Un ojo y el otro,
tan iguales y tan juntos
y a vez en su interior tan distintos.
En un ojo la claror
es como aquella que veía
en los campos de trigo
ya las espigas crecidas
ya el tallo a ras del suelo
intentado ver la luz del día.
Es así
como caminos en la vida
con más o menos aciertos
seguimos una senda
por la que otros ya caminaron en su día.
Se llaman cataratas
un nombre él muy artista
que terminan
por convertir la luz en tinieblas,
así poco a poco uno se acostumbra
a aquello que aun no siendo normal
tampoco significa un salto cuantitativo en la vida de quien las fabrica.
El ojo mal
ahora ya se siente atraído por las nuevas vistas
y el otro
aquel que parecía el bueno, de esta película,
es ahora el malo y el que camina por esas sendas en que los árboles tapan las orillas.
Sin mas duelos
continuo en mi gira
en esta mañana en Cullera
en que mis ojos se animan
a ver lo mismo con diferente sintonía.
Autor: Jose Vte, Navarro Rubio
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