Y habían silencios
y se lamía la muerte,
la punta del acero
entrando fuerte
en el cuerpo herido
ya el alma ausente
de quien sabiendo que muere
no entiende
el porqué el destino
ese que veloz corre
se ha convertido en llama de fuego caliente
que recorre los caminos
y se detiene
en aquellos lugares
donde murió en un lance
un capitán poeta leal a sus gentes
AUTOR: José Vicente Navarro Rubio
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