Volviendo a la noche
en ella para coger
el aroma que desprenden lo silencios,
la obscuridad que no deja ver
otra cosa que no sean los monstruos de la insensatez.
Los sonidos en la noche
ayudan a comprender
que hay vida más allá de donde uno puede creer
que solo existen desiertos y tierras inhóspitas,
Babilonia, Siracusa y la vieja Jerusalén.
Volviendo a la noche
en ella para ser
el halcón, el buitre,
la presa que no se deja coger,
el pez en la charca,
en la poza el agua, casi miel,
la noche canta y nos hace ser,
parte de sus sueños y su alma, también.
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
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