viernes, 7 de agosto de 2015

POESÍA: YA SOLO ME QUEDAN PUNTOS SUSPENSIVOS

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Yo ya no tengo etcéteras
solo puntos suspensivos
......................................
......................................
.....................................
.....................................
....................................
....................................

Tantos que los poemas se hacen cortos
y en ellos comparto conmigo mismo
todo lo que quiero
sin ser leído y sin ser visto.

Pongo en escena unos puntos,
cinco a lo visto
.. ...
y pregunto
¿Qué se esconden tras ellos?

Hagan sus apuestas,
jueguen como si estuvieran en un bingo.
Canten lo que quieran,
ahora les aviso
si hacen de esto una apuesta
dense por perdidos.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: LA NOCHE ES TAMBIÉN VIDA PARA QUIEN DE ELLA DISFRUTA

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Luces en las ventanas
desde mi balcón se divisan.
¿Por qué aquel grita?
¿Por qué el otro fuma y tira a la calle las cenizas?
¿Por qué no se enciende la luz de la cocina?
¿Por qué el cuadro del comedor cambia de color según la hora del día?
¿Por qué parece triste?
¿Por qué está pensativa?
¿Por qué cena tan deprisa si después no se mueve de la silla?
La bicicleta sobre el balcón siempre en la misma postura
y las persianas bajadas indican
que no hay nadie en el apartamento. Así es la vida
como esa farola que se enciende a la hora justa
en que sobre la mesa la cena comenzamos con el día
a declinar un mismo verbo en forma transitiva.
Es fin de semana y en Cullera se respira
la llegada masiva de improvisados, durante una noche, turistas,
que harán de esas horas que van hasta que se va la luna
de todo aquello que la noche pida.
La noche no sujeta a monsergas pide vida, mucha vida,
igual le da que sea cenando o bebiendo, bailando o cantando,
la vida de las noches
son explosivas poesías
que se destilan
en alambiques de cristal con aguas teñidas de lágrimas y alegrías
que producen bebidas para todos los que se arriman
a esas fuentes de la vida nocturna
que con la llegada del sol se secan por ser horas intempestivas.

Autor de la poesía: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: POR LA ARENA Y DE PUNTILLAS



Con el bañador, con las sandalias
y con sombrero en la cabeza, a la antigua,
para prevenir innecesarias calenturas
atravieso la carretera camino de la playa
donde ser un uno más, turista.

La arena caliente me obliga a ir casi de puntillas
y llegar casi volando hasta la orilla
que todos utilizan para refrescarse en el agua fría
como si fuera agua bendita.

Camino por la orilla del mar
sorteando todo lo que se me pone por delante
y con una cierta pericia
salvo algún castillo de arena,
y algunas sombrillas,

Hace, ahora, una hora justa,
que en el balcón de mi apartamento escribía
sobre esas ideas que llegan y se quedan pensativas,
a  la espera de una rigurosa criba
tras la cual dejar las palabras justas
para entonar el mea culpa
y terminar la poesía de ese instante
tan en mi decisiva como el aire que respiro
y como el agua y la comida
que me dan fuerzas para continuar pariendo poesías
que no dan más guerra que su lectura.

Sobre la arena descalzo
parezco un nazareno en su última salida
camino del calvario para en el sufrir tortura.

Una brisa me anima
a continuar esa cuesta arriba
que lleva como destino y fin de esta aventura
hasta una palmera caritativa que sola germina ideas que yo hago mías.

De buena mañana he acompañado a mi perro
hasta un parque que es su delicia
y allí en medio de una naturaleza frondosa y en la zona única
muy al gusto del perro que en ella ladra perrerías,
palabras estas suyas muy expresivas
que demuestran sus inquietudes matutinas,
me deshice en preguntas.

