y así
años tras años,
lluvias,
tormentas
y relámpagos
llegan las noches
con sus descansos
y surgen
como si fueran aguas de un encaño
las mañanas
y con ellas
otra vez el bullicio brotando
en las calles
de la ciudad
en la cual paseando
se encuentra siempre un instante
para pararse destemplado
y mirar en cualquier cristal ahumado
las sombras de las dudas
que van marcando
a quienes viven pendientes
de los años que van pasando en un calendario.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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