Una cruz en la frente
casi un calvario
de quien muere
y todos los días se siente
el arlequín de Picasso,
los relojes de Dalí,
aguafuerte de Goya,
sin más el poeta se arrepiente
de no haber sido pintor
de versos en los cielos despejados que abren
los amaneceres de los días,
los anocheceres,
y así continua esta historia,
que en uno nace.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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