domingo, 12 de junio de 2016

POESÍA: LA RAMBLA DEL CHARCÓN POR AQUELLOS DÍAS

Quedó el encaño
con su agua limpia,
sobre ella el rastro,
en el Charcón,
de la saliva que dejaba el día
llenando los espacios
por los que el agua corría
entre naturaleza tan viva
como aquella mi otra vida
corriendo mi vista tras la corriente,
muchas veces perdida,
lejos, entre huertas,
que en la palma de una mano cabían.

Bajaba la rambla llena, amapolas crecían,
allí donde las raíces bebían
y la frescor de la mañana aliviaba los calores posteriores de los malditos días
de aquellos agostos en que por los campos se oía
a las ráfagas de viento, llevar su calina,
hasta el corazón de los árboles, tras atravesar su perfecta arquitectura.

Vomitaba el día preguntas
que un niño llevaba en su alma escritas,
el color de los cielos, sin humos, solo contaminados por las lagrimas y sonrisas
eran una ayuda para entender que la vida
es más grande si de ella extraes lo que necesitas
para vivir los momentos con esa necesidad oportuna
que no va más allá de donde el agua de una rambla se pierde cuando la miras.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

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