¿El verano en su cenit y mi cenit que caduca que hay más allá del mes de agosto en mi vida?
¿El día con tanta luz y las farolas apagas, es esto lo que se llama armonía?
¿El perro que ladra y yo que le sigo con la vista, si ladro recibiré contestación alguna?
La palmera es
la guinda,
la flor,
la chica,
el misterio de la Santísima Trinidad,
el lugar de tertulia íntima,
el único sitio de la playa en el cual me siento dueño de lo que miro y de lo que me mira

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: BAJO UNA PALMERA LA PLAYA PARECÍA MÁS SALVAJE A SIMPLE VISITA

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Bajo una palmera en esas horas del mediodía
la playa parece más salvaje
a simple vista.
El baño en el agua es una delicia
y la sombra bajo la palmera
una rara exquisitez que en mi ahuyenta ciertas dudas
sobre los dátiles y su caída
en picado desde las alturas hasta la arena que hace de almohadilla.
Bajo la palmera leo la prensa escrita,
sus últimas noticias,
sobre política autonómica con sus guindas;
de lo demás paso la vista por encima
y sin más me voy a la poesía.
A ese libro,
exquisito y de altura de Costas Mavrudís
quien escribe sobre su vida,
evocando presente y pasado
con una cierta dosis de inteligencia bien surtida
de esa traza de cultura
que solo se alcanza
en las bodegas bien surtidas de una vida
dedicada al coleccionismo de vocablos
que dan vida a su poesía.
Entre la palabra que se quiere expresar
y el poeta que así le anima
para embarcarse en esa aventura
el lector bajo la palmera medita
en esas bombas atómicas que cayeron como racimos de uvas
sobre las ciudades de  Hiroshima y Nagasaki
y los efectos que causarían
sobre el entorno en el cual uno habita
¿De mi rastro bajo la palmera
de caer justamente encima que quedaría?

Autor de la poesía: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: DE UNA JACA BLANCA QUE EN PINAREJO CAUSABA ENVIDIAS


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Os perseguimos por minutos
pueblo en La Mancha,
para seguir contando aventuras
que vienen y van
como si hubieran ocurrido hace de ello un par de días.

Lo hacemos casi esculpiendo las palabras
sobre una piedra dura
para hacerla más al gusto
de esta sociedad tan olvidadiza en lo que tiene que ver con su cultura.

Nos vamos a los tiempos de una lejana dictadura
anterior a una guerra civil poco cívica
para contar, entre puntazos de aguja,
lo que en Pinarejo ocurría.
Viejas historias
y tradiciones ya perdidas
se dan en este poema cita.

Vamos a la búsqueda de ese algo
tan productivo
como una pepita de oro encontrada en las corrientes de los ríos salvajes, entre veredas reconditas,
de la California explorada por los jesuitas.

Estamos en ello casi arañando con las uñas,
arrancando las palabras
que llegan con esa paciencia infinita
de quienes en ello ponemos la carne y algo más llamado ternura.

Buenos días
en la plaza del pueblo
se escucha
de quien cabalga sobre montura,
jaca comprada en la Feria de Belmonte, por doscientas pesetas, al caso una fortuna,

Pasa la jaca de prisa
y encima
su jinete que la lleva con soltura.

Trasponen los dos
por el camino de Villar de la Encina
dejando tras de sí
un pueblo en vida
con más de 1500 habitantes
y en cada casa
unas madres, abuelas, mujeres e hijas
que despiden a los suyos como si se fueran de la casa para toda la vida.

En las aguaeras va agua para pasar el día,
pan de aquellos con olores a horno de leña de la Felipa
y algunas cosas más que aquí se citan.
Se recuerda un escabillo,
unas tenazas,
una hoz, cepos para poner trampas en la Montesina
y por si fuera el caso
una merendera con un trozo de tortilla,
un chorizo y tocino de un grosor  comparable a la gobanilla.

Luce la jaca por los montes
y quien va encima
a cada paso un saludo,
a cada paso una envidia
de quienes miran.

Envidias sanas las suyas
pues en su alma no atesoran tener más fortuna
que los campos se vistan de verde
y la cosecha sea de altura.
Que los olivos vengan
cargados de aceitunas.
Que el majuelo de para una buena cosecha de uva,
con las cuales hacer unas fiestas grandes,
digamos participativas,
con Santa Águeda en andas,
con baile, toros, tiro de reja y alguna partida
de cartas, tute o brisca
en el viejo casino
donde los campesinos buscan consuelos a sus muchas desdichas.

