No lleva la calle
el nombre de un guerrero
ni de un soldado de latón
con parche en el ojo
y pierna de madera,
¡Viva la inteligencia!
un intelectual gritó.
Es la calle,
su nombre no ofrece más resistencia
del "Amor Hermoso",
que sintió él por ella
y si fue al revés
la historia, sin dar más vueltas,
es igual de bella.
Si el amor es hermoso,
se cuenta de una doncella
que casi murió de pena
esperando a su amado
perdido en mil guerras,
hila que hila,
por la noche deshilaba la mortaja Penélope
siempre a la espera
de que su amado apareciera por la puerta.
Amor de amores,
tal cual,
casi una epopeya,
el amar, en tiempos, de malas licencias,
es más amor
y a veces se paga
de malas maneras
por culpa de las "auctoritas y potestas"
de quienes usan
la religión y el dogma
como lanzadera
de caducas ideas
que solo ven,
entre cegueras,
al amor platónico
como si fuera
un cubito de hielo
en el congelador de una nevera.
El la quiere
y ella
lo ama,
así se espera
que sea,
lo indica en su placa cabecera,
sobre una pared bien puesta,
la calle del Amor Hermoso, en Madrid, libre de ser condenada por actos de violencia.
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
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