Los cafés de buena mañana
saben mejor,
se masca en ellos,
todavía el día entre escaparates,
la textura de la noche,
llevan en su interior
el negror creciente
de los relámpagos cuando decaen
y de los abismales lugares
donde reinan los silencios
que sirven de consuelo a quienes viven
siempre pendientes
de que todo vuelva a ser lo de antes.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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