sábado, 28 de abril de 2018

POESÍA: LAS GUERRAS DE TODOS LOS SIGLOS

Y vendrán nuevas batallas
y otras guerras
y será otra vez lo mismo,
gobiernos con poder
patrocinando bombardeos selectivos.

A unas guerras vendrán otras guerras,
a unas muertes otras,
y así siempre habrá una vuelta al principio,
el mundo envuelto en un sinfín de conflictos.

Grandes escombreras,
edificios destruídos,
puentes volados y en los agostos de todos los siglos
unos sufriendo y otros vendiendo sus reservas de material destructivo.

Autor: José Vicente Navarro Rubio.

POESÍA: COMO SI FUERA UN TRUENO

Aquí café,
allí helado con sabor a queso.

Ya florecen los árboles,
ya brota del interior del suelo,
el tallo tenue en su empeño
de llenarse de vida,
en la boca casi un caramelo.

Aquí el trueno suena a golpe seco,
sin agua la tormenta
causa miedo.

El negror del cielo,
el aire sobre las ventanas,
el golpeo
de la lluvia sobre el pavimento,
en la tarde todo esto
es ese alimento
que el poeta necesita
para componer sus versos.

Con poco en la tarde,
con poco en el cielo,
con nada nos vamos,
nada hace falta en el otro reino.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: TE PREGUNTARÁS EL POR QUÉ ESCRIBO

Antes de dar cobijo a las palabras,

antes de amasarlas en mi pecho,

te preguntarás por qué escribo,

así lo vengo haciendo

desde hace tiempo.

Quizás no sea nada,
como todos los sábados
me sumerjo

en mis recuerdos.

Así sea de noche

o

de día,

así

todo lo que voy escribiendo

solo sea

aquello

que como pólvora mojada

no mata algo más que no sea el sonido del viento.

Autor: José Vicente Navarro Rubio


POESÍA: LAS MANOS Y EL AGUA

Las manos y el agua
se estrujan
y ella aclara,
pone con su tono,
frío que nos llama, alma,
a  eso que se llama
volver a los orígenes
cada mañana.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: ENTRE NOTAS QUE PASAN

Fue
¿quizás es una trama?
rojo el violín,
como el corazón de una mujer amada,
madera, barniz, cuerdas,
canta la mañana,
entre apagados soplos,
así se escapan
los ecos,
sonidos que claman,
allí donde entre las sábanas
el cuerpo descansa.

Fue una llamada
y el violín
y su música se escapan.

Ella marcha,
lejos,
casi se estampa,
sobre la corteza de los pinos
que en la montaña,
beben de las aguas
de las nubes que por los cielos pasan.

Y suena
çon descaro el violín marca
una silueta sobre el suelo
y es que alza
con su voz rasgada
el alma del aire que lo arrastra.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: LUZ, SOLO LUZ, EN LA MAÑANA


Es como si la luz llegara
para  ser disfrutada,
eso como si los campos
sin ella fueran
tierras enlutadas. Es la luz, es ella la que nos llama,
ya en los albores de la mañana
ella sujeta de los besos
meciéndose sobre las ramas,
es algo así como una cascada,
una flor, una cascara,
piel de naranja,
tomada por los rayos de luz, sobre ella proyectada.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: Y FUE VIOLADA

¿Sus señorías
a que jugaban?

¿Desde el primer día
en que pensaban?

Todo pasó en unos minutos
y todo acabó
con una mujer violada
agredida y maltratada
por una manada.

Son mujeres
y sobre ellas
se aplica con saña
ese código
que disfraza
lo real,
lo que pasa,
con aquello que se llama
usar de la justicia
para hacer con ella lo que da la gana.

Cierto es que fue violada
en una noche para ser olvidada.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POEMA: LA VIEJA PANTALLA DE CINE


La vieja pantalla de cine,
es ahora una tapia.
Antaño lugar de batallas,
besos y tiros,
truenos,
en las primeras horas de la mañana.

Duerme el patio
entre calores,
los fríos no le faltan.

No hay butacas,
escombros y siluetas,
casi de humos sus entrañas
gime el viento a sus anchas.

Allí donde unas sillas de madera se alzaban,
ahora crecen en los pasillos,
entre filas se estampan,
sobre el suelo convertido en piel de sapo croando en una charca,
las primeras hierbas que marcan
el paso de una estación,
ya la primavera enmarcada,
de verdes tonos,
no hay más vaqueros,
ni romeros,
ni enamorados, ni piratas,
ni más proyector
que la luz difusa, blanca,
entre faros de coches que aparcan
cerca de una pantalla,
por la que pasa
la silueta de un gato negro,
espanta,
anunciando  con su llegada
que quizás hay vida humana
más allá de donde la muerte da descanso al alma.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

viernes, 27 de abril de 2018

POESÍA. SON CINCO MÁS CINCO

Todo igual
desde el coche, al domingo,
infinitos los silencios,
algo así como un conjunto
de ideas convertidas en humo.

