El mar no es nada
solo la silueta rota de una estrella,el sol en llamas,
una voz callada,
el beso de una mujer, la amada,
la muerte llena de extrañezas,
el por qué de una pregunta,
la admiración por una ola arrojada en la playa
El mar no habla,
ni siente,
ni piensa,
ni mata,
es la soga del ahorcado,
el grito de quien se llena en su interior de agua,
la sal diluida en la garganta,
la paz de quien a su vista descansa.
El canto del mar es otra cosa
y en su llamada se llena de contenido una palabra
así los marineros se lanzan
en pos de un claro fin,
en sus viejas barcas,
ya la mar brava
clamando un tributo
que se paga
en los anocheceres
para cuando las corrientes anclan
las embarcaciones en las costas acantiladas.
Un mar bravo
se lanza
sobre quienes sobre las barcas
son algo así
como una caña
en mitad de una ventisca
con sus cuerpos y panzas
danzando en los vacíos que se llenan de la palabra nada
Y a pesar de ello se vuelve
otra vez,
mil veces si hace falta,
a navegar en pos de nuevos horizontes
allí donde nadie osó nunca a poner su mirada.
Viven inmersos en aventuras
los marineros
de todas las edades y patrias,
el mar como hogar
y si hace falta
como tumba fría
con no más flores que las que se lanzan
sobre las aguas,
ya la sonrisa petrificada,
ya los huesos pastrificados
y perdida la mirada
como si en su interior navegara un gran pez esperando su venganza
Tu antes que nada
y así vendrán otros días
y así si hace falta
el mar como fuente de conocimiento
nos encanta con su mirada,
la del pez que se siente presa,
la del alga,
la de los grandes monstruos
de los cuentos y fábulas
Ahora la mar en calma
y sobre sus aguas
quien navega
siente las nostalgias
de los otros días
en que en el mar se buscaba
esa paz que solo se encuentra
allí donde el mar muestra su mejor cara
No, ahora no me falta
y noto su tacto,
sobre mi cara
ya las olas llegando
en manadas
como si fueran toros bravos
sobre las playas.
Fiel es
y tanto a él se le canta
que el mar
si volvemos la mirada
es padre de culturas
que con el viven cual mercenarios sin patria.
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario