jueves, 20 de abril de 2017

POESÍA: LAS DOCE HORAS Y CUARENTA Y SEIS MINUTOS

Eres, así es el pasado
el hueso duro,
la piedra comida por el sol,
la gota de agua
ya panzuda sobre el suelo estéril,
la rama desnuda del árbol,
el ángel caído
desde la cornisa de un rascacielos
en un Domingo de Pascua
en que dormía Dios
y en el Calvario la cruz aparecía sin cadáver, sobre ella, alguno.

No quiero ser pesimista
bastante tienes con ser asiduo
a esas lecturas, casi tebeos,
que te tienen prendido
cual vaso de vino,
de la linea, pagina, renglón y seguido
de un texto tan ambiguo
que cuando se alza la mirada se ve que lo tuyo
solo es. lo mismo
que el reverso de una manga con sus surcos e hilos.

Hoy clama  España entera,
desnuda desde su ombligo,
por todo aquello que unos jueces han creído oportuno
ponerlo en la minuta de ese menú diario
que consumimos
con grandes esfuerzos
sin atender a su valor nutritivo.

¿Eres tu Rajoy?
¿A que juegas amigo?
La baraja con la cual se viste ese mantel donde te sirven el desayuno
esta marcada
y es de dominio público
que quien juega con ella acaba siendo reo de un fatídico suplicio.

Eres el puto amo, 
tu tan precavido,
soldado para los tiempos de adviento,
provocador sin grandes perjuicios,
jefe de una quinta de malversadores y atrevidos
políticos poco imaginativos. 

Así le hacen daños los testículos
a Barcernas
y a un gran circulo de individuos,
amantes de lo impropio
acostumbrados a llenarse los bolsillos
con aquello que siendo privado forma parte del heraldo público.

Esto es duro
como el diamante
y el acero,
como el estornudo
del enfermo, tísico,
que en la cama se agita
para cuando se le cierran los alvéolos
y comienzan los delirios
que llevan a la muerte, así es de seguro.

Así es
y así
se conjuran los amigos
con defender al huésped,
con atribuirle imaginativos principios
que de no ser ciertos
provocaran aquello que en medicina se llama, colapso inoportuno.

No se lo que escribo
en esta noche tranquila de un miércoles ya caído
en que unos moluscos
trepan por mis tobillos,
quizás busquen, en ello estoy tranquilo,
las ramas altas, músculos, de un cuerpo, que siendo agua y hueso duro,
revive sus mejores momentos
para cuando son las 12 horas y cuarenta y seis minutos.


Autor: Jose Vicente Navarro Rubio


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