Ya no hay vendedores de helados
con sus carritos por la calle pedaleando,
yo los recuerdo
todo de blanco
de los pies a la cabeza,
sonrisa de halago
y gorra en la cabeza
como si en vez de vender helados
estuvieran operando.
De fresa, menta, nata, vainilla, turrón chocolate, mantecado
al rico helado
en sus cubetas recubiertas de corcho y hielo troceado.
De jijona el heladero
y también los helados
en invierno turrones y mazapanes
duro y blando
y para cuando pasaba la temporada
las cigüeñas retornado
ellos marchaban
camino de los pueblos situados en altura y en los llanos.
Al rico helado,
para el niño y la niña,
para el enamorado
para quien tiene mal de amores
para el desahuciado,
gritaba el vendedor de helados
pedaleando,
calle arriba y calle abajo,
con su gorro blanco,
zapatillas de tela
de lino la camisa
y el pantalón a cuadros.
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
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