Autor de la poesía: Jose Vicente Navarro Rubio

jueves, 6 de agosto de 2015

POESÍA: DE MI PRÓXIMO LIBRO: EN PINAREJO Y CON LA ZOCATA RELAMIENDO VERSOS

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Os observamos todo tan quieto y todo tan tranquilo
y todo tan sereno.
¿Dónde está el trajín de los carros?
¿Dónde los paseos
 por la carretera hasta aquel huerto
donde un nogal vio mas de lo que ha visto ningún pinarejero?
¿Dónde los galgos y los podencos por las viñas corriendo?
¿Dónde queda el viejo pozo?
¿Dónde la pizarra y las tizas? ¡Dónde el babero?
Desde todos mis tiempos
voy en mi memoria repitiendo, sacando y escribiendo
datos tan pequeños y tan llenos de sentimientos
que en uno explota un caldero de cominos lleno,
freiduras casi de cordero, rehogado en vino y con ajos, en un barbecho,
ya la mañana caída, soles de destierro, huyendo por un valle pequeño.
Fotografía de un aguacero
y por las calles todos corriendo
para ver a través de las cortinas
muchas de saco de abonos tendidas en señal de respeto
sobre la puerta de acceso a unas casas que imponen por su antigüedad respeto.
La vieja cueva llena de telarañas y trastos viejos
de todo lo que allí quedó casi durmiendo,
la zocata colgando de la pared de un clavo de herrar un burro casi seco,
la hoz segando en sus buenos momentos ahora muertos,
las albarcas dobladas entorno a su cuerpo,
al azadón de filo cubierto por terrones ahora casi piedras echando chispas en sus nichos del cementerio,
la vertedera crujiendo; el arado rompiendo tormentos; las sartenes
con no más pringue pues la prohibió un médico.
Paisajes cautivos en un cerebro
con vistas a esos momentos, solo esos, los de una edad, los de un credo,
por allí los viejos días para mí siempre son nuevos
como aquellos en que saltaba por encima de los surcos buscando pollos de perdiz,
conejos tan pequeños como un puñado de arroz hirviendo en un caldero,
Ahora es el momento de lanzar las campanas al aire en Pinarejo,
llamando a los vecinos a esa gran fiesta de hermanamiento
de unos con otros y de todos con todos los tiempos.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: SOLAR Y APOLÍNEO


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A las doce remolinos como ayunos
abren mis pensamientos a ese pequeño mundo
que es la playa con todo lo que en ella acarrea en un jueves, sin más dominio
que mi ser sobre uno mismo.
En un rincón de la playa de Cullera junto a un hotel,
en dominio público leo con reforzado ahínco
un libro de poemas, Cuatro estaciones de Costas Mavrudís,
me quedo con lo justo,
esos viajes suyos
al pasado y presente
cara al viento y de culo en todo lo que por sus ojos pasa como grano diminuto que ya no da frutos.
Cojín duro, la arena, proyecta mi dolor por este mundo,
hasta el infinito, allí donde las aguas azules y los barcos diminutos
conviven, cada cual a lo suyo.
La mujer que junto a mi improvisado estudio de lectura coloca el bolso y unta a sus hijos,
con una spray aceitoso de coco, melocotón o crema de cacao con mantequilla de tres colores al uso,
lo hace muy a su gusto
con esa paciencia con que las madres traen a los hijos al mundo
para que el día de mañana sean todo aquello que de ellos se ha querido.
El móvil ese instrumento de comunicación
que usamos de continuo, avisa, y en ese momento se interrumpe el rito
de untar al guerrero para que pelee en las aguas revueltas de cocodrilos
con ese valor que solo los héroes demuestran cuando sus madres los ungen, con aviso
de que el Dios de la guerra ha ejercido bien su oficio.
El tren de plástico sobre la arena caído
no ha producido ningún muerto ni ha servido
para mañana ser primera plana de cualquier diario con ganas de noticias que le sirvan para ganar público.
Domina en la playa los colores rojos, azules y amarillos,
república de las letras,
sopa de fideos los domingos
y para el resto de semana al aire los ombligos.
Sobre las aguas rozan los tobillos
de un anciano a quien sus hijos
lo han dejado en esa posición que Dios sepa hasta cuando durara el suplicio
de ese ser tan querido que con cara de resignación hunde la muleta y sin pedir nada al tendido
levanta las manos como quien pide auxilio.
Salen a la palestra los hijos, buenos  toreros y sin mirar al tendido
en volandas se llevan a su padre a mejor sitio
allí donde una joven de veinte años y pico enseña sus senos al aire
mientras lee una revista que en portada lleva el nombre de un conocido artista que tiene su público.
Como quiera que estoy en la tercera estación de mi libro
leo y vuelvo a leer a ese poeta griego que nos lanza como un suspiro
al que yo correspondo con aplausos
y entre tías suyas muertas sin tener hijos,
calles de capitanes en Francia que inventaron cañones más productivos,
submarinos y marcos mercantes hundidos,
primaveras casi comiendo higos,
fuentes que yo intuyo en el Peloponeso, aquel que leí siendo casi niño,
me voy hacia el agua
en busca de un remolino donde zambullirme para salir limpio
de lo que la prensa dice y yo leo con cara de animal perseguido,
de lo que la televisión anuncia en señal de castigo a la inteligencias normales
que pulsan un botón para sentirse más unidos con ese pequeño teatro que es la vida
vista a través de un teleobjetivo.
No es domingo,
lo se porque yo esos días huyo
de todo aquello que tiene que ver con la palabra tumulto.
Es jueves con mercado incluido
allí donde Cullera se expandió buscando su río
hasta allí me he llegado
demasiado pronto a lo visto.
Por ese motivo me he ido directo a un lugar por mi conocido
donde he comprado unos puros
con los cuales combatir a esa Armada Invencible de mosquitos
que acuden a mi luz, que se meten conmigo, sin que yo sea, a saber mío, su enemigo.

