La fuerza de la lluvia
irrumpió
y con su lamento
convirtió a la noche
en un gran concierto,
ahora el pianista,
luego el clarinetista,
por cierto
el guitarrista
que era ciego
colgaba de una nube
y tocaba entre bostezos
una sonata de entretenimiento.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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