Cinco dedos, cinco,
desde el más pequeño
hasta el último,
todos ellos en dos manos,
cinco más cinco
y si en algo uno se siente entretenido
son cinco,
todos ellos los dedos
con los cuales comulgo.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

martes, 24 de abril de 2018

POESÍA: A LA LUNA PLENA

Supe y comprendí en el instante
que hay un camino que lleva,
siempre el mismo,
con las mismas cuentas,
hacia ese lugar conocido
del cual no se regresa.

Con la edad se suman penas,
se derraman lágrimas envueltas
en papel de plata con su lazo
quizás así sea
el que vayamos comprendiendo lo dura que es la cuesta,
esa que lleva
de aquí hacia allá
a lo largo de nuestra existencia.

Fue poeta
y a duras penas
pudo el solo con sus penas
escribir sobre aquello de lo que nadie echa cuentas.´

Tiempo y edad,
plenitud y decadencia,
felicidad y lo que se quiera,
lo fácil no interesa
pues lleva
no más allá de donde se llega
cuando se lanza una piedra.

La senda por la que andamos
se pierde de vista
cuando se deja, así se avanza,
así la noche nos llena
y con ella
llegan nuevos días, llegan nuevas experiencias.

A la luna plena,
en las azoteas
de los rascacielos
se toca con ligereza
el alma de lo que es materia.

¿Qué espero?

¿Qué esperas?

De todo un poco
siempre nos queda
un poco de tiempo para echar cuentas.



Autor: José Vicente Navarro Rubio

lunes, 23 de abril de 2018

POESÍA: DE UN VERANO QUE NOS LLEGA

Y fue, así se cuenta
como si una zarza ardiera
y de entre las llamas salieran
voces extrañas anunciando una verbena,
en la playa de los veranos,
allí en la arena
junto a un manantial de botellas,
ron, whisky, ginebra,
todo junto quien pudiera,
en los veranos de su vida
ya la zarza ardiendo,
ya la voz serena
sobre las olas volando ser como las gaviotas,
con sus alas impregnadas de los aires que la llevan,
hacia los mares libres,
de las playas repletas,
de granos de arena.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

domingo, 22 de abril de 2018

POESÍA: MIS PISADAS SOBRE UNA ACERA

No se porque persigo una sombra
ni esta tarde ya pasada he sabido
porque el perro me esperaba
en cada revuelta del camino
como si temiera
que me fuera.

A veces, solo a veces,
a penas,
solo a penas,
crecen los silencios
allí donde brotaban fuentes llenas
en su fondo de monedas.

En poco atino  a saber
que persigo
con esta presencia
la del poema
que corrige mis pisadas sobre la acera.

Ya de vuelta
y casi a duras penas
vuelvo a lo de siempre
a la metafísica y a la lógica certera
de dar por bueno
lo poco o mucho escrito en este poema.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: NO HAY LLAMA SIN FUEGO

Si digo que dicen es que no existe el poema,
no hay llama sin fuego,
ni versos sin entrañas tuyas, las que sean, 
no importa la rima,
no importa la cantidad de silabas 
ni de letras,
solo en el poema subyace lo que piensas.

Uno dice lo que quiere,
cuenta, todas ellas, sus experiencias.

Dicen, solo dicen, 
así lo cuentan
que la eternidad es muerte,
que detrás de cada viaje se abre y cierra una maleta,
ni el frío, ni el miedo ni el cielo saben de estas historias tan viejas.

Autor: José Vicente Navarro Rubio










POESÍA: SON VOCES

Son voces,
solo son palabras
que resuenan
sobre las paredes
pintan
con sus buenas presencias,
sobre el suelo
casi se estrellan,
entran por las ventanas
vienen de lejanas ventoleras,
casi a hurtadillas se arrastran
a través de una gatera
y por una chimenea
se dejan ver
para cuando las brasas calientan
sus posaderas.
Son voces,
son ellas,
tan cercanas
que parecen venir a través de un espacio que las hace duraderas.

Autor. José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: CUANTAS ESTRELLAS

Cuantas estrellas
y todas ellas
en el cielo
saliendo a pastar a las verdes praderas
en esas altas estancias
donde destellan
puntos de luz, casi lentejuelas,
en un vestido de cola,
de una sevillana en plena feria.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: SOLO LA LUZ, SOLO ELLA

Solo la luz,
solo ella,
la farola tan esbelta,
dejando caer rayos que se comen
el polvo de las estrellas.

En la avenida
se deletrean, unas tras otras,
miles de aventuras
de quienes pasan y se llenan
del cántico de las aves
en las copas, casi frutos madurando que de ellas cuelgan.

La persiana raya mis ideas,
la cortina deja
que a través de ella
una luz extraña aparezca
a la misma hora, siempre de la misma manera.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: ECHANDO CUENTAS

Echo cuentas

El tiempo es un estímulo
para poner agravios,
para apuntalar olvidados principios.

Dicen que no pasa nada,
dicen que no peligra la vida de los seres humanos
sobre la faz de la tierra,
pequeño mundo.

Aprieto las yemas de los dedos
sobre un teclado
que convierte las ideas
casi en exabruptos
y así distraigo la tarde
y así el Punjab,
la tierra de los cinco ríos,
me enseña sus entrañas
y con ella hilo.

José Vicente Navarro Rubio



POESÍA: LOS PERROS RELAMEN LOS MINUTOS

Relame un perro un minuto,
casi nada en él,
casi nada,
así caminos juntos,
el perro que descansa
y junto a él
un poeta escribiendo un libro.
Los poemas son
algo así como ladridos
que van construyendo formas
todas con un significado íntimo,
ahora mismo
el perro vigila las sombras que indican la caducidad de un domingo.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: LAS MISMAS PIEDRAS Y EN EL MISMO CAMINO

Las mismas piedras y en el mismo camino,
todo igual,
las zapatillas y el surco,
la hierba que crece,
el tronco duro del olivo,
el agua entre los árboles,
las cenizas consumidas en su destino,
y pasa el silencio
y quien con el dentro de si mismo
se hace un caluroso abrigo.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: DOMINGO Y EN LA LEY QUEDA PROHIBIDO


En el domingo transcurrían
las horas y minutos
cogidos a los brazos,
flores sin fruto,
de los naranjos que habitan
en los espacios en los que conviven
las aguas que se derraman y la tierra que le sirve de sepulcro.
Domingo y en la Ley queda prohibido
todo aquello que no sea rendir culto
al descanso que nos lleva a través del día
hasta allí donde nacen los momentos
con sintonías diferentes,
así nos convertimos en todo aquello de lo cual huimos.
Sobre el árbol
bordes son las naranjas
que resisten los inviernos
así mecidas,
con sus piel dura, solo el viento sabe,
que en ellas habitan los silencios de los campos
cuando el aire a través de la espesura pasa gritando: Vivo.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio


















POESÍA: LA CIUDAD POR DENTRO

La ciudad por dentro
o una silueta
o un sujeto,
pendiendo,
del hilo de cobre, plomo, hierro
de un motor de acero.

La ciudad desde lejos
casi un matasellos
en una postal
que se va lejos,
hasta allí donde las palomas
ponen sus huevos,
en la torre, campanario, tejas y aleros.

La ciudad que se come,
la ciudad hiriendo,
 todo aquello
que hace a los seres humanos, sujetos,
de sus propios pensamientos.

Será por ello
que la ciudad vive
en los recónditos paisajes, en los sueños,
de quienes duermen inquietos, aves son con sus alas abiertas vencejos.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: DE ESOS MOMENTOS


Por ser quizás hubo otros momentos
tan cercanos,
tan llenos
de todo aquello
que sabe a vida y sentimientos
que para mi
no hay otros reinos
que este,
el que tocamos con los dedos,
el que huele a harina de trigo y de centeno,
tan malditos otros instantes
que uno se siente casi cogido de los pelos.

Autor. José Vicente Navarro Rubio


POESÍA: ENTRE MACETAS Y MACETEROS

Pedían agua,
a lo cierto
derrame sobre ellas
cántaros enteros
que la tierra se chupaba
como si le fuera en ello
la vida
que es lo que las raíces buscan,
el fresco
de las gotas de agua descubriendo
nuevos caminos a través de los cuales llegar hasta ese lugar concreto
donde se espera su alimento.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: ENTENDÍ DE QUE IBA, SOLO SABIA ESO

Entendí de que iba,
solo sabía eso,
la vía que se acaba,
la estación con su luminoso letrero,
los andenes vacíos,
un letrero,
el próximo tren sale con destino concreto
hasta allí donde habita
no se sabe ni el como ni como será ese momento,
la materia gris, quizás en ello, nuestros pensamientos.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

LA MUERTE DE EL CARIÑOSO


Edificio de la calle Santa Lucía donde se tendió la emboscada a El Cariñoso. 
El 27 de octubre de 1941, José Lavín fue traicionado y abatido a tiros en un edificio de la calle Santa Lucía DANIEL FERNÁNDEZJueves, 15 marzo 2018, 17:54
tras la caída de Santander en poder de los nacionales, diversas circunstancias llevaron a algunas personas de las zonas merachas y pasiegas a esconderse en los montes; cómo era su vida; las cuevas dónde se refugiaban y cómo era su relación con sus enlaces. Sin duda alguna fue la figura de José Lavín Cobo 'El Cariñoso' la más carismática de todas, cuyas andaduras finalizaron en 1941 tras su muerte.
Todo empezó el 24 de octubre de 1941 junto al barrio Edilla, entre Ceceñas y la Cavada, en la cabaña de dos hermanas conocidas como 'Las Tarolas', en la cual se escondían los miembros de la partida de 'El Cariñoso': Nemesio y Rafael Hazas, conocidos como 'Los Ferroviarios' y Constantino 'El Madrileño'.
Localizados por la Guardia Civil, muertos Nemesio Hazas y 'el Madrileño' y detenidas las dos hermanas, un cumulo de casualidades desembocaron en la detención de un enlace de 'El Cariñoso', Eugenio Escalante, vecino de Angustina. Tras su detención, fue obligado no solo a facilitar información sobre el paradero de 'El Cariñoso', sino también forzado a tenderle una celada que conduciría a su muerte, el 27 de octubre de 1941. En aquellos momentos José Lavín Cobo, cansado del tipo de vida llevada en el monte, estaba escondido en la ciudad de Santander con la intención de huir del país y terminar así con una vida de penurias y persecución. Convivía, en aquel momento, con una mujer, María Solano Otí, de nacionalidad norteamericana, pero descendiente de La Cavada y de la que esperaba descendencia.
Con la muerte de El Cariñoso, la cuadrilla de montaña de Miera quedó casi desarticulada
El 27 de octubre de 1941 cuando estaba esperando la llegada de Escalante para que le pusiera al día de los hechos acaecidos en la cabaña de 'las Tarolas', no podía suponer que ese iba a ser el último día de su vida.
Como nos cuenta Isidro Cicero en su libro sobre este popular maqui: «A las cuatro de la tarde ya está la policía y la Guardia Civil por todos los tejados de los alrededores. Tienen ocupados todos los pisos de la casa número cuarenta y cuatro de la calle Santa Lucía donde está El Cariñoso». Llegado el enlace a la buhardilla, donde se escondía el huido y, ante lo nervioso de su comportamiento, el Cariñoso desconfía; se asoma a la ventana observa el despliegue y se percata de la traición. Viéndose acorralado, y en un último acto de desesperación, se lanzó escaleras abajo disparando e hiriendo a varios agentes, pero nada pudo hacer contra la fuerza policial desplegada, Cayó herido mortalmente a la entrada del portal.
Al día siguiente caerían en Peñacastillo otros tres miembros de la partida quedando prácticamente desaparecida la guerrilla en Miera. Los pocos que quedaban en el monte se reagruparon, más adelante, en la conocida como Brigada Malumbres. María Solano Otí, fue condenada a treinta años, de los cuales cumplió 12 gracias a la intervención de la embajada norteamericana quien la sacó y la devolvió a Estados Unidos. Durante su estancia en prisión dio a luz a una niña: Josefina Solano Otí. Durante gran parte de su vida ha luchado por ser reconocida como hija legítima del guerrillero, consiguiéndolo definitivamente en el año 2012; pasando a llamarse Josefina Lavín Solano; la hija de 'El Cariñoso'. 

Poesia de Jose Vicente Navarro Rubio:

Y cruzó por su mirada
un viento y una rabia,
el frío del día que se acaba
y con él la llegada
entre ponientes que arrasan
de la muerte
entre tiros y cascadas
de gritos que avanzan
en la ciudad que espera levantada
que El Cariñoso marche
hacia nuevas patrias,
ya los montes y montañas,
entre peñas silbando balas,
y en las ramas las cornejas
con sus vistas afiladas
viendo como avanzan
los uniformes y las pisadas
de botas que retumban 
y dejan con sus pisadas
rumores a una guerra que no se acaba.

POESÍA: BIEN POR EL VINO TINTO

Bien por el vino tinto
con coraje,
tan negro, tan azabache
como la sombra que yace
entre tinieblas y oscuridades.

Al primer golpe
se nota
como desciende
por caminos que llevan
a otras partes,
entre paladares, entre rondares, entre trozos masticables,
azabache,
casi perla,
casi enjambre de abejas en una colmena construyendo panales.


La botella con su porte
delicado,
trae la gracia de saberse
en la mesa en la que se esparce,
tanto por uno, así vale,
el golpe de vino,
el vaso que se absorbe.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

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