Nada arde
en la penumbra de la llama.
No se oyen
ni los silencios
del humo al volatizarse.
No quema
el fuego al apagarse,
lentamente,
las brasas que en el crecen.
No hay
lugares distantes
para cuando se acercan los años
en transito hacia otras lugares.
Nada es lo que parece.
Nada que no sea la muerte inquieta a los mortales
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
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