Autor de la poesía: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA CENSURADA POR EL POETA

Añadir leyenda


Es una mier...........................................de ley
Se la podían meter en el cul.............................
Son unos verdaderos cabr................................
Con esta ley se declaran enemigos del pueblo elegido
que solo usaba de las Tablas de la Ley
para imponer castigos.

Autocensura:

Solo queda
esa fotografía es de archivo.
El tan puesto,
a lo mejor a disgusto
y el fotógrafo haciendo lo suyo

Autor de la poesía: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: HIROSHIMA Y NAGASAKI: NO SE ME VAN DE LA CABEZA LOS GRITOS DE LA GENTE PIDIENDO AYUDA





Aquel día, Little Boy, cayó, sin más aviso,
que sobre el cielo abierto de Hiroshima,
en sonrisas,
el rugido del bombardeo Enola Gay, llevando en sus entrañas, a esa extraña criatura,
madre de un hongo
y padre quita vidas
que a sus 70 años se recuerda con melancolía

Bocksar fue hermana suya,
tan despiadada y ataviada de dolor a muerte
que nadie en Nagasaki quiere recordar aquel día
en que el hombre habiendo olvidado a sus Dios
se erige por encima de cualquier teología.

Murió la vida, las tinieblas hicieron suyas las ciudades
sus cadáveres se convirtieron en cenizas
y en sus parques comenzaron a germinar entre las raíces escondidas nuevas semillas.

El Dios de un pueblo lloró y el otro hizo lo que podía.
Llueve sobre las ciudades gotas de agua radiactivas.Rasgan el orbe preguntas y más peguntas
y en las calles la piel en tiras de gentes desnudas
combaten su tristeza con agua radiactiva.

¡Que oscuridad! ¿Qué mal día! ¡Qué victoria más apocalíptica!
¡Horas aquellas que en los relojes quedaron marcadas de por vida!
¡Ay de aquellos que no murieron y de sus eternas pesadillas!
¡Ay de los que se convirtieron en humo de un hongo que subió al cielo huyendo de lo que veía!

¡Cuantos niños y niñas habrá todavía buscando a sus padres
en las cornisas de las casas derruidas!
¡Quién se lamenta por lo que hizo!
¡Cuántas calladas preguntas!
¡Cuántas madres pariendo monstruos para ser estudiados por la ciencia de aquellos días!

Saltan las aguas de un río quienes huyen de aquello que acaba con sus vidas
y en su huida no miran hacia atrás, pues solo hay dolor y horror hasta entonces de película
y al otro lado les espera como quien espera un salvavidas otro tipo de angustias
en quienes, soberbia la suya, no buscan otra cosa que el olvido para que nadie pudiera decir
que un pueblo fue abatido, bajo un sol Nipón, que no conocía de derrota alguna.

Cansada una niña camina
en la ciudad en que ella construía su vida
como las flores que se abren en sus buenos días
para dar su olor
y para que de ellas se diga
que flores más hermosas las de este jardín que tan bien se cultiva.

Y en ello un puente donde se rocían las quemaduras
con un aceite de soja, casi agua bendita, que olía
a carne quemada sobre los ojos, mejillas, senos, pies, rodillas.

¡Que angustia! y en ello maldito día,
todo bajo el orbe a 9668 metros de altura convertido en harina negra y arcilla derretida.

Duerme Dios, aunque se dice que el siempre vigila
y en sus sueños debieron surgir nubes encendidas
y Dios se despierta para tomarse de descanso el día
pues algo le dice que las pesadillas se quitan
pescando noticias en las orillas de ese Edén
que pronto se convertiría en teatro de horrores por culpa de unas bombas asesinas.

Sentimos lo que sufren, se tuvo que decir, en aquellos días, entre mentiras,
que sufran ustedes no nos gusta,
les llevamos ayuda
y recuerden que con nosotros, potencia invicta,
si juegan a guerras ya saben lo que les puede venir encima



Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA. CINCO GATOS NEGROS LLENAN ESTAS LINEAS



Debe ser el jefe de la manada,
la suya,
bajo un coche estirado
patas arriba,
el gato comprueba su osadía,
su reto es llegar a saber hasta que punto
las ruedas del coche al ponerse en marcha no le pillan.
El gato vigila
pues su camada
la que hasta ese día le servía para ser jefe sin disputas
ahora está desaparecida.
Eran cinco gatitos negros
sin mota alguna.
Negro de oscuridad de mina
su mirada era felina
y su tranquilidad absoluta
pues no temían a nadie, nada temían.
Cinco gatos y una gata
no sabemos adonde se han ido
para cuando el gato maúlla
no se si su felicidad se ha visto momentáneamente interrumpida
o lo que pide es autoayuada
aunque esta no figura en ningún manual para este tipo de criaturas.
No se si es día de luto
o de alegría
a lo mejor, esta es mi dicha,
los gatos se han hecho mayores de edad
y ya caminan detrás de una gata
que les mira
con esos ojos felinos
que a muchos hombres cautivan.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: MUCHAS FELICIDADES A USTED EN SU DÍA



Volvemos a lo nuestro
a definir el objeto,
aquello que nos servirá para crecer
para llenar lineas
y si todo se ajusta al canon  propio que ha inventado uno
dar por concluida una poesía.

Hablemos así de la felicidad del ser humano
y todas aquellas cuestiones que entorno a ella giran.

Entremos a definir lo que es la felicidad
en su sentido más estricto
y dejémonos de tonterías
y de leer libros que solo hinchan
las cuentas corrientes de quienes entienden que la felicidad solo se conquista
con grandes dosis de pastillas
y con fiestas programadas para ese día explosionar
como si fuéramos una olla expreses llena de risas.

La felicidad de los pobres es comer y llevar una vida digna.
La felicidad de las clases medias no perder esa garantía
que les asegura años más de felicidad gratuita.
La felicidad de los ricos vigilar su gordura y perder kilos tomando pastillas.
La felicidad de los miserables continuar arruinando vidas.
La felicidad de los avaros que sus dineros queden embarazos y críen sanas criaturas.
La felicidad de algunos políticos alimentar a su gremio de por vida.
La felicidad de los militares tener armas con que domesticar a quienes no son de los suyos.
La felicidad de los curas ver que Cristo todos los días continua en su cruz.
La felicidad de las mujeres sentirse queridas.
La felicidad de los hijos tener una madre siempre a su lado vigilando sus vidas.
La felicidad del carcelero comprobar que sus presos son los que mejor cumplen las reglas
que sus jefes les indican que deben ser cumplidas.
La felicidad de los prisioneros ver alguna vez la luz
sin necesidad de asomarse a una ventana con rejas incluidas.
La felicidad..............................................................ella siempre se conquista.

