Pasó
y se marchó
lejos.
La tormenta
llevaba
en su interior
sueños
y era
en la noche
tal
su lamento
que
se fundió
en unos abrazos
tiernos
con todo lo que tocaba
y por eso
fue que se oyó
te quiero
y hubieron,
dicen
las crónicas
de este suceso,
besos.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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