¿Y qué pasa
porque saque por toda enseñanza,
que el velo de la noche
empapaba
los perfiles de las ventanas
desde donde el poeta recitaba
que se alzaban
vapores que se condensaban en sus entrañas?
Nada,
¡de todo esto
nada!
no quedará
por no quedar
nada,
ni el silencio
que es lo último que se marcha,
ni en la bahía
las sonrisas de las aguas
ya abierta su panza
para recordarnos que está embarazada
y es por ello
que hay que cuidarla.
Aprendamos a escribir,
a llenar páginas
con toneladas de palabras,
y hagamos de esa ciudad,
en que no,
es nada
de nada,
y nos mira
con cara de indignada,
la ciudad de la esperanza,
en la que puedan brillar los ojos de quienes se aman.
Parques son
en los que se alzan
estatuas,
que sirven para recordar
que en esos lugares se entablan
desde siempre batallas,
entre las estatuas
en sus pedestales alzadas
y los árboles esperando la llegada
de las nuevas primaveras con ganas.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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