Un mar recio
y unos seres investidos
de la gloria
que da
el saberse
únicos.
Quedan
los silencios
en los puertos
desde los que salen
los navíos
para hacer suyas
una aventura,
para traer de regreso
tesoros
con que pagar
el precio que supone
creer en Dios
y no ser castigados
por romper el orden establecido.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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