sábado, 30 de julio de 2016

POESÍA: AMEN DECÍA UN CURA

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Pega el martillo sobre el yunque,
vuelves a escribir,
lo haces quemando las palabras,
derritiendo las ideas
a la espera de que el fuego
¿no se que fuego esperas?
convierta el hierro en arcilla
y tu que te ves alfarero, y alquimista,
poeta, en lo tuyo,
poder así seguir escribiendo,
transformando las ideas,
construyo lineas
dando sentido a todo aquello
tan igual y diferente al mismo tiempo.

Así quiso que llegara el momento
que Tú y Yo nos sentáramos
y cogidos de la mano
caminásemos juntos
por lugares ya conocidos,
por lugares inapreciables,
pero con una inmensa carga de sentido,
como lo son los hijos
allí donde ellos  estuvieran,
como lo son los buenos momentos
aquellos que siempre los hubo
en el paraíso construido, tejido a mano un día.

No renuncio a ser el mismo,
la edad no merma
en nada
el niño que fuiste,
ni el joven que sin sucumbir a combate alguno
llega a la madurez de sus ideas
fuerte como la raíz del olivo,
arriesgado como los barcos en mitad de las tempestades,
en los océanos que se abren,
en los ojos de los soñadores que se sienten atraídos por su pasado.

Quizás en ello estribe, ¿quizás?
el que estas poesías
sirvan para decir algo,
para que otros
los que beben y comen por boca de uno
se sientan más atraídos
por las intimidades de sus almas,
siempre abiertas
como las bocas de los guachos
en los nidos
a la comida fría de sus madres
recién cazada para ellos.

Creo que me entendéis,
este es mi oficio,
sin ser profeta,
adivino,
sin cantar
encontrar
la música esa
que suena a esperanza
y en ello me crezco
y en ello respiro.

¿Sabéis vosotros
lo fácil que es decir
lo que uno siente?

Es fácil si te abres,
si te extraes tu mismo el jugo,
si lo aderezas convenientemente
y si para cuando lo das a beber
encuentras,
aquí esta el misterio
de los poetas que se escribían para ellos,
alguien que te quiera beber
para sentirse diferente.

Llegar al final
es lo conveniente
para cuando ya todo esta dicho,
así se llega
casi siempre,
es mi caso
a lo mejor fracaso seguro,
sin releer
lo ya escrito,
es de humanos el errar
y en esto de escribir
a veces se erra más de lo deseable,
tanto
que todos los poemas
podrían volver a ser escritos
y todas las obras literarias,
hasta la propia vida,
rehechas, si nos dieran la oportunidad a ello.

El amor en si mismo
otros días odio,
el cariño, en desprecio,
la amistad, luego perdida,
la vida en muerte,
que más decir
que no se pueda cambiar,
por ello concluyo
y lo hago con aquello
tan fácil de explicar
que no necesita de más interpretación
que cerrar la página
para seguir creyendo
que el mundo que hay a nuestro alrededor
es parte de nuestra forja,
y en ello recordar
que no podemos echar la culpa de lo nuestro
a los demás,
somos así humanos
y con ellos sujetos activos
de todo lo que pudiéndose transformar
continua igual que siempre
por los siglos de los siglos, amén, decía un cura.

Autor: Jose Vte. Navarro Rubio

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