Las Grecas
suenan
a tormenta,
en tiempos de algoritmos,
aritmética vieja,
torpedo de pólvora seca
con cebo sumergido
en las aguas frías de los océanos de la tierra.
Cantan ellas,
a dúo
suenan,
sus gargantas rotas
por culpa del polvo de las estrellas
son algo así como el áspero desierto de Las Vegas.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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