En Pontevedra no lo querían
¡Dios para él que pesadilla!
para quien se creía que estaba por encima
del bien y del mar
de la raya continua del horizonte de su vida.
Se veía
como Dios inmortal,
se lo creía
y en ello una corte de súbditos le adulaban a su gusto, entre mentiras,
Todos sabían
lo que en el fondo se escondía
y todos negaban, coro de mentiras,
que fuera verdad lo que por todos los lados se oía.
¡Joder!
¡Vaya con su vida!
de lodo en lodo
de charca de aguas podridas
en alcantarillas.
Ante el Rey negó
al igual que lo hiciera un día
un apóstol de Dios
que se creía más que el mismo Dios que lo hizo a su medida.
Dijo que no quería
y a la vez puso tantas zancadillas
que su "NO" era un "no" lleno de avaricia.
La calma y el repudio,
las leyes y la justicia,
cayó
mientras continua la vida
de quienes se dedican a la política
en plan profesional porque alguien con fines ocultos les anima.
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
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