Y fue en el agua un silencio
lo que llamó la atención de quien sobre ellas iba,
mentiría si no digo
cuatro o más cosas en este instante.
Así predigo
borrascas y aguaceros,
silencios que matan,
calladas del remero,
solo él sabe de esto,
del sufrimiento que supone surcar los mares,
rompiendo el cuerpo
del agua, sobre las que navega el viajero.
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
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