jueves, 20 de abril de 2017

POESÍA: TRAS UNOS LADRIDOS

No hay razones más oscuras que aquellas que surgen en la noche
para cuando las sábanas tapan el cuerpo
y solo la mente trabaja pensando en aquello que es propio de uno.

Nos olvidamos de quien es ese vecino que entra y sale a la misma hora,
de ese edificio alto, con escaleras y ascensor y rampa de acceso
en el cual vivimos
y en cambio nos conmueve el ladrido
de un perro escondido entre las argamasas de ladrillos
en una habitación cualquiera de esa finca en la que se produce este extraño fenómeno
casi apocalipsis, que se vende en una casa de libros, a un precio desmedido.

Aquí en la noche se confunden los horizontes
y como si nada hubiera existido
nos inundan sentimientos tan agitados a veces
como las ramas de ese árbol que desde siempre ofrece sus frutos
para las mismas fechas, si es que así el año ha sido fructífero.

Hay un timbre que suena
y una puerta que se abre
y casi un susurro
y un golpe seco que daña el esmalte que recubre el corazón de un trozo de madera
haciendo su oficio de guardián de la casa en la cual vive ¿No se quién? ¿Ni desde cuando
allí habita ese individuo que solo en las noches despierta el interés de uno?

Ahora ladra ese perro al cual dedico estas letras.
¿Quizás avisa
de que su amo o ama ha llegado?
Se del perro que existe
por ese timbre que suena
y por esos ladridos que cuando me llegan me obligan a escribir sobre este asunto.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio



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