Muchas felicidades a todos
y elijan la suya
con mucho cuidado
pues una vez que la han conseguido es para toda la vida.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

miércoles, 5 de agosto de 2015

POESÍA: SIN MÁS PREGUNTAS


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Los veranos traen coladas de ropa sucia
sin más que hacer cuando miras hacia el poniente con granizo
con los primeros rayos del día
cuando el día se abre como una fruta madura
con solo fijar la mirada en las farolas encendidas
con esa fe puesta en que el sol despuntará sin más preguntas,
con la creencia en esas teorías que todo lo justifican.
Recuerdo del sol saliendo su sonrisa
y como este era la única luz de nuestras vidas,
el Dios inmortal
-la atenta mujer furtiva-
de los que nos sentimos por el protegidos,
el deseo último es que siempre exista.
Ahora la mañana nos ayuda
y aunque pronto la luna se retirará vencida
me llegan ideas confusas
cuando miro el cielo,
cuando ante su vista mi mirada se columpia
y de esta forma tan intuitiva
la mañana se desnuda
y uno avanza poco a poco hasta que descubre su seno entre nubes difusas.
Ahora es pronto para calificar esta aventura
y en cambio todo ayuda
con ello a que la vida sea más dulce
y si en ello lo demás resulta fácil de entender
me traga la tierra que se desnuda
acariciando mi cuerpo
-y en esta aventura-
donde cada uno hace lo que puede despuntan preguntas.
La existencia así de sencilla
atraviesa desiertos y se queda dormida allí donde uno piensa.
Y aunque nadie vuelva a sentir la brisa
-es difícil lanzar ideas-
la tierra así reclama
y pide que germinemos ideas productivas.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: SOS DE LOS PALMERALES

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¡Qué bella eres, qué encantadora,
oh amor, en tus delicias!
Tu talle semeja a la palmera,
tus pechos, a sus racimos.
Me digo: "Voy a subir a la palmera,
tomaré sus racimos". (Cantar de los Cantares 7,7

La palmera es el desierto,
el sol y la lejanía:
la sed, una fuente fría
soñada en el campo yerto. (A. Machado)


Los altos palmerales
con sus cúpulas tejiendo ramos gigantes
no sobrevivían al picudo,
ese insecto voraz, siempre con hambre.

Una geografía devastada, de palmeras salvajes,
es la de los inmensos palmerales
tan dejados y tan en manos de la caprichosa suerte
que todo lo que se hace solo sirve de parche.

Mueren los palmerales
y con ellos desaparece una geografía inigualable
de esbeltos troncos,
jugando con su mejor amigo,
el aire,
que los mece.

SOS piden los palmerales
espacios protegidos de árboles gigantes
tan en la península formado parte de su medio ambiente.

Si el justo florecerá como la palmera,
no es menos cierto que representa a Thot,
dios de la sabiduría y de la ciencia,
que todo lo sabe.

Dios entrando en Jerusalen,
entre ramos de palmeras
abanicando el aire
en señal de triunfo en la defensa de la fe
ante un Dios que se sabe declarado culpable.

Las palmeras nos brinda su coraje
como columnas que sustentan el mundo
y en los amaneceres nos desean muy buena suerte

Autor de la poesía: Jose Vicente Navarro Rubio

Significados asociados a las palmeras

Símbolo de resurrección y de victoria sobre el tiempo (Egipto).

Símbolo del Axis Mundi o columna que sustenta el mundo (Egipto).

Símbolo de juventud y renovación, es quizás  lo que vieron los fenicios cuando situaron este árbol junto a un caballo como emblema de la ciudad de Cartago (Cartago).

Símbolo sagrado de sumerios, asirios y griegos.

Símbolo de buen augurio (Roma).

Símbolo de Jesucristo entrando victorioso en Jerusalén a lomos de un asno, y como  anuncio de la Victoria, las palmas de Ramos, sobre la muerte al terminar el drama del Calvario

Símbolo de la Vida.

Símbolo del Paraíso (En los Evangelios: “Mas Jesús les habló de esta manera: ¿Porqué  habéis dejado que el temor invada vuestros corazones? ¿No sabéis que esta palmera que he hecho trasladar al paraíso está allí reservada para todos los santos del edén, lo mismo que ha estado preparada para vosotros en este desierto?).

Símbolo de reflejo de la Perfección

Símbolo de la Belleza, la Erección y el Orgasmo.

Símbolo del centro del alma.

Símbolo de Fertilidad y Potencia Sexual. En algunos países se cree que la ingestión de dátiles favorece la fertilidad y ayuda en gran manera a propiciar la potencia sexual masculina. También los huesos de dátil se incluyen en bolsitas para fomentar la potencia sexual en los hombres y prevenir la impotencia



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