Quedó,
solo quedó la presencia
así de claro el tambor resuena
en su interior lleva
un mensaje que dice
somos sin serlo los dueños de estas tierras.
Voló el alma,
y los años de postración,
la miseria
pudieron con el pueblo,
con su leyenda,
la de los navajos indomables
en las montañas y praderas
aferrados a sus costumbres
y llevando por montera
el honor de ser los hijos de quienes nunca se sintieron siervos de ninguna greba.
La casa de tierra.
De troncos de basta madera
el techo bajo el cual se da cobijo
a una familia entera
que fuera,
junto a su puerta,
posa,
quizás sea
esta la manera
de poder decir ¡Viven, sea donde sea!
resistieron a una muerte cierta,
les queda,
sólo les queda el tiempo
que se cuenta
desde estos momentos
hasta que la casa sea
un extracto arqueológico bajo la tierra.
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario