Se marchó el autobús
fue el último
de aquel domingo
en que llovía
y la tasca cerrada
por descanso
de sus dueños chinos
no daba ese día cobijo,
a quienes volvían cargados de estímulos
de paso por una calle con un gran edificio
que tenía en la fachada un aviso:
Central eléctrica, PELIGRO.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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