Leí a Homero
me dio lastima porque era ciego
no entendí que sus ojos vieran
entre tinieblas y colores negros
como los dioses gestionaban
loa vaivenes que se daban en el mundo que el nos dejó en sus obras impreso.
Hector y Aquiles,
escudos, lanzas y flechas de metal dulcificado, casi acero,
y un mar casi fosa de lamentos
abierto a los infinitos espacios donde construyen sus castillos los héroes muertos
en largas batallas, siglos enteros,
peleando en el Peloponeso.
Autor: José Viente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario