (1). Medellín pasaría posteriormente, también por favor real, a la familia Ponce de León. 
Años después D. Juan Pacheco casaría a su primera hija bastarda, Dña. Beatriz, -fruto de sus amoríos con Dña. Catalina Alfón de Lodeña- con D. Rodrigo Ponce de León que, entre otros títulos, contaba con el de Conde de Medellín. De esta manera lograba el Marqués de Villena, poner a uno de sus descendientes al frente de uno de sus antiguos Señoríos. (2) Tras años de matrimonio murió D. Rodrigo, lo que produjo una singular pugna sobre quien debía ostentar el condado de Medellín: Su hijo, D. Juan Ponce de León, o su viuda, Dña. Beatriz. El hijo porfiaba ser el legítimo heredero del condado paterno. Dña. Beatriz se empecinaba en que era a ella a quien correspondía, e incluía en la fundamentación de sus aspiraciones la anterior posesión de Medellín por su padre, D. Juan Pacheco. La disputa alcanzó tal dimensión que llegó a plantearse ante la Corona. 
Estando ambos, madre e hijo, en el castillo de Belmonte, reclamando el apoyo familiar a sus respectivas causas, ocurrió que se recibió cédula real de la reciente coronada Isabel I de Castilla, y que ofrecía el dictamen favorable a los intereses de D. Juan. Al recibir la noticia, fue tal el arrebato colérico de Dña. Beatriz, que hizo encerrar a su hijo en las mazmorras del castillo. Éstas ocupaban la parte más profunda de la torre del homenaje y sólo se podía acceder a ellas por un agujero en el techo sobre el que, para total control, Dña. Beatriz hizo colocar un sitial. Y no se conformó sólo con eso, sino que, además, ofreció el apoyo de Medellín a la causa de Dña. Juana "La Beltraneja" (3) en su lucha, contra Isabel y Fernando, por el trono de Castilla. ( 4) 
Pero como es sabido la causa de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, resultó triunfadora. Tras la batalla de Toro, de 1476, los Pacheco son desposeídos de la mayor parte de sus posesiones y Dña. Beatriz es obligada a aceptar el dictamen que resolvía la pertenencia del Condado de Medellín a favor de su hijo... Y fue entonces cuando ocurrió lo más peculiar de esta historia: Cuando comunicaron a D. Juan Ponce de León lo acontecido y fueron a sacarlo de las mazmorras, éste se negó a salir por el agujero del techo por el que había entrado y exigió que derribasen el muro de la mazmorra par poder salir con la dignidad que reclamaba la razón de su causa. 
Enterada del suceso la reina Isabel, ordenó que el acceso horadado en la torre del homenaje perdurase abierto para siempre, en recuerdo del triunfo de la justicia y como desdoro en el linaje de los orgullosos Pacheco. Y, por este motivo, el castillo de Belmonte luce desde entonces, una torre del homenaje con una frágil puerta en su base, recordándonos a todos que de nada sirve la robustez y soberbia de la fuerza si no está cimentada por la solidez de la verdad y la razón. 

Enrique Campos Fernández. 

Seudónimo: JUEGO DE JUGLAR 

INCLUIMOS LAS PRESENTES NOTAS CON EL FIN DE PROFUNDIZAR EN EL CONOCIMIENTO DE LOS HECHOS QUE RODEAN LA LEYENDA, AL TIEMPO QUE LA DESCARGAMOS DE DATOS QUE PODRÍAN DESORIENTAR EL DESARROLLO DE SU ARGUMENTO. 

