Las madres no quieren recordatorios
ellos solo necesitan
para seguir siendo madres todos los días
una pequeña sonrisa,
igual da la hora, el instante,
solo eso que se diga
que alguien se acordó de su madre,
que la quería.
El dos de mayo
podría ser cualquier otro día
y a pesar de ello no cambiaría
el contenido
que lleva como carga de dinamita.
Es la madre,
la amada,
la sentida,
el punto y final de partida,
se nace sabiendo que la madre es tu vida
y se muere pidiendo
ir a los brazos de la madre
en la otra vida.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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