miércoles, 28 de junio de 2017

POESÍA. DOÑANA EN LLAMAS

No fue una sonrisa,
casi no fue una mirada,
a hurtadillas fue eso que se llama quejido de la rama quebrada
a la que le pesan los años,
aquellos que a base de sumar espantan.

La tarde tan en sus silencios
con su larga lengua quemaba,
poniente que venía hasta allí donde se abre una ventana,
azul de los cielos,
en las paredes, blanco de la cal de los pueblos de España.

El largo aullido, entre cenizas y brasas,
la mano que quema y la naturaleza, toda ella, espantada,
los linces son el alma de quienes van tras un vellocino de oro
y solo se encuentran en mitad de la mañana
con los espacios que adora comidos por las llamas.

Autor: Jose Vte. Navarro Rubio

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