Deseo de los vientos,
ponientes, o crecientes
su aroma
en ellos percibo y deseo.
en ellos percibo y deseo.
La tranquilidad de los silencios
yaciendo en mitad de las tormentas
que se desencadenan en un vaso de vino tinto,
deseo.
deseo.
El salitre de las aguas
con que me lavo las manos en los mares fríos,
deseo.
deseo.
El vigor de las aguas descontroladas
cuando buscan los cauces de los ríos,
deseo
deseo
No todos los deseos
se cumplen,
a ,lo mejor ni el tuyo ni el mío
serán jamás deseos cumplidos.
Quizás sea así
como debemos vivir
sin dar más tiempo a otras cosas
que no sean el imaginarnos aquello que no alcanzaremos a tocar
con las manos
ni con la vista.
con las manos
ni con la vista.
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
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