La permuta de Medellín por las villas de Chinchilla y Garcimuñoz entre el príncipe D. Enrique y D. Juan Pacheco se produjo en 1449. D. Juan refuerza con ello la configuración de un territorio, el marquesado de Villena, que tanto se iba a parecer -y no por casualidad- a las Tierras de D. Juan Manuel. 
El matrimonio entre Dña. Beatriz y D. Rodrigo Ponce de León es un ejemplo de la habilidad política que D. Juan Pacheco manifestó en el matrimonio de sus hijos -incluidos los bastardos-. El interés, en este caso, no es sólo el de efectuar una "buena boda" para su hija sino además, el poner de su parte el condado de Medellín que tanto apoyo podría ofrecerle en la defensa de los amenazados señoríos de Moguer y Villanueva, de los que era titular María Portocarrero, segunda esposa del Marqués de Villena. 
Juana "la Beltraneja" era hija del rey Enrique IV conocido en la historia como "el Impotente". Dña. Juana tenía el sobrenombre de "la Beltraneja" por decirse que no era hija del rey, sino de D. Beltrán de la Cueva. Lo cierto es que la sucesión de Enrique IV provoca una guerra civil en Castilla entre Dña. Juana y Dña. Isabel "la Católica" -hija y hermana del rey respectivamente-. Entre las estrategias de apoyo a la causa de Dña. Juana estuvo su matrimonio con el rey D. Alfonso de Portugal. (Dña. Isabel ya se había casado con D. Fernando con lo que obtenía el respaldo de Aragón). En este apoyo de Portugal a las aspiraciones de la Beltraneja a la corona de Castilla, Medellín ocupaba un lugar estratégico de primera importancia. 
El posicionamiento de Dña. Beatriz a favor de la causa de la Beltraneja es continuación de una clara trayectoria familiar. Su padre, D. Juan Pacheco, se opuso al matrimonio de Isabel y Fernando. Y quizá no sólo por la pérdida de influencia política sobre Isabel, sino también por el peligro de que D. Fernando de Aragón decidiese ejercitar sus legítimas aspiraciones al marquesado de Villena que perteneció a su familia. A la muerte de D. Juan Pacheco heredaría tal oposición su hijo, D. Diego López Pacheco, que la mantendría hasta el1 de Marzo de 1480 en que, en el castillo de Belmonte, se firman las capitulaciones entre la reina Isabel y el marqués D. Diego.

RECOPILACIÓN DE CURIOSIDADES DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ (CUENCA) 7

DESVIOS TENTADORES EN LA A3

 (artículo de Emilio Garrido) 

KM. 170: LAS LEYENDAS 
¿Quién fue esta Isabel de Villena que da nombre a instituciones feministas? La respuesta no se encuentra en Alarcón, sino en Castillo de Garcimuñoz, a pocos kilómetros, en el páramo conquense, tierras de nobles beltranejos, rebeldes a la Corona. Sobre una loma, un mazacote de piedra se enseñorea de los trigales con sus cuatro torreones de piedra a medio derruir. Regios sillares al aire, rudos contrafuertes, mucha batalla. Allí, uno de los Pachecos de la casa de Villena quiso casar a la más delicada de sus hijas con un viejo. Isabel se negó porque amaba a un simple paje. El marqués encerró a su hija por díscola en el frío Garcimuñoz. El amante tuvo que huir a Flandes so pena de ser encerrado de por vida. Siete años esperó la doncella. Al séptimo, cuando ya don Enrique volvía de la guerra, rico y señor, a por su dueña, en vez de esponsales encontró un funeral. Desesperado, quiso verla por última vez. Tres personas le abrieron el sepulcro. A las tres premió con generosidad. Allí permaneció toda la noche. 

El pueblo de Castillo de Garcimuñoz se extiende en una suave pendiente por dos calles que guardan algunos distintivos en las fachadas de sus casas. Uno pertenece a la casa-palacio en la que el infante don Juan Manuel escribió la mayor parte de sus textos. Otra de las leyendas habla de la muerte de Jorge Manrique a pie de los torreones. Me la cuenta un viejo en la tasca. Nunca se supo muy bien quién lo mató, pero lo cierto es que los Reyes Católicos mandaron ahorcar a seis prisioneros del enemigo en represalia y el marqués de Villena se vengó ordenando la ejecución de otros seis del bando rival. Le tocó en suertes a un escudero vecino de Villanueva de la Jara llamado Talaya. Como estaba casado y con hijos, su hermano menor, que estaba soltero, se hizo pasar por él y acabó subiendo al cadalso en su lugar. "Y así murió este mancebo / por dalle vida a su hermano, / el cual de gran hermandad / notable ejemplo ha dejado". 

Caminamos la historia sobre un fermento de sangre inútil. Por las laderas de Garcimuñoz crecen las lavandas y espliegos con un aroma de otra época. La reconstrucción del castillo va para largo. Ignoro qué alcalde pudo permitir la instalación de una central hidroeléctrica junto a los muros. 

José Vte. Navarro Rubio 

No me cuadra la historia 
de Isabel de Villena 
o Elionor Manuel, como se quiera, 
pues la "Sor" murió en Valencia 
más la leyenda me intriga 
por incidir 
en el hecho de que en el Castillo 
se vino a producir 
ese fatal desenlace 
entre una dama 
que amaba a un doncel 
y un padre que quería para su hija 
el poder de un hombre rico.

Como quiera que había 
conventos de agustinas 
pensemos que Isabel profesó en él 
y que para cuando su amor 
volvió, buscando retiro, 
ella ya era en Valencia 
y que de esta forma 
la muerta que se veló 
no fue a Isabel 
sino a otra mujer 
en la que Enrique creyó reconocer 
a su antiguo amor perdido

Ya numerosas las desgracias 
que le vinieron a suceder
al Castillo 
está leyenda de Isabel 
queda en humo
aunque algunos se empeñen 
en ver 
intrigas y dolor 
donde solo se dio 
rezos y oración 
de un enamorado 
que de la guerra volvió 
para recuperar a su amor querido. 

Autor: José Vte. Navarro Rubio 

Sor Isabel De Villena (1430-1490), religiosa clarisa, autora de varios tratados de espiritualidad. 
Nació hacia 1430, en Valencia. Se llamaba Leonor Manuel de Villena, hija natural de Enrique de Villena y Vega, nieto del rey Enrique II de Castilla. No se sabe nada sobre la madre de Sor Isabel, aunque la mayoría de autores dice que fue valenciana. Huérfana a los cuatro años, fue educada por la reina María de Castilla, esposa del rey Alfonso V el Magnánimo, en su palacio de Valencia.El 28 de febrero de 1445 ingresó en el monasterio de la Santísima Trinidad, de religiosas franciscanas clarisas, que había sido fundado por la misma Reina un año antes.Desde el primer momento se esforzó por poner en práctica las virtudes cristianas y se dedicó de modo especial al estudio de la Sagrada Escritura.El 26 de marzo de 1463 fue elegida abadesa del monasterio, cargo que desempeñó hasta su muerte. 
Isabel de Villena fue protagonista del ambiente cultural del Siglo de Oro valenciano. 
El panorama cultural de Valencia en aquellos tiempos aparece particularmente animado y complejo. La introducción de la imprenta (1473) y las relaciones con Italia, entre otras causas, determinaron el surgimiento del Renacimiento local, que incluye paradigmáticamente las corrientes ideológicas y científicas más representativas de la época. La abadesa del monasterio de la Santísima Trinidad, desde su clausura, no estuvo ausente del movimiento literario que hubo en su época, y reunió en su convento una buena biblioteca.Escribió la Vita Christi, obra que desarrolla los misterios de Cristo, desde la Concepción Inmaculada de su Madre hasta la Ascensión del Señor. Escrita en valenciano, con estilo elegante, con cláusulas doctas y con gran expresividad de lenguaje. Adquiere especial significación la simpatía con que trata a las mujeres del Evangelio, sobre todo a María Magdalena, y el protagonismo que les concede. Dedicó la obra a la reina Isabel la Católica, que deseaba con interés leerla. Se imprimió por vez primera el 22 de agosto de 1497, por orden de sor Aldonza Monsoriu, sucesora de Isabel de Villena como abadesa de su monasterio.Escribió también unos sermones y la obra mística Speculum animae, que no han llegado a la actualidad.A instancias suyas Jaime Pérez, obispo auxiliar de Valencia, escribió un comentario al Magníficat en 1485, que se lo dedicó. 
Falleció piadosamente el 2 de julio de 1490. 

Publicado por GrupoCreaMas en 09:26
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