Atino a pensar que todo será diferente,
la muerte por la vida,
las risas, silencios hirientes,
la noche rasgando velos,
negros como azotes,
cayendo las estrellas,
el sol alumbrando desastres.
Atino a ser el de siempre,
casi labio,
casi mano, casi enlace,
tan terca la muerte
se siente
en el transitar del ser humano
por unas y otras partes
algo así
como el volante
del coche que avanza
dejando tras de sí solo el polvo que se levanta tras pasar junto a uno un poniente.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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