Para cuando murió
sin esquelas
ni más cuentos
ni más cuentos
pasó por el cielo,
lamiendo una puesta de sol
tierno,
tierno,
una corneja,
era ella
una amiga vieja
del poeta
sujeto
de su mundo
entre revuelos.
del poeta
sujeto
de su mundo
entre revuelos.
Fue
que tembló el cuerpo,
suspiró
la madre de las estrellas,
dos ángeles caídos
de una cornisa se dijeron
¿que hacemos?
malo es el miedo
y peor el remedio,
los ojos tapados no dejan ver el cielo
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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