sábado, 8 de abril de 2017

POESÍA: EN LOS OTOÑOS Y EN OTRAS TEORÍAS


Y todo ocurrió de la misma forma
en los Otoños de todas las vidas
fueron ellas las golondrinas
quienes invitaban a soñar con  las ventanas abiertas hacia el poniente, casi ocaso,
aquel que se adivina con solo secar las lágrimas que nacen en las mejillas.

Vino el dorado de los soles
trayendo el sol,
la dulzura de las mieles, el azúcar de las cañas en las riberas de las tierras libres
Y se fueron ellos
entre las sombras oscuras,
amigos y familia.

Ayer se oía
sobre la ciudad, sobre su cima,
el arpa y  la guitarra
entre melodías se oía
el cante hondo, la seguidilla,
la copla, que anima
a seguir pensando
en aquella otra vida.

Se fue el calor
y llegó la vendimia,
de la cepa prieta caían racimos de uvas,
en la preñada madurez de un campo que celebraba  natalicios a toda prisa.
.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio



POESÍA: HOY NO COME EL HAMBRE

Hoy el abrazo es muerte
tan leve
la sonrisa que amanece
en la alta cima, allí donde el frío converge con la luz tenue.

Hoy no come el hambre
en la mesa de los pobres.

Hoy no sabes quien viene,
si el silencio en carretas de bueyes
o  el ruido alegre de los niños inocentes detrás de un aro que corre.

Tanta la escasez
a libertades gimiendo en el olivar junto a una fuente,
tanta que uno teme
ser el mochuelo en la rama escondiéndose
mientras siente
a la parca, muerte, pasando cerca lamiendo mi frente.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

jueves, 6 de abril de 2017

POESÍA: NANO EN VALENCIA, CINCEL MAZO Y OTROS CUENTOS


Ojos de piedra,
yo quiero
que el Nano
que todos llevamos dentro
sea 
como ese atlante,
gigante,
con cuerpo maltrecho,
que en mitad de una calle
se siente animal fiero,
casi un monstruo,
tan altanero
como una princesa 
en esos cuentos
que leídos en la noche,
bajo la luz que desprenden 
en el fuego
unos secos sarmientos,
ayudan a coger el sueño.

Uno diría
que en ello
hay algo más que un episodio incierto
¿Cómo?
¿Cuándo?
¿Qué hay de todo esto? 
para unos momentos
en que Valencia crece
y el cincel y la maza
en manos de unos finos cabestros
destruyen una ciudad
como si fuera un papel de fumar 
puesto
en los labios de un muerto.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: EL NANO DE VALENCIA Y LOS DESEOS


Mira el Nano,
a un pilar, roca, 
está sujeto,
mira
todo aquello
que por la calle pasa,
ya sea ser humano, 
animal u objeto
pues quien así lo quiso
lo hizo llevado por los celos,
esos 
que cuando surgen son casi como un veneno,
que se agarra al cuerpo
y se come hasta los sentimientos.

Es tanto el orgullo del Nano
que por dentro se siente lleno
de todo aquello
que nos hace diferentes
ante lo malo 
ante lo bueno.

Quien a la ciudad llega
lo hace entre recelos
y para que nadie diga 
que no vio al Nano,
a una fachada sujeto,
cuando hasta Valencia se acerca,
toca la chepa 
y un orificio 
en su trasero
y pide, 
sin más, 
un deseo.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: POEMA AL NANO EN LA CALLE DONDE VIVIÓ SUS MEJORES MOMENTOS

el nano ca 1920

   Fotografía de 1920

Tan cierto es, que estoy en ello,
en decir a los cuatros vientos,
que en la calle En Llop
vivió el Nano, 
sus mejores momentos.

Así su gran cuerpo
sobre un pedestal,
agarrado a un pilar,
se pasaba el año entero,
siempre a la espera,
siempre abierto,
a las sugerencias,
alegrías, 
lamentos,
de quienes pasando por su lado
se quedaban boquiabiertos
pues en Valencia, 
la del Cid,
no había machón más bien cubierto
que el que ofrecía el Nano
con su descomunal cuerpo.

Autor: José Vicente Navarro Rubio


POESÍA: VALENCIA Y SU NANO DE PIEDRA


Tengan por cierto que fue de piedra
el duro lamento,
la queja,
el ruido seco,
la roca sujeta al armazón , 
casi acero,
cabeza de Nano,
y cuerpo de atlante, 
abierto,
al misterio
de una calle,
casi sendero,
en una ciudad que vivía al borde de un mar incierto.

Así Valencia dormía junto a su Nano
con alma de relojero,
entrañas de animal fiero
y sentimientos 
de doncel cincelado 
para escarmiento
de quienes se creían los dueños
de una calle en la que vivía 
quien entre recelos 
se erigió en señor de sus actos, 
dueño,
con tanto temple
que para siempre quedó aquello
de un Nano en la calle "En LLop", 
dando a la nobleza su trasero.


Autor: Jose Vicente Navarro Rubio


domingo, 2 de abril de 2017

POESÍA: LUZ MUERTA EN UN CENICERO




Entre adioses en una tarde,
la luz muerta en un cenicero,
duerme un perro,
pastor, en sus días, en los prados de un Olimpo griego,
tan tranquilo y tan de vida lleno
el perro
sabe de la tarde lo mismo que yo se de ello.

La tarde trae la noche,
desde siempre, así de cierto,
no recuerdo, otros momentos,
en que ella no sea, horas tras horas, un inmenso reguero, de vida y de recuerdos.

Claro y oscuro
de una película
en blanco y negro
una alondra, jilguero,
teje con su pico un nido en el cual crear como si fuera el Greco
un cuadro costumbrista
de una madre dando a sus hijos amor sincero.

Es así como lo siento
la tarde no trae otra cosa que un instante pasajero
de quien escribe y con sus palabras construye versos.

Autor: Jose Vte. Navarro Rubio

POESÍA: DE CAL SUS PAREDES, EL CIELO COMO TECHO



Di, así se cierran las heridas,
que solo eres eso,
en los ojos de un niño,
los recuerdos.

Las heridas son como los viejos sarmientos
crujiendo
en la hoguera de un viejo fuego,
en una chimenea
de cal sus paredes. el cielo como techo.

Los surcos de los campos abiertos
son paralelos
al igual que la vida del niño ahora ya casi un recuerdo.

Alguien ve y lee entre textos,
aquello que se llaman recuerdos,
una nota,
un verso,
una página olvidada en una carpeta de recibos diversos.

Di, así no lo cuento,
que todo fue en aquellos momentos,
como la sal en la comida,
como el aceite hirviendo,
vida y con ella, amor y juego.

Autor: Jose Vte. Navarro Rubio





POESÍA: ABRÍ UN VIEJO LIBRO


Quizás el olvido,
la presencia de lo que existió en la vida de uno,
solo sea,
así se pierde lo vivido,
como un relámpago,
Fuego de San Telmo,
en un ojo
y en él muy dentro en su cristalino.

Abrí un viejo libro,
sus versos, sus rimas,
sus puntos y seguidos,
todo en él,
todo dentro del libro,
era tan solo
una parte de mis recuerdos,
sufrimientos y casi de mi su único testigo.

Leí y seguí leyendo,
sonaba todo tan distinto,
que ya cerrado el libro,
su lomo al desnudo y su portada con adornos genuinos, me indicaban el sitio
donde una mano lo agarró un día,
en las tardes de los domingos,
para leer entre silencios, casi humo,
los versos de un soldado fuerte e invicto
que se resistió a renunciar a todo aquello que había formado parte de su pequeño mundo.


Autor: Jose Vte. Navarro Rubio



POESÍA: POR EL MAR DE LOS GRANDES TRIBUTOS



Por el camino, por aquella senda, por el mar de los grandes tributos
va la barca, en su panza rugue un viento asesino,
aromas de las maldades se escapan las palabras que suenan a lamentos profundos,
sendas de los mares que llevan a otros mundos
en ellas se quedan, allí mueren sus hijos,
entre lamentos que nos llegan, ya tarde, se sienten alaridos,
de los viejos lobos, de aquellos animales terroríficos,
que en las noches largas de unos años olvidados en un laberinto
me vienen ahora, que abro la página del diario en un domingo
y leo, como si fuera un cuento y el que lee un niño,
que en los mares en los que yo soñaba con ser un altivo marino
las gaviotas son testigo de millares de muertes, una tras otra todas ocuparían un gran libro,
de nombres y apellidos, con sus edades, patria y destino
que nuestros gobiernos, del Viejo Mundo, rechazan por solo un motivo, lo de fuera suena a algo distinto.

Autor: Jose Vte. Navarro Rubio


POESÍA: SE HA IDO, POR EL CAMINO



Se han ido, por el camino,
las últimas nieblas,
el poso de un vaso de vino,
detrás viene jugando,
así lo adivino,
el pastor de silencios,
aquel hombre que en mi corazón tiene su sitio,
es el padre, es el mismo,
soldado en la guerra,
campesino,
en los tiempos que después vinieron de continuo
y así siendo padre, hombre y amigo
se despide uno en un minuto
en la vereda de los campos que llevan a los campos abiertos de trigos
de aquel hombre al que siente de continuo.


Autor: Jose Vte Navarro Rubio



POESÍA: DE AQUELLAS NOCHES EMBRUJADAS


Vivir al son de la luz de los momentos en los campos de olivos.
Ser gota de agua cayendo por el torso desnudo.
Beber en las mañanas de los trinos de los gorriones que construyen
en mi alma sus nidos.
No olvido la marcha en aquel día, de un niño,
que solo sabía de la vida aquello que oía contar entre las llamas que desprendían viejos tarugos.
Para eso esta la memoria,
para eso vivimos, tan llenos de recuerdos, desde el primero hasta el último,
que por eso miro, hacia allí donde intuyo que hay algo de uno viajando sin rumbo
de vagón en vagón, de estación en aprisco,
como si fuera un pastor,
como si fuera un testigo
de aquellos tiempos pasados en que un niño
cogia a la luna y en la cama le hacia un sitio
para dormir junta a ella, en las noches embrujadas de un Pinarejo en La Mancha perdido. 


Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
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