Alguien dijo que no se podía soportar la pobreza,
y a pesar de todo ello continúan existiendo pobres
sobre la faz de la tierra.
Como si fueran reclamos
los pueblos pobres sirven
a los pueblos ricos
para marcar esas diferencias
que llevan desde los rascacielos a las cabañas de barro en las selvas.
Alguien dijo que no se podía soportar la pobreza,
mientras se levantaban catedrales
y edificaban palacios con escudos sobre los dinteles de las puertas.
En el corazón de los pueblos sometidos,
esos que se sienten colonizados
por quien de ellos solo esperan extraer sus riquezas,
cuando los ricos ponen yugos
a quienes explotan sin ningún tipo de delicadeza
el surco de la vida se convierte en una estela
que por detrás va dejando